lunes, 20 de junio de 2011

Pido una disculpa

Cuando algunos medios de comunicación manipulan lo acaecido en las manifestaciones de los indignados hasta el punto de usar las imágenes de los disturbios en Grecia para acusar al movimiento ciudadano de violento, o cuando los acampados denuncian la infiltración de grupos que intentan provocarla, cuando la razón es para quien la compra y la verdad para quien la busca. Cuando la democracia es una campaña de marketing, puede que alguien piense que hacer una rectificación para dar un mejor contexto a una foto pueda parecer una estrategia poco afortunada.
Sin embargo, la estrategia que se sigue en este blog es buscar y acercar la verdad sin tener siquiera la pretensión de alcanzarla.
En anteriores post se ha publicado la foto de la carga de los Mossos d'Esquadra contra un indigente durante el desalojo de indignados de la Plaza Cataluña. Aunque la imagen no está manipulada, parece que otra foto realizada desde un ángulo diferente nos da una perspectiva menos dramática de la situación.
No deberíamos ser víctimas o vehículos de ninguna manipulación, y aunque esa piedra pueda hacer pared, no creo que al final haya mucha diferencia si construimos otra pared que sustituya a la existente, usando los mismos materiales.

martes, 14 de junio de 2011

Peor que la injusticia


Vuelvo a esta foto porque es un símbolo de lo que está ocurriendo en todo el mundo.
Los policías que apalean al indigente durante la carga contra el movimiento de la #spanishrevolution en Barcelona, no han sido apartados de sus funciones: la actuación ha sido defendida a ultranza por su responsable político. De forma parecida a como hemos salvado y pagado la quiebra del sistema financiero.
En una sola foto tenemos resumido el principio neoliberal: "privatizar ganancias y socializar las pérdidas", en una imagen sin eufemismos y sin maquillaje mediático. También nos permite entender en una simple mirada lo que significa socializar las responsabilidades. Un principio que fácilmente nos aboca a la xenofobia, a la corrupción y a una búsqueda de chivos expiatorios entre los mas afectados por la quiebra del sistema.
No queremos ser los apaleados por el fracaso del sistema, pero tampoco queremos convertirnos en matones y dar un espectáculo fraticida a los césares que nos han proporcionado este circo sin pan. Podemos elegir la indignación.


Peor que la injusticia
Lo peor de la injusticia, con ser lo mas doloroso, no es el daño moral, sino que en la confusión entre víctima y victimario acabamos premiando a quien se encargará de proseguir con sus crímenes, aumentando el reguero de víctimas que queda tras sus actos. No permite solucionar ningún problema, sino agravarlo hasta lo intolerable.
El estallido de la burbuja financiera y la protección a ultranza de los culpables, está produciendo en todo el planeta un negro abismo de desigualdad e injusticia, pero a su vez está ocultando una enfermedad muy grave, un hecho objetivo al que no podemos sustraernos.
La llegada del crash del petróleo trae consigo una reacción en cadena que va hundiendo las economías de los países comenzando por las más débiles. Responder con un plan que actúe sobre las causas y no sobre los efectos, exige un cambio de paradigma en la economía mundial para adaptarla al decrecimiento económico. Pero necesita de un tiempo de adaptación del que no disponemos.
Peor que la injusticia, son sus consecuencias: necesitamos de la solidaridad para salvar este barco. Necesitamos parar a los que se empeñan en desmantelarlo para construir su propio bote salvavidas.

sábado, 11 de junio de 2011

El imperio de la ley y el ocaso de la justicia

Los juicios de Nuremberg sirvieron para demostrar a muchos ingenuos que la Ley y la Justicia son cosas muy diferentes y a menudo contrapuestas.
Porque a veces pensamos que nuestra sociedad se rige por unos principios éticos universales. Pero no es así. Nos regimos por la Ley. Nadie es culpable de nada solamente por haber trabajado en Auschwitz. Ocho mil personas trabajaron en Auschwitz, diecinueve fueron condenadas y solo seis acusadas de asesinato. Porque para que podamos hablar de asesinato, hay que demostrar que hubo intención. Es la Ley.
La Ley nunca se pregunta ¿estuvo mal? sino ¿fue legal? y eso, no partiendo de las actuales leyes, sino de las leyes de cada época.

Muy pocos seres humanos en este mundo, han visto satisfecha su sed de justicia. Pero todos conocemos el yugo de la ley. Pocos sistemas económicos son tan desvergonzadamente injustos como nuestro actual modelo neoliberal, su lema: "privatizar ganancias y socializar las pérdidas". Del egoísmo como motor de la economía, pasamos a la Ley como medio para garantizar la impunidad y la injusticia.

Se podría decir que cuanto mas oímos hablar a nuestros gobernantes de la Ley y menos de la Justicia, mas cerca estamos de un estado totalitario.

Porque cuando no tenemos Justicia, solo queda la Ley, cínica, soberbia y mercenaria.

Firmado: Anonymous

jueves, 9 de junio de 2011

El sistema se ha colgado pero ¿dónde?


Ante todo hagamos una reflexión ¿por qué cuando se habla del sistema surge tanto nerviosismo, tanta inquietud? El sistema parece algo mas abstracto que el gobierno, la democracia o las leyes. Podría parecer en un principio que cualquier enfrentamiento con el sistema es una batalla perdida contra un fantasma.
Pero es precisamente en un análisis sistémico donde quedan en evidencia todas las estafas y errores de nuestro modelo económico globalizado.
Nuestro planeta es un sistema cerrado, intercambia energía con el espacio exterior pero la gravedad impide el intercambio de materia. Exceptuando por supuesto, la caida de algún meteorito o el despegue de algún cohete espacial, algo insignificante. Algunos piensan que dar varias vueltas al planeta lo hace mas grande, que dar muchísimas lo hace infinito. Sin ánimo de ofender, me temo que esto es rotundamente falso.
¿A qué vienen semejantes obviedades?
Porque igual que cuando penetramos en un bosque dejamos de ver el bosque, cuando nos encontramos inmersos en el sistema, dejamos de ver el sistema. No está localizado en ninguna parte concreta y a la vez está en todas. Supongo que tiene cierto parecido con el concepto de Dios. No podemos verlo, está en todas partes, incluido en nosotros mismos y estamos sujetos a sus leyes. Perder la perspectiva sistémica puede llevarnos por tanto a una distorsión completa de la relación causa y efecto. Pero ¿dónde está el truco en esa carambola según la cual la mayoría debe responsabilizarse de las decisiones de una minoría interesada?. Esa distorsión que presenta a las víctimas como culpables y las injusticias como males innecesarios e inevitables.
Es hora de llamar a las puertas del sistema de sistemas, Gaia.

Nuestro sistema ha mostrado la fatídica pantalla azul, el sistema se ha colgado, pero ¿dónde?. ¿Estamos ante un error fatal y hay que reiniciar? ¿Qué es lo que hay que corregir? ¿Viene nuestro sistema con un error de diseño y es inevitable conseguir uno nuevo cuanto antes? ¿Es posible la reparación sin apagarlo? ¿Podemos aceptar sin mas las sospechosas artimañas de los grupos de poder económico? Y aún nos que la pregunta mas inquietante ¿qué futuro nos depara nuestro sistema?

Firmado: Anonymous

miércoles, 1 de junio de 2011

Jauría: Cuando los mercados invierten en fascismo.

Antes y después.
Las fuerzas de seguridad bien entrenadas, bien pertrechadas, bien alimentadas y bien pagadas. No haya recortes presupuestarios para los defensores de las libertades, de la paz ciudadana y del orden social (que quede claro lo que a cada cual corresponde). La mano derecha de la democracia. Podemos despedir a nuestros médicos, sisar el sueldo a quienes se ocupan de la educación de nuestros hijos, pero ¡cómo prescindir de nuestros funcionarios mas ejemplares!, aquellos que con su conducta marcan la pauta que deben seguir los inspirados de un nuevo régimen.
Tan encomiable diligencia, fruición en el desempeño de funciones, no ha podido ser colmada para todos nuestros valerosos y aguerridos defensores del orden. Algunos han llevado su frustración a la red donde han expresado textualmente que después de ver a sus compañeros Mossos d'Esquadra "hincharse a pegar palos durante seis horas" no han podido disfrutar de semejante recreo. Pero no piensen ustedes que nuestros guardianes carecen de sensibilidad, análisis mucho mas eruditos centran las críticas a nuestros indignados, en su deplorable estilo de jóvenes "perroflautas" y de estética "okupa" o mendigos posmodernos, convirtiendo así, la carga policial en un nuevo movimiento artístico.

Los afectados por la actual crisis económica empiezan a ser conscientes de que jamas serán tenidos en cuenta por los mercados, a no ser que dispongan de una acertada campaña de imagen, dado el actual auge del eufemismo.
Puesto que el hambre ha sido sustituida por la seguridad alimentaria en grado de insatisfacción aguda, ilustramos este post con un siempre sugestivo contraluz de tales situaciones.

Pero para los amantes de la iconografía religiosa y el arte sacro, mejor ilustrar el efecto del hambre sobre los mas afectados, los niños. Con una imagen de la Madonna que represente a los mil millones de seres humanos cuya vida permanece amenazada por los eufemismos.


Firmado: Anonymous


lunes, 30 de mayo de 2011

¡¡¡ REZAD, REZAD, INDIGNOS !!!

Los milagros económicos existen en la misma medida que existen los santos en el mundo financiero y empresarial.
Con el tiempo, estos milagros se revelan como estafas.


Reunidos en actitud de recogimiento. Arrodillados frente al Poderoso, cada cual exhibiendo su sumisión, su contrición por las posibles ofensas que pudieran haber provocado su malestar. Entonando las súplicas, mostrando su entrega y disposición a obedecer cualquier orden. Despojados de la propia voluntad. Rogando el mandato, la palabra para ser cumplida y ejecutada con diligencia. Rogaban por sí mismos, por sus hijos, por sus amistades, por sus familias, para que no les faltara las provisiones con que habían llenado la despensa del Poderoso.
Apenas asomó por la puerta, la multitud clamaba, ya la misericordia, ya la condena de los infieles.
El Poderoso miró con desdén a aquella raza de castrados. Seleccionados quirúrgicamente desde tiempos inmemoriales por otros poderosos en cada oleada de represión sobre aquellos que mostraron algún atisbo de rebeldía. Una raza de seres predispuestos a la obediencia. Le habían servido bien, pero nada podía enaltecer aquella indolencia, aquella incapacidad para indignarse, para exigir y exigirse el respeto como seres humanos.
Finalmente se dirigió a la multitud que se había congregado a saludarle.

-¡Rezad, rezad, indignos! Indignos de mi palabra, indignos de mi atención, indignos incluso de mi ira. No os preocupéis sin embargo, os concederé la esclavitud que tanto solicitáis, la esclavitud que habéis forjado con vuestras rodillas ensangrentadas.
Matad ahora a vuestro prójimo, perseguid al necesitado, violentad a vuestras mujeres, devorad a vuestros hijos como ya habéis hecho con su futuro, robad en vuestra propia casa, sed ahora los dioses de vuestro propio infierno.

Y el Poderoso mandó cerrar las puertas de la nave. Repletas las bodegas con todo lo que pudo arrebatar a los estafados. Estafados en su buena y en su mala fe. Los motores se pusieron en marcha y la nave alzó el vuelo. Rumbo al paraíso fiscal.

Firmado: Anonymous

jueves, 26 de mayo de 2011

España en transición

El egoísmo ha envejecido de golpe, después de haber devorado el futuro de todas las gentes, de todos los países, de todos los seres vivos del planeta.
Porque de eso se trata, de futuro esquilmado, de ver morir el futuro en nuestros jóvenes, en nuestros hijos, en nuestros nietos. La mirada miope, la mirada incapaz, se aferra patética a los despojos de la belleza mientras los jóvenes la levantan, la gritan, con esa conmovedora ingenuidad que solo poseen quienes tienen en su mano cambiar el mundo.
Se puede vivir sin dinero, pero no se puede vivir sin belleza. Ahora que perdemos todo lo que tenemos, nos enfrentamos a la verdad de todo lo que somos. Ese es el futuro. Lo que somos desnudado de parafernalias. El egoísmo emigra con su dinero en busca de paraísos fiscales y las gentes, burladas por todos los parásitos del mundo, estafadas en su buena y en su mala fe, se quedan a solas con lo que son. Mientras los muchos se atreven a jugar la última partida de ruleta rusa, con tres mil balas en el tambor y un solo hueco sin daño, los menos buscan el futuro en lo que queda: el capital humano.
Y empezamos a descubrir sorprendidos que no necesitamos parásitos, que somos todo lo que hace falta para construir un nuevo mundo. Que la vida está en nosotros y en la indolencia la muerte. Que ahora que empezamos a caminar se abren ante nosotros nuevos caminos.
Cuando hemos decidido tomar el timón de nuestras vidas la misma Tierra se ha convertido en navegable.

Firmado: Gaia

lunes, 23 de mayo de 2011

La democracia a la intemperie


Ese es el espíritu del 15M. Con cientos de miles de familias en situación de desaucio solo podemos hacer democracia a la intemperie.
El movimiento del 15M no pretende ganar el juego democrático sino exigir que se dignifique y que no se desvirtúe. Exige una democracia real.
¿Estamos oyendo-leyendo los análisis?
Todo se reduce a quien ha ganado o quien ha perdido. Las elecciones se han convertido en una casa de apuestas y los medios de comunicación en una agencia de pronósticos. Los análisis ya han renunciado a indagar las causas de la crisis.
¿Que proyectos tiene la oposición para garantizar derechos básicos reconocidos constitucionalmente como el trabajo, la educación, la sanidad y una vida digna?
Mas de un millón de familias carecen de ingresos, los jóvenes no tienen futuro y esta crisis económica se revela ya como el comienzo de un anunciado crash tras el cenit del petróleo. La izquierda ha acabado interiorizando el mensaje único de la derecha: esta crisis no es mundial, es todo culpa del gobernante en funciones. No hay propuestas creíbles por parte de la derecha y tampoco por parte de la izquierda, porque estamos ante algo mas que una de las típicas crisis del capitalismo.
Lo peor de la derecha no es que haya ganado sino que tampoco tiene soluciones. Y eso es lo que atisban quienes se concentran en las plazas.
Conseguir que los políticos sirvan a la población y no a la inversa es el espíritu de la democracia misma. Ganar no es servir. La constitución reconoce el derecho a la vivienda, al trabajo, a la salud y a la educación. Seamos una oposición continua y seámoslo en la calle.
Eso se llama democracia participativa.
La corrupción no es sino una sofisticada ingeniería del delito. Una estafa a la democracia sirviéndose del poder (y el sueldo) que se otorga para gestionar aquello que es público y común. Y las listas del partido opositor están llenas de imputados. La interpretación que se hace en titulares es que la población avala la corrupción y olvidamos que la estafa es un delito de engaño basado en la buena fe de la gente.
El movimiento del 15M parte de una constatación muy lúcida: el partido en el poder ha hecho una política contraria a su programa electoral porque los mecanismos e inercias del modelo económico tampoco hubieran permitido mucho margen de actuación. Nuestros políticos no controlan esta crisis. Solo nos avergüenzan con su actitud de apuestas sobre quien gana a quien en unas elecciones.
Lo que deba ir a las urnas que vaya a las urnas, lo que deba llevarse a la calle, que en la calle acampe.
Ya estamos en la calle, esto es democracia a la intemperie.

viernes, 22 de abril de 2011

La crisis del egoísmo

El egoísmo marca los límites de la inteligencia individual.
Se oye con demasiada frecuencia que estamos ante una crisis de valores, aunque para las élites económicas solo cuentan los que cotizan en bolsa. Pero no nos engañemos, esta profunda crisis económica está mostrando la incapacidad de los valores propugnados por nuestro sistema económico para gobernar el mundo. El egoísmo como motor básico de la economía, solo ha funcionado mientras hemos parasitado y expoliado recursos naturales propios y ajenos. No solo eso, hemos expoliado el futuro de nuestros hijos y descendientes, hemos cavado su tumba.
Consideraciones morales aparte, el mayor problema que presenta el egoísmo para resolver problemas reales es la visión miope y sesgada de la realidad que provoca, una incapacidad para abordar problemas que superan una cierta escala. Imaginemos que damos un vehículo con el depósito repleto de combustible a varias personas. Nuestro primer beneficiario resulta ser tan egoísta que apenas consumido el carburante desecha el vehículo. Un segundo beneficiado es mas inteligente y sigue repostando y usando el vehículo hasta que sufre la primera avería, tras la cual también abandona el vehículo. Pero un tercer beneficiario bastante mas inteligente repara las averías y solo cuando el vehículo termina su vida útil desecha el vehículo. Y ahí se nos acaba la inteligencia. Pocos son los que se plantean el reciclaje de los valiosos materiales con los que está construido nuestro vehículo y evitar así a nuestros descendientes y a nosotros mismos, un futuro de recursos agotados, contaminación, esclavitud y miseria.

El egoísmo solo es una forma de inteligencia a corto plazo.
Probablemente esa sea la causa de nuestra carencia de inteligencia colectiva. Si tuviésemos un mínimo concepto de nuestra supervivencia como civilización no caeríamos en un error de perogrullo como pretender un crecimiento infinito en un planeta finito. Tiempo hace que hubiéramos diseñado un modelo económico estacionario como el que ha regido la vida en el planeta durante millones de años. Pero nuestro modelo económico ha impuesto como doctrina irrefutable que el egoísmo de unos y su tendencia a acumular sin control, beneficia a todos y en última instancia al resto de la sociedad. En un sistema finito, eso solo es posible concentrando la riqueza en unas pocas manos y expoliando hasta el agotamiento el patrimonio vital común para contentar al resto de la población con las migajas del botín.
Solo una sofisticada planificación de ingeniería social ha hecho posible semejante disparate basado en tres pilares fundamentales: propaganda, obsolescencia programada y financiación.

El egoísmo es el motor del colapso.
¿Que ocurre cuando los que manejan el mundo acaban creyendo sus propias mentiras? Un naufragio del que esperan salir airosos en lujosos botes salvavidas.
Es la visión a corto plazo la que nos impide ver el precipicio hasta que tenemos un pie en el aire, e incluso nos puede hacer pensar que cuando caemos, en realidad volamos, aunque en realidad solo sea una manera de negar que hemos perdido el control de la situación.
Si tuviera que dirigirme a alguien y solo pudiera hacerlo con un número pequeño de personas, no elegiría entre los millones de personas que perderán la vida en el colapso, sino a aquellos que se consideran seguros, parapetados en la riqueza acumulada y les diría que nos les servirá de nada, que el egoísmo les impide ver que sin el sostén de aquellos a quién han parasitado no serán mas que náufragos condenados a una agonía solitaria.

sábado, 16 de abril de 2011

Sin tiempo: Oil crash

Por activa y por pasiva los científicos nos llevan avisando desde hace muchos años que nuestro modelo de vida es insostenible y aunque nuestro sentido común nos advierte de la insensatez de mantenernos en un modelo de crecimiento infinito, llevamos demasiado tiempo dejándonos arrastrar, atrapados en hipotecas que nos atan para toda la vida, en una obsolescencia programada para forzarnos a consumir si o si y finalmente mediatizados por unos medios de comunicación condicionados al servicio del consumo.
Estamos inmersos en una crisis económica de alcance global y la propuesta oficial es neoliberalismo salvaje, poner a la venta los servicios básicos de la sociedad, privatizar los estados y esperar. Si, esperar. Trabajar mas y cobrar menos, entregarlo todo para que los mercados ¡confíen! y que surja un milagro que permita seguir con el crecimiento infinito. A veces me pregunto como se puede comulgar con semejantes ruedas de molino.
En junio de 2010, Gaspar Llamazares realizó una pregunta al gobierno sobre el cénit de la producción mundial de petróleo y el escándalo de los confidentes de la Agencia Internacional de la Energía. La respuesta es cualquier cosa menos satisfactoria, pero resulta mas preocupante si cabe, su llamada a la prudencia para evitar alarmas públicas innecesarias. Desde el gobierno se espera por tanto que sean los mercados y no la población quien decida su propio futuro tomando conciencia sobre la contingencias que les depara el futuro inmediato.
El llamado crash oil provocará un colapso generalizado de nuestra sociedad, algo que en buena medida ya está ocurriendo. Pienso que la población sí debería estar informada de aquello a que nos enfrentamos, porque la confianza, aunque sea la de los sacrosantos mercados, no produce energía, no hace brotar petróleo de la tierra. Son las grandes corporaciones las que están jugando a esquilmar a la población, antes de retirarse con los bolsillos llenos y dejarnos con nuestra confianza en los mercados enfrentados al colapso. El lema "privatizar ganancias y socializar pérdidas" no es mas que una adaptación de "toma el dinero y corre" y una burda estafa. Recomiendo descargar esta presentación sobre oil crash, donde Antonio Turiel, doctor en Física Teórica por la UAM (1998) y científico titular en el Institut de Ciències del Mar del CSIC, nos hace una excelente exposición del problema.

Son necesarias muchas cualidades en el ser humano para afrontar el colapso. Creo que una de las mas importantes es disponer de una visión sistémica que nos sirva para discernir la dirección en la que QUEREMOS ir y congeniarla con la dirección en la que PODEMOS ir.
En términos de crecimiento económico solo tenemos tres posibilidades:
Seguir creciendo: Descartado. Existe un número cada vez mayor de países que han sobrepasado su particular pico del petróleo, entre ellos Estados Unidos, que tuvo su cenit hace mas de 30 años. Pero ha seguido creciendo con el petróleo de otros.
Estado estacionario (que nos dejen como estamos): El peak-oil, el pico de otras materias primas, degradación medioambiental, etc impiden mantener el actual ritmo de vida.
Decrecer: Si o si. Pienso que decrecer no es una opción, es una consecuencia inevitable, en la que ya estamos inmersos. Pero las políticas que se están planteando no van encaminadas a permitir la transición al conjunto de la población sino a la "salvación" de una elite: aquella con mayor responsabilidad en la tragedia.
En realidad solo podemos elegir, con un margen cada vez mas escaso, como decrecer. También podríamos tener cierta capacidad de maniobra para diseñar un modelo estacionario que no implique la muerte termodinámica del sistema planetario, el colapso de la sociedad humana y el punto sin retorno del cambio climático.
Convendría recordar que somos seres vivos y como tales, tener en cuenta que la riqueza de este planeta es precisamente la vida, esa singularidad que permite la autoorganización de la materia en seres vivos tan complejos como el propio ser humano. Los movimientos de transición están en marcha pero el tiempo se agota, y en esta espera estéril perdemos la oportunidad de optar por un cambio menos traumático. El capitalismo y su crecimiento infinito son cadáveres que solo pueden ofrecernos corrupción.

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