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sábado, 2 de diciembre de 2017

Los límites biofísicos: en el ángulo muerto de nuestra visión de la realidad. Publicado en "Autonomia y Bienvivir"

Quienes hablamos sobre el colapso de nuestra civilización, del cambio climático, de la crisis energética o un mundo sin petróleo y además lo hacemos con profusión de gráficos y citando serios estudios científicos, corremos sin embargo, el riesgo de presentar el colapso como algo nunca visto. Y quizá sea así a escala planetaria. Pero a escala local, de países o regiones, puede que solo lo veamos como historia repetida, como un retorno a viejos errores y conflictos. Un motivo para ello es que, por lo general, el impacto de las civilizaciones contra los límites biofísicos está ausente de los relatos históricos u oscurecido por la épica. Dicho de forma resumida: Los límites biofísicos están en el ángulo muerto de la representación de la realidad política, histórica, económica, legislativa y mediática. Y si no tenemos referencias causales físicas, la mente humana solo busca culpables. Así pues, es necesario preguntarse por la trascendencia en nuestro momento histórico de ese espacio ciego y cómo encontrar un modelo que pueda sernos útil para hacerlo visible

Podemos comenzar esta tarea con un símil entre las leyes humanas y las leyes de la Naturaleza. Dado que nuestras leyes son muchas y complejas acercamos su estructura, que en nuestro tiempo se sintetiza en forma de Constitución política. También en la Naturaleza podemos encontrar una ley de leyes, algo asimilable a una Constitución: las Leyes de la Termodinámica. Aparte de ser inmunes a la complejidad, son extremadamente relevantes y reveladoras cuando de límites biofísicos hablamos. Como las paredes de una habitación, los límites, lejos de molestar, son fuente de orden y de estructura... salvo para quien intenta sobrepasarlos a cabezazos. Lo lamento por quienes piensan que la ley de la selva está regida por la competencia y el darwinismo social y que habrá un bonito podio para quienes consigan eliminar a sus congéneres y resto de seres vivos. El éxito descontrolado tiene su reverso tenebroso en la dinámica de poblaciones. Así pues, si establecemos una jerarquía sobre las leyes naturales y humanas, no sería el darwinismo sino la Termodinámica la que estaría en la cúspide.

Decía Einstein que un modelo debe ser tan sencillo como sea posible y tan complejo como sea necesario. Toda representación de la realidad es incompleta, pero reconocida la limitación, estamos preparados para realizar mejores y mas útiles aproximaciones. Podemos por tanto usar modelos termodinámicos para chequear fallos y contradicciones en los análisis basados en parámetros y variables económicas, sociales, políticas, legislativas, etc mediante representaciones lo mas isomórficas posibles. Podemos indagar así la "inconstitucionalidad" de nuestras normas, leyes o aspiraciones respecto a la "Constitución" Termodinámica. Esta técnica sencilla fue la utilizada para iniciar la búsqueda de una solución a la Paradoja de Jevons.

Usando isomorfismos a partir de modelos termodinámicos podemos chequear si determinados modelos no físicos entran en contradicción o se encuentran (o se encontrarán) con límites biofísicos, pudiendo ser útiles para caracterizar los marcos de lo posible.
A partir de este esquema inicial simple, lo siguiente fue caracterizar un sistema termodinámico abierto en relación al crecimiento físico real y buscar sus correlaciones con el modelo económico. Lo mas difícil quizá sea encontrar en nuestro modelo económico equivalencias con unas variables biofísicas que han sido eliminadas deliberadamente. Por suerte, en este caso concreto, Jevons ya había realizado este trabajo mediante observaciones empíricas por lo que el desarrollo del artículo solo necesitaba de aplicar el sentido común con fines divulgativos.

La caracterización de un sistema termodinámico abierto en relación al crecimiento físico y económico puede ser de gran utilidad para establecer los marcos de lo posible.
Los inconvenientes del proceso seguido es que es muy impreciso en cuanto a sus conclusiones y desde luego no sustituye (ni lo pretende) al análisis político, económico, social o legislativo, pero podría permitirnos enmarcar esos análisis dinámicamente. Y eso es mucho en tiempos de confusión generalizada y manipulación mediática ejercida con el máximo descaro.

Cuando el sistema ya no dispone de energía para crecer ni mantenerse

Un sistema como el actual capitalismo globalizado, está compuesto por una gran cantidad de sistemas menores que es posible caracterizar según variables geográficas, económicas, sociales, etc. Puesto que el crecimiento económico es condición imprescindible para que pueda funcionar, es útil plantearse lo que ocurre cuando ya no hay energía neta para que pueda crecer o mantenerse a escala global y se han agotado los márgenes para mejorar la eficiencia. En este caso, el crecimiento de unos subsistemas solo es posible a costa del decrecimiento de otros. Es el comienzo del canibalismo sistémico. Estados Unidos y Europa han respondido a la crisis mediante los llamados alivios cuantitativos, inyecciones de liquidez y otros eufemismos que se pueden describir en términos profanos como el equivalente a "imprimir dinero". El efecto conseguido no ha sido crear riqueza ni recursos, sino redistribuirlos con un aumento generalizado de las desigualdades sociales en el mundo. No solo acentuando las diferencias Norte-Sur sino también apalancando la extracción de recursos renovables con otros no renovables llevándolos mucho mas allá de su capacidad de carga. Lo que se obtiene con ello es la conversión de recursos renovables en recursos no renovables y finitos, agravando mucho más la situación en el avance hacia el colapso. Está claro que la opción correcta sería usar los recursos que no se renuevan en recuperar y sostener aquellos que si lo hacen y que serán en última instancia aquellos que nos queden. Es decir, deberíamos de dejar de hablar de conservación de la Naturaleza y lanzarnos a un ambicioso plan de recuperación de recursos renovables, manteniendo las áreas protegidas como reservorio de biodiversidad. Solo así podríamos llegar al final del descenso energético con posibilidades de mantener una civilización garantizando a su vez la conservación efectiva de lo que aún nos queda.

Caracterización de un sistema termodinámico con la variable tiempo. En este caso no solo incluimos la energía sino también la materia (recursos).


 A una escala mas local, como un país o una región, las políticas son mas concretas y los efectos mas evidentes. Desde el punto de vista económico se ha apostado por salvar lo definitivamente insalvable: los bancos y el sistema financiero. Ya se ha dicho muchas veces que el préstamo con interés necesita de un crecimiento infinito que entra en conflicto palmario con las leyes de la Termodinámica. Así pues, también a escalas locales se muestra el canibalismo sistémico, suavizado por la redistribución global propiciada por los "alivios cuantitativos", mediante la desigualdad social y la destrucción de las clases medias. Llegados a este punto parece que ya no pudierámos hacer nada, pero incluso en fases avanzadas del colapso hay sistemas que deben crecer y otros que desaparecerán de forma controlada o mediante colapso. Es decir, el decrecimiento conjunto, incluso controlado, mostrará asimetrías en subsistemas que no solo pueden crecer, sino que deben crecer para que el impacto de un largo y penoso colapso sea los mas llevadero posible. Así, la agricultura local no dependiente de recursos finitos debe crecer en detrimento de la agricultura industrial kilométrica dependiente de combustibles fósiles, los pueblos deberían crecer y las grandes urbes disminuir su población... Pero también deberemos evitar otras asimetrías que matan y nos dejarían inermes frente a los profundos cambios que vendrán, como ocurre con las desigualdades sociales.
Hay una resiliencia que construir y debemos entender y asumir que la sostenibilidad no es imposible, es inevitable. Todo el esfuerzo y los recursos que usemos en sostener lo insostenible no hace mas que restarlos a la necesaria transición. La Naturaleza no es artífice de otro castigo que las consecuencias de nuestros actos. Si quemamos un bosque tendremos un erial, si plantamos árboles tendremos un bosque.

La pretensión de este artículo no es convencer a economistas, sociólogos, políticos, religiosos, historiadores, legisladores, periodistas, élites o mayorías mas o menos silenciosas, de la existencia de los límites biofísicos, sino sugerir algunas herramientas de visualización de la mano invisible de la Termodinámica en las diversas representaciones de la realidad. El objetivo es que, como ocurre con un parabrisas transparente que se hace cada vez mas opaco y visible por las vísceras de los insectos estrellados contra el impenetrable cristal, no sea necesaria la destrucción absoluta de la sociedad y la civilización humana para que terminemos aceptando y corrigiendo nuestros errores.
Y que cada persona pueda indagarlos por sí misma.

Publicado en "Autonomia y Bienvivir"

viernes, 24 de junio de 2016

Mas allá de la izquierda y la derecha: política en la tercera dimensión (II)

En situaciones de gran desigualdad, en la "democracia" de mercado donde las personas tienen tantos votos como euros o dólares, la demanda y el modelo productivo quedan secuestradoss por la capacidad adquisitiva y la desigualdad económica. Así, los faraones construyeron pirámides y murieron de inanición los esclavos.

Desde los sacrificios humanos para conseguir mejores cosechas, quemar por brujería a la vecina porque se nos ha agriado el vino, lanzar doncellas a la lava ardiente para evitar erupciones volcánicas, el llamado juicio de dios u ordalía, sacar en procesión a los santos para que llueva...  mil y una irracionalidades que tienen una cosa en común: asignar a las relaciones físicas de causa y efecto, una dinámica de crimen y castigo. Después, mediante el recurso de los chivos expiatorios se trasladan responsabilidades desde los que detentan poder y ejercen las acciones, a quienes las sufren. ¿Hablamos de religión? Si. Pero también de política y de dogmas económicos como la "socialización de pérdidas" de la derecha neoliberal, agarrados al darwinismo social como a un clavo ardiendo para imponer un abismo de desigualdad que nos lleva al colapso.

Inmersos en una crisis económica de la que no se analizan causas, de unas políticas de expiación llamadas de austeridad, estamos ante una construcción del discurso político y económico que lleva al extremo de criminalizar  a los voluntarios que se ofrecen a ayudar a los refugiados, tratándolos como traficantes de personas. La crisis y el descenso energético tienen su propia mano invisible en la economía y la política. No descubrirla a tiempo nos lleva a contemplar al prójimo como el enemigo a batir. Las máquinas nunca heredarán la Tierra aunque esos sean los temores de Stephen Hawking, para funcionar necesitan de un suministro de energía y materiales en declive. Skaynet se quedará sin suministro eléctrico. La importancia de hablar también de petróleo y energía, cuando todo el mundo habla de izquierda y derecha, de disparate y corrupción financiera, hace necesario aportar una tercera dimensión que subyace en los seísmos financieros pasados y los que están por llegar.

Primera dimensión: distribución de la riqueza.

Posiblemente el rasgo mas distintivo que diferencia izquierda y derecha sea la tolerancia o no, a la desigualdad en la distribución de aquellos bienes elaborados por la sociedad, de sus libertades y responsabilidades. En el caso del actual neoliberalismo que nos gobierna, estamos en el extremo de esa derecha: máximo poder con mínima responsabilidad. La socialización de pérdidas que lo caracteriza, necesita de una criminalización de la pobreza para justificarse moralmente. Este principio genera una retrolalimentación positiva en la acumulación, no solo de riqueza, sino de medios de producción y de control de la sociedad como son los medios de comunicación. A diferencia del liberalismo clásico, el neoliberalismo no rechaza el control de los estados, sino que lo toma.

La izquierda actual apenas aflora temerosa políticas keynesianas, ante una acusación mediática de extremismo por parte de quienes son incapaces de plantearse una pérdida de privilegios. Sin embargo, como bien dice Stephen Hawking, la ambición ciega la inteligencia y nos lleva a comportamientos mucho mas estúpidos de los que nos creíamos capaces.

Segunda dimensión: producción de la riqueza y sistema financiero.

En situaciones de gran desigualdad, en la "democracia" de mercado donde las personas tienen tantos votos como euros o dólares, la demanda y con ella el modelo productivo, quedan condicionados por la capacidad adquisitiva y la desigualdad económica. El sistema productivo queda secuestrado y se dedica a fabricar pirámides para que los faraones construyan su monumento funerario, mientras mueren de inanición los esclavos.

La trampa de la deuda lleva inexorablemente a la ruina, a una desigualdad extrema
 y a la destrucción del sistema productivo en favor del sistema especulativo financiero.
El papel del sistema financiero, es sin embargo clave a la hora de explicar cómo se produce el colapso. El crecimiento económico necesita también de un consumo de energía creciente. Cuando ese crecimiento ya no es posible físicamente, mantener el sistema financiero a toda costa, conlleva que este termine fagocitando al sistema productivo. Las deudas no se degradan, no se agotan como los recursos, sino que crecen sin parar. Que se este pagando a día de hoy por prestar dinero, es un indicio de cómo los mercados se ven afectados por la mano invisible de la termodináca.

La izquierda se encuentra ante tales contradicciones, que a veces ofrece espectáculos patéticos cuando se la ve llorando su añorado capitalismo. La utopía de una socialdemocracia, devoradora de recursos naturales pero incapaz de una globalización de derechos sociales, se revela castrada por la hipocresía. Incapaz de defender también de forma efectiva, los derechos y recursos que habrían de respetarse para las generaciones venideras. Esa hipocresía, aflora en la facilidad con que sus votantes cambian a la extrema derecha.

Tercera dimensión: recursos físicos y ecológicos

Quizá lo mas preocupante no sea tanto lo que diferencia a la izquierda y la derecha, sino aquello que las une: la misma percepción mítica del sometimiento de las leyes de la Naturaleza a las leyes económicas humanas, por encima de toda evidencia. Es difícl percibir agotamiento de recursos cuando los ricos hacen ostentación de abundancia y hasta hace pocos años parecía que el mercado lo podía todo y el crecimiento económico nunca se detendría. Cuando hablamos a alguien sobre el pico del petróleo piensa ante todo en su coche, no en sus hijos ni en sí mismo.

Se podría decir que el Instituto de Tecnología de Masachusets (MIT) es el referente mundial a la hora de conectar el mundo académico y científico con el de la industria y la economía. Pocos institutos pueden presumir haber tenido o tener entre sus miembros a 85 premios Nobel. El Club de Roma encargó al MIT un informe sobre los límites del crecimiento que fue publicado en 1972 y del que se han realizado varias revisiones, la última en el año 2012. Mas de cuarenta años después, seguimos fielmente el peor de los escenarios: el escenario donde no se hace nada por evitar el desastre. Ni los modelos económicos ni políticos consideran en toda su profundidad las consecuencias del agotamiento de recursos y como estos les afectaran. Hablamos de la destrucción del planeta como si vivieramos en la luna. Como si Wall Street fuera un templo inexpugnable. Mientras, la pérdida de recursos sigue contabilizando en el haber del PIB.

La derecha parece que tiene las cosas claras, mantener los privilegios de una minoría aún a costa de toda la población. Y rezar para todo lo demás. Sin embargo algunos piensan. El propio papa de Roma cree que no será suficiente. Mientras, crece la sombra de la corrupción y podredumbre, un crimen económico organizado, también mas allá de la izquierda y la derecha, mas allá de toda ley, regla, ideología o creencia, incluso mas allá de su propia legislación. En ese lugar donde ya nadie confía en nadie y la complicidad apenas sostiene impunidades, la salida es enfrentar a la población, impedir que las calles vuelvan a llenarse de gentes cogidas de la mano. Repartir pistolas para aligerar pasaje.

La izquierda siempre ha tenido en la razón un baluarte. Pero los medios de comunicación se constituyen hoy en la máquina del fango. Ante la mano invisible de la termodinámica, crece la violencia y la confusión en todos los ámbitos. Quizá por ello, llegar a alguna parte exige la premisa de librarse del peso de ese fango. Puede que necesitemos convencernos de que podemos ser mejor de lo que somos. Y disfrutarlo. Nunca hemos dispuesto de tantos medios para comunicarnos. No necesitamos mas ancho de banda sino mejores mensajes y mejores intenciones. Necesitamos que los líderes políticos no nos prometan ganar, sino servir. Hemos llegado tan lejos en el despilfarro, que no imáginamos con lo poco que se puede vivir dignamente. Tenemos medio pie en el abismo, pero otro medio pie puede alejarnos del peligro. Y necesitamos despertar.

Comunismo capitalista, canibalismo económico u otro lugar en el mundo.

Cada vez resulta mas difícil distinguir entre economía y crimen organizado. Los principios neoliberales han destruido el necesario equilibrio entre libertad y responsabilidad. El principio según el cual, cuando los ricos ganan, las ganancias les pertenecen, pero cuando tienen pérdidas las comparten graciosamente con el resto de la sociedad, da lugar a la retroalimentación de este particular comunismo capitalista, el círculo vicioso de la ley del embudo en el que estamos inmersos y cuyo resultado no puede ser otro que el colapso de la sociedad.

La llegada de los límites del crecimiento económico y la incapacidad de ver la mano invisible de la termodinámica, nos empuja a buscar culpables donde hay causas y chivos expiatorios donde existen responsabilidades en el ejercicio del poder. Es necesario incluir una tercera dimensión en los análisis políticos y económicos, o pasaremos del sueño a la pesadilla sin siquiera haber despertado.

domingo, 9 de noviembre de 2014

¿Solución a la Paradoja de Jevons?: Energía para la transición

LA NATURALEZA DEL PROBLEMA: LÍMITES Y OBJETIVOS.

No hay viento favorable para el barco que no sabe dónde va.
                                                                                           Séneca

Las paradojas son con frecuencia fruto de la relación entre objetivos y los medios para lograrlos. La realidad está plagada de irregularidades, de condicionantes y de límites, y si viajamos en un barco puede que el mejor camino para llegar a un puerto sea bordear un continente. Podríamos preguntarnos por la ciencia que estudia el establecimiento de los objetivos, pero no existe tal ciencia, la ciencia ya tiene su propio objetivo: buscar la verdad. Cierto que la cibernética y la Teoría General de Sistemas han aportado mucho al estudio de sistemas teleológicos, que en un principio era y aún sigue siendo parte de la metafísica, la ética y la religión. Pero somos las personas y las sociedades quienes, en definitiva, y de forma mas o menos condicionada hemos de responder a una pregunta tan sencilla como esta: ¿para qué?
En la práctica, las disciplinas del conocimiento mas cercanas al establecimiento de objetivos en una sociedad son la economía, la política y la religión o la ética. La ciencia no tiene todas las respuestas, la religión tampoco, pero siempre podemos sucumbir a la tentación de cerrar el turno de preguntas. Al fin y al cabo, el objetivo del poder no es que todo el mundo tenga acceso a la verdad, sino el dominio.
La energía tiene mucho que ver con el poder: nada podemos sin energía. Por eso la Física, la ecología y la biología tienen mucho que decir cuando la "ciencia" económica no informa correctamente a la sociedad de las consecuencias de mantener el crecimiento infinito como objetivo en sí mismo. Y quizá también en la política, cuando las élites dominantes, presas de la estulticia, de la histeria y de la miseria moral, invocan el sacrificio humano para inmolar en su hoguera el objetivo del bien común que debería caracterizarla, para dilapidar el poco tiempo y recursos de que aún disponemos en intentar mantener un poco mas el modelo económico que otorga sus privilegios. Porque no solo los objetivos bien intencionados están sometidos a paradojas, también lo están los objetivos malvados o egoístas. No somos seres sociales con emociones altruistas o solidarias porque creamos en unicornios de color rosa, sino por pura ventaja en la supervivencia. Con frecuencia partimos del prejuicio de que la maldad o el egoísmo son inteligentes y que la bondad o la solidaridad son estúpidas o ridículas. Preguntémonos por ejemplo por los costes de un poco de solidaridad en la gestión del actual brote de ébola en sus inicios, y en los que está teniendo y tendrá en un futuro para toda la humanidad.

SOLUCIÓN A LA PARADOJA DE JEVONS
La paradoja de Jevons es irrefutable en la medida en que lo son los hechos a los que hace referencia, sin embargo, los hechos son historia, lo que los convierte en leyes o tendencias mas o menos deterministas es que se repitan dadas circunstancias similares sin que podamos hacer nada por evitarlo. Pero como veremos, la paradoja de Jevons, también llamada efecto rebote, no es una ley física, sino que depende de los objetivos que demos al sistema, de que el sistema pueda crecer físicamente y de que tomemos o no, las medidas políticas y económicas para contrarrestarlo. Tampoco tiene por qué significar algo negativo, dicho de otro modo, podemos intentar evitarla o aprovecharla, puesto que afecta a todas las fuentes de energía. Así, si el pico del petróleo marca el fin del crecimiento físico de esta fuente de energía y hay otras fuentes renovables que aún pueden mejorar en eficiencia y que aún no han llegado a sus límites, las ganancias en eficiencia tanto en su uso, como en su obtención (TRE) serían un efecto clave en el proceso de sustitución de unas fuentes por otras. Y todo esto aún dentro del actual paradigma económico. También hemos de tener en cuenta que los límites afectan de forma diferente a las fuentes renovables y no renovables. Mientras que para los recursos finitos la llegada a los límites marca el comienzo de su declive y su tendencia a cero, los recursos renovables explotados de forma sostenible pueden mantenerse en su máximo de forma indefinida. Por tanto, las implicaciones de llegar al límite de un recurso no renovable son muy diferentes de llegar al límite de un recurso renovable usado de forma sostenible.

La paradoja de Jevons tiene importancia para discernir las dificultades en la sustitución de unas fuentes de energía no renovables y finitas, por otras renovables y sostenibles, pero llegados a los límites del crecimiento de una fuente de energía el efecto rebote simplemente ya no puede darse, salvo mediante el apalancamiento en el crecimiento de otras fuentes.


En realidad, una vez llegamos al límite de una fuente de energía carece de sentido preocuparse porque la eficiencia pueda provocar un crecimiento en su uso. Cuando los sistemas dinámicos llegan a sus límites, su comportamiento puede ser muy diferente al habitual. Llegados a este punto, se da la paradoja de que el efecto rebote puede dejar de ser un problema y formar parte de la solución. Lo que en este momento debe preocuparnos es la caída en la disponibilidad de energía neta para la sociedad y en el caso de los combustibles fósiles, el grado de sustitución que pueden aportar las energías renovables y la dependencia actual que tienen de dichos combustibles, el uso insostenible de las mismas y curiosamente la eficiencia en su obtención(TRE) y uso. Debe preocuparnos que funciones vitales para el ser humano como la producción y distribución de alimentos en nuestra agricultura industrial dependan totalmente de los combustibles fósiles como ya alerta un informe de la ONU. Debe preocuparnos que el sistema financiero en una economía en recesión solo puede mantenerse fagocitando al sistema productivo y generando exclusión social y un abismo de desigualdad económica.
Nos acercamos a un cambio de fase, al punto donde un disparo en una calle , una niña tocando el tambor en un mercado, o quizá la mas elemental de las criaturas como puede ser un virus o la inmaterialidad de un meme, pueden marcar la dirección en que se mueven los acontecimientos, el efecto mariposa donde lo que hasta ese momento resultaba sumamente improbable puede cambiar su suerte. Sería bueno tener algo que decir a nuestros hijos cuando nos pregunten qué hacíamos cuando su presente estaba en nuestras manos.

EFICIENCIA, AHORRO Y CRECIMIENTO

Para un sistema funcional podemos dividir la energía consumida total en dos conceptos: la energía necesaria para su mantenimiento y la invertida en su posible crecimiento. Sin embargo la segunda ley de la Termodinámica impide obtener un 100% de aprovechamiento, por lo que siempre tendremos una cantidad mas o menos grande de energía perdida. Este modelo sería escalable y con las debidas precauciones podría servirnos para caracterizar a un ser vivo, a un país o a nuestro sistema capitalista globalizado.


La paradoja de Jevons dice formalmente que aumentar la eficiencia disminuye el consumo instantáneo pero incrementa el uso del modelo lo que provoca un incremento del consumo global. Dicho en otras palabras, en un sistema en crecimiento, los esfuerzos en la eficiencia terminan invertidos en crecimiento, con lo que a la larga obtenemos un mayor consumo y no un mayor ahorro. Por tanto, las propuestas de eficiencia que no cuestionan el crecimiento económico, terminan provocando un mayor consumo de recursos. Jevons descubrió este principio a partir de la observación empírica.

El pico del petróleo marca el momento a partir del cual ya no podemos obtener el petróleo ni la energía que procede del mismo de forma creciente. El impacto que tiene sobre la economía es fácil de deducir teniendo en cuenta su importancia estratégica: si nuestro modelo necesita obtener energía de forma creciente, el pico de esa energía, marca inevitablemente el fin del crecimiento económico. Pero veamos el papel que representa la eficiencia en este proceso.



El destino de la energía ahorrada en eficiencia depende de los objetivos que se den al sistema. Si el objetivo es el crecimiento obtenemos la paradoja de Jevons. Si el objetivo es mantener un modelo estacionario entonces la eficiencia consigue reducir los costes de mantenimiento del sistema. Si necesitamos un cambio de modelo podemos invertir la ganancia de eficiencia en los costes de transición.

El sistema dispone de energía para crecer y elige crecer: El excedente de la energía liberada por la eficiencia se emplea en crecer. Pero un sistema mas grande necesita mayor energía de mantenimiento, con lo que la energía total consumida aumenta en el siguiente ciclo. Paradoja de Jevons.

El sistema no dispone de energía para crecer pero puede mantenerse (pico de la energía neta):  El pico de la energía define el momento en que el sistema no puede obtener energía de forma creciente. Así, el sistema podría crecer limitadamente solo a costa de la eficiencia.

El sistema ya no dispone de energía suficiente para crecer ni mantenerse: La ganancia en eficiencia solo puede convertirse en crecimiento si antes ha cubierto los costes de mantenimiento. Cuando esta condición no se cumple el sistema entra en fase de colapso y degradación. Momento en el que se encuentra actualmente España, Europa y el mundo, si prescindimos de manipulaciones estadísticas. La realidad es mucho mas compleja porque no tenemos una sola fuente de energía, sino varias y se encuentran interrelacionadas. Porque no estamos ante un sistema simple sino ante una gran cantidad de sistemas y susbsistemas abiertos. Pero las leyes de la termodinámica son inmunes a la complejidad de los sistemas. Entonces ocurre, que si en un sistema seguimos manteniendo el crecimiento económico como objetivo en sí mismo, este solo puede producirse a costa de acelerar el decrecimiento de otros, entrando en una espiral de canibalismo sistémico donde hoy somos comensales y mañana menú, hasta que no queden comensales o al menú le salgan los dientes, se revele y todo sea sangre y excrementos.

Es hora pues de cambiar el chip a modo catástrofe que parece el mas relacionado con la solidaridad y dejarnos de eufemismos que ya no engañan a nadie. Tenemos un enemigo común, pero no es el ahorro y tampoco la eficiencia, y debemos hacerle frente antes de que se active el modo guerra o el modo derrota y como en un trastorno bipolar pasemos de un optimismo fundamentalista a un derrotismo entregado.

Sobrevivir a un descenso brusco y brutal de la energía disponible para la sociedad ya no puede hacerse depurando procesos sino prescindiendo de ellos. La eficiencia por tanto, es un pilar básico tanto en la transición como en el establecimiento de un nuevo modelo. En cuanto al ahorro conviene recordar que no ahorramos para no consumir, sino para regular el consumo en el tiempo, ya sea para obtener potencia o para afrontar tiempos de escasez. La expresión "lo que no consumas tú, lo consumirá otro" no es necesariamente cierta ni negativa. Lo que sí podemos afirmar es que lo que nosotros consumimos ya no pueden consumirlo otros. Así, los recursos usados para restaurar un pueblo abandonado ya no podrán ser usados en construir o mantener autopistas. El combustible que usemos en la maquinaria para reforestar un erial y convertirlo en un bosque ya no podrá ser usado para talarlo. El dinero que gastemos en construir una escuela ya no podemos gastarlo en fabricar un tanque. La energía que usemos para la transición no podrá ser usada para mantener el BAU. El tiempo que dedicamos a trabajar por un mundo mejor ya no podrá ser pasto de la indolencia. Puede que esto resulte insuficiente para llegar a una meta pero siempre contará como paso hacia adelante. Los marcos de lo posible son entornos dinámicos que se van estrechando aceleradamente dejándonos cada vez menos opciones. Como a un vehículo al que se le agota el combustible cada vez podemos elegir menos lugares adónde ir. Al menos eso tiene la ventaja de que cada vez tenemos menos cosas sobre las que estar en desacuerdo... siempre que tengamos la información correcta.


CONCLUSIÓN
Las cosas están mal, pero la paradoja de Jevons no es una ley Física. Es un problema de asignación de objetivos a corto plazo sin tomar en cuenta lo que pueda ocurrir en el largo plazo. Sin embargo, la asignación de objetivos no puede ni debe ser decidida por la ciencia. El objetivo de la ciencia es buscar la verdad e informar a la sociedad lo mas certeramente posible de las consecuencias de optar por un objetivo u otro. La cura no es tanto jarabe de experto como de sensatez y responsabilidad colectiva. Sin embargo, lo que nos dicen las paradojas es que las intenciones, buenas o malas, no garantizan que las cosas resulten según lo esperado. Eso no significa en absoluto, que las intenciones, el establecimiento de los objetivos, sean algo irrelevante. Es mucho mas fácil destruir que construir, porque para construir, para avanzar en sentido contrario al principio de entropía, hace falta energía, inteligencia y contención.
Seguiremos afrontando paradojas. Habremos de cuidarnos de que las distopías se  conviertan en profecías autocumplidas. Salvar a las personas puede que exija olvidarse de permanecer en el Titanic y fletar los botes salvavidas, no consumir la semilla que necesitamos hoy para poder obtener la cosecha mañana. Y pueda que hoy esto nos parezca impensable, pero el tiempo es un recurso que no podemos acumular y tampoco detener. Lo que hace inevitable el desastre es que no hagamos nada por evitarlo. Lo que hacemos definirá mejor lo que somos que aquello que tenemos.
Además de la energía abundante, el medio que nos ha permitido llegar hasta aquí ha sido nuestra facultad para entender, sin embargo, el objetivo ha sido crecer y dominar. Sería una pena que sacrificáramos nuestra inteligencia arrastrados por el mismo deseo de dominio.

Referencias:
Efecto rebote. Wikipedia. Inglés.

jueves, 4 de septiembre de 2014

¿Por qué los economistas no entienden esta crisis económica? Diez razones.


La teoría del mercado actualmente dominante valora principalmente las preferencias humanas y no tiene en cuenta los costes físicos y ecológicos ni sus límites. En realidad, es la ecología, la ciencia que parte de principios termodinámicos bien fundamentados, y no de la fe o la confianza en un modelo económico, la que mejor entiende el problema de los límites.
De forma muy resumida, se podría decir que la incapacidad de los economistas para entender esta crisis económica, se debe a la dificultad para aceptar los límites físicos en la extracción de recursos, renovables o no, y las consecuencias de la actividad económica sobre la biosfera. Negando o minusvalorando esta interacción no aceptan ni entienden el impacto de estos límites sobre la economía global. Puede el lector dar un paseo por los blogs y publicaciones de economía mas representativos del actual capitalismo globalizado para valorar el numero de artículos y su influencia, sobre temas tales como el pico del petróleo o el descenso de la biodiversidad. Las visiones mas críticas avisan del impacto de la economía sobre la biosfera o el cambio climático, pero no tanto del impacto de estas transformaciones sobre la economía. En buena parte, eso se ha debido a que los beneficiarios de estos impactos en la biosfera han sido los países ricos, que son a su vez los que proveen de economistas al mundo, mientras que los daños o externalidades, han caído sobre los países pobres. También puede deberse a una visión antropocéntrica según la cual las leyes de la naturaleza se someten a las leyes de los hombres, negando la realidad. ¿Pero cuales son las leyes de la economía? Resulta que son bastante cambiantes y diferentes para los diferentes modelos productivos. Se podría decir que son objetivas mientras funcionan. Así, la presunción de un crecimiento económico infinito sobre un planeta y recursos finitos, puede funcionar mientras no se alcanzan los límites del sistema. Llegamos así a la primera de las obviedades.

1.- Patrones históricos: Es habitual en los análisis económicos, tomar como referencia patrones históricos. Pero nos encontramos en una situación que no tiene antecedentes en la historia de la humanidad, la validez de tales análisis resulta por tanto bastante dudosa. Tomar entonces como referente las leyes de la Física que rigen en los límites de un sistema, parece lo mas sensato para establecer los marcos de lo posible.

2.- Sustitución de recursos agotados: Según la teoría de mercado no hay problema con el agotamiento de recursos, porque cuando un recurso se agota, el mercado siempre encuentra un sustituto. Y en cierta medida eso es cierto, el petróleo es perfectamente sustituible, de hecho buena parte del petróleo actual es sintético, pero lo que no puede sustituirse por otra cosa es la energía. Y precisamente lo que están fallando son las fuentes de energía. El concepto de fuente de energía está ligado al de Tasa de Retorno Energético (TRE). Así cuando la energía obtenida de una fuente, por ejemplo los biocombustibles, es igual o menor que la empleada para obtenerlo, la fuente deja de serlo y obtenemos un sumidero de energía.
En cuanto a la sustitución de los servicios prestados por la biosfera y su biodiversidad, la economía de mercado no puede sustituirlos y se limita a destruirlos o agotarlos. La tecnología no puede sustituir a la vida. La disminución del capital natural y su degradación a escala planetaria se encuentran en su punto mas alto, justo cuando mas los necesitamos.

3.- Trabajo y Energía. Los esclavos energéticos: En economía solo se considera como trabajo la energía invertida por el ser humano. Sin embargo, desde el punto de vista físico, el trabajo humano es de la misma naturaleza que el trabajo realizado por una máquina o un animal. De hecho, y de la misma manera que se usa el caballo de vapor (CV) como unidad de potencia equivalente a la proporcionada por estos animales de tiro, también podemos recurrir al concepto de esclavo energético como la potencia equivalente a la desarrollada por un ser humano bien musculado y alimentado. Según la visión de la economía neoclásica el trabajo es, junto con el capital y la tierra, uno de los tres factores de producción. Lo que diferencia al análisis físico del económico, es que desde un análisis físico podemos visualizar el grado de dependencia de nuestro modelo económico de los combustibles fósiles y la dificultad o imposibilidad de este modelo, para generar una transición a un nuevo modelo evitando el colapso. Así, en un país como España, disponemos de unos 40 esclavos energéticos por habitante, que trabajan para nosotros 24 horas al día, que pasarían a ser 120 si nos acercamos a la capacidad real de un ser humano y solo lo hicieran 8 horas diarias los 365 días del año. En EEUU serían 360 esclavos por habitante, trabajando 8 horas diarias durante todos los días del año.

4.- El pico del petróleo: La mayor parte de los economistas olvidan la ley de los rendimientos decrecientes cuando de petróleo se trata. Algunos piensan que el factor limitante es la cantidad de petróleo que existe bajo el subsuelo, pero esto no es así. El petróleo no se acabará nunca, pero dejará de ser una fuente de energía cuando la energía empleada para obtenerlo sea igual o mayor a la energía destinada para producirlo. Por otro lado, tampoco podemos extraerlo siempre al ritmo que deseemos. Pero los problemas comienzan cuando la oferta no puede satisfacer a la demanda. Prueba de ello fueron las crisis del petróleo de los años 70. Pero ahora enfrentamos la misma crisis a escala global y nuestro problema es que no disponemos de otro planeta para proceder a su expolio.


5.- Eficiencia y TRE (Tasa de Retorno Energético): Los economistas conocen bien el concepto de eficiencia. Sin embargo el concepto y las implicaciones del concepto de Tasa de Retorno Energético, TRE, con frecuencia se les escapa. Lo sorprendente es que la TRE, es un concepto muy sencillo. Toda sociedad necesita de energía para la producción de los bienes necesarios para su existencia. Pero también necesita energía para obtener esa energía. Aplicamos el concepto de eficiencia en los procesos de producción y consumo. La eficiencia de cualquier proceso tiene un límite y se mide en tantos por cien. Sin embargo, la TRE resulta del cociente de dividir la energía obtenida por la energía empleada para su obtención. Esta energía empleada es la que corresponde a la suma de todos los procesos implicados, desde las prospecciones, extracción, transporte, procesado, distribución, comercialización y venta. Los modelos económicos estandar no hacen tales distinciones, por lo que a los economistas les resulta difícil valorar, con las herramientas obtenidas en su plan de estudios, las consecuencias que tiene la crisis energética en la economía.

6.- La paradoja de Jevons: La paradoja de Jevons dice formalmente que aumentar la eficiencia disminuye el consumo instantáneo pero incrementa el uso del modelo lo que provoca un incremento del consumo global. Dicho en otras palabras, en un sistema en crecimiento, los esfuerzos en la eficiencia terminan invertidos en crecimiento, con lo que a la larga obtenemos un mayor consumo y no un mayor ahorro. Por tanto, las propuestas de eficiencia que no cuestionan el crecimiento económico, terminan provocando paradójicamente un mayor consumo de recursos. Jevons descubrió este principio a partir de la observación empírica.

7.- La necesidad de crecer: Todos los economistas de los modelos estandar coinciden en la necesidad de crecimiento para poder mantener el actual modelo económico. Existe, sin embargo, una fuerte correlación entre PIB y consumo de energía y podemos decir que el crecimiento económico necesita, de un consumo creciente de energía. La llegada del pico del petróleo supone que la fuente de energía mas importante de nuestra sociedad ya no puede obtenerse de forma creciente. Además, tras un periodo de estancamiento de la producción comenzará el declive acelerado de dicha producción.
Los esfuerzos en eficiencia tienen, como hemos visto, un efecto parcial y a corto plazo. Por lo que el declive energético lleva a un decrecimiento económico global inexorable.

8.- Factores de producción. ¿Tecnología sin energía?: Los recursos que se emplean para producir bienes y servicios constituyen el capital. En la economía moderna se considera la tecnología como un factor de producción especialmente relevante en que la maquinaria proporciona la fuerza en la producción mecanizada y tecnificada. ¡Un momento! ¿Hemos dicho la fuerza? No podemos exigir a un economista que sea experto en Física pero sí que tenga al menos unas nociones básicas. Quitemos las baterías a nuestros dispositivos móviles y demás aparatos, cortemos el fluido eléctrico y cerremos las gasolineras. Veamos qué producción obtenemos. Pensemos por un momento en el valor de todo nuestro capital tecnológico sin la energía necesaria para hacerlo funcionar. No solo eso, pensemos en que cada maquinaria está diseñada para aprovechar un determinado tipo de energía. Cambiar de modelo, aún disponiendo de la energía suficiente sería muy costoso. Estamos obsesionados con el coche eléctrico. Pero ¿tendremos también tractores eléctricos en la agricultura o maquinaria pesada a tracción eléctrica?

9.- Desigualdad y crisis energética. El planeta es un sistema cerrado: Con frecuencia, los análisis económicos parten de un solo país, o de unos pocos países. Sin embargo, en un sistema globalizado y en una crisis que tiene repercusiones globales, las relaciones entre energía y economía aparecen mas nítidas a escala global. La destrucción de la demanda causada por el declive de la producción de crudo afecta en mayor medida a aquellos países mas dependientes del mismo en su mix energético. Las políticas de austeridad están provocando una fractura social en los países en crisis, con un crecimiento de las desigualdades económicas y la exclusión social. Hemos de tener en cuenta que en un sistema cerrado no hay intercambio de materiales con el exterior y los costos medioambientales no pueden ser evitados mediante externalidades.

10.- Desinformación y mercado: endogamia ideológica: Una de las condiciones que exigen muchos modelos de mercado es que no haya problemas con la información. Pero la concentración de poder económico en pocas manos ha llevado al control de los medios de comunicación por parte las grandes corporaciones. Tenemos una gran abundancia de información pero su calidad es mas que cuestionable, marcada por un protagonismo de la publicidad que, desde luego, no se limita a informar objetivamente al consumidor. La información mas veraz va quedando a disposición de quienes puedan pagarla, lo que no garantiza que se interesen por aquello que no desean saber. Esto parece contradecir la experiencia de información gratuita, a través sobre todo de internet. Pero esa gratuidad no existe, los costos están sostenidos en última instancia por la publicidad. A su vez esta publicidad está sostenida por su rentabilidad e influencia sobre el consumidor. Esto genera un bucle que excluye o debilita la información que cuestione o perjudique a corto plazo el modelo de mercado, mientras que potencia y selecciona aquella información que lo refuerza. Resulta difícil, por ejemplo, que un periódico publique artículos que avisen de la llegada del pico del petróleo, cuando se financia en buena medida a través de anuncios de automóviles.

CONCLUSIONES
Lo que hace que el colapso sea inevitable es que no hagamos nada por evitarlo. Alguien dijo que todos sabemos muchas cosas, pero sabemos cosas diferentes. Es evidente que quienes mejor conocen nuestro modelo económico son los economistas y los que mejor conocen la realidad del mundo físico sean los físicos, o los que estudian otras ciencias como la ecología. Es necesario un dialogo que compense a todos de lo que falta en los planes de estudio. El apremio desde el punto de vista físico viene dado por la necesidad de que la humanidad se una en un frente común ante a un problema de límites físicos. En mi humilde opinión, es la única forma de evitar que la sociedad se descomponga y degrade, buscando en el otro la causa de sus males. Y así termine, agonizando en un caos de conflictos armados y sociales y de degradación mediombiental, en un viaje a ninguna parte. Sin embargo, no podemos cambiar de vía sin bajarnos del tren. Dejar que las leyes del mercado regulen la destrucción de la demanda es como dejar que las leyes de flotación regulen el naufragio.

Publicado en ssociólogos

viernes, 25 de abril de 2014

Renovable no significa sostenible.







Con frecuencia, asociamos el concepto del uso de energía y recursos renovables a la sostenibilidad de nuestro modelo económico. Es desde luego condición necesaria, pero no suficiente. Decir que un recurso es renovable significa que pasado un tiempo después de su uso, el recurso vuelve a estar disponible. Para ello es necesario que los materiales usados se reciclen y que la energía invertida en el proceso proceda de una fuente renovable como nuestro Sol. Si no se reciclan los materiales o el recurso se usa a una velocidad mayor de la que se regenera, pasado un tiempo el recurso declina y se agota. A veces, ese tiempo puede abarcar varias generaciones, como ocurre en el caso del petróleo. Además de esto, en nuestro modelo productivo las diferentes fuentes de energía y recursos se hayan profundamente relacionadas en una interdependencia que eleva el riesgo de colapso del sistema si una de ellas declina y la transición a otro modelo no se realiza a tiempo. Así pues, aparte de otros factores, es una cuestión de tiempo y de escalas de tiempo. Esto nos lleva a una cuestión moral: ¿Tenemos derecho a saquear el futuro de nuestros descendientes? ¿Tenemos la obligación moral de dejar un mundo igual o mejor que el que hemos heredado para las nuevas generaciones? Porque de eso trata en definitiva la sostenibilidad, de supervivencia en el tiempo de nuestra civilización, de nuestra sociedad y de que la abundancia del presente no se consiga a costa de la escasez futura, de que los padres no vivan socavando los recursos que ya no estarán disponibles para sus hijos y de que los hijos no tengan que maldecir a sus padres.
Algunos comentarios al gráfico:
Renovable y sostenible: Tendríamos que aprender mucho de los pueblos y culturas que nuestro modelo económico ha destruido y sometido a esclavitud, de su cosmovisión y de su filosofía de vida: sobrevivir y ser felices en el intento. Lo mas cercano a renovable y sostenible es un modelo que sea también justo y solidario, la vida de los imperios está limitada por la finitud del botín. Por eso los economistas no quiere oír hablar de termodinámica. Pero no solo es necesaria la simbiosis del ser humano con la Naturaleza, también de los seres humanos entre sí. Necesitamos algo mas que ciencia, necesitamos conciencia.
Renovable pero insostenible: Pesca industrial, ganadería industrial y agricultura industrial, vitales para el ser humano y todas ellas dependientes de un flujo creciente de combustibles fósiles. La mayor parte de las energías renovables, fotovoltaica, eólica, biomasa, etc se apoyan fuertemente en combustibles fósiles además de poseer una Tasa de Retorno Energético muy baja. El crecimiento infinito en un sistema finito solo es una patraña que contradice los fundamentos de las Ciencias Físicas.
No renovable pero sostenible: En un principio podría parecer contradictorio. La solución está en no sostener nada que sea vital o imprescindible con recursos no renovables, especialmente cuando empiezan a declinar o a dar señales de agotamiento.
No renovable e insostenible: La gravedad del problema y el riesgo de un colapso cada vez mas cercano se deben, no solo a que estamos extrayendo los recursos del planeta de forma insostenible, sino que además estamos usando para ello fuentes de energía no renovables y para colmo basamos la producción de nuestros alimentos en este modelo. Después de haber atravesado el pico de producción del petróleo hemos tropezado con los límites del crecimiento a escala global. Solo quedan dos caminos: un vergonzoso canibalismo económico de ricos sobre pobres o una transición inteligente y sensata, que será mas dura cuanto mas tiempo permanezcamos indolentes. ¿Qué hay que hacer? Destinar los recursos que aún nos quedan para crear las estructuras que aseguren que las funciones imprescindibles al ser humano como la obtención y distribución de alimentos para todos se basen en recursos y energías renovables y sostenibles.


El derrumbe ya ha comenzado, pero no sabemos cuanto durará. La salida siempre ha estado ahí, pero no es una cuestión de genialidad, es mas bien una cuestión de sensatez.

domingo, 17 de febrero de 2013

La Segunda Ley

Sabemos por la Primera Ley de la Termodinámica que la energía no puede destruirse, pero sin embargo, en nuestra experiencia cotidiana sabemos que la energía se gasta. La factura de la electricidad, la del gas, lo que nos cuesta el combustible del vehículo, son pruebas de ello. Pero no es igual gastar que destruir. También gastamos el agua y tampoco la destruimos en el proceso, pero una vez usada vemos que se ensucia o contamina. También observamos que si intentamos lavar una prenda de vestir limpia con agua sucia solo conseguimos que la suciedad del agua pase a la ropa. La contaminación pasa del lugar mas contaminado al que está limpio. En realidad lo que podemos limpiar con el agua no depende tanto de la cantidad total que tenemos, sino solo de aquella que tiene suficiente grado de pureza para lo que prendemos lavar. Con la energía ocurre algo parecido.
La Segunda Ley de la Termodinámica nos habla de lo único que podemos hacer con la energía: transformarla y con ello transformar la realidad. Es una ley sencilla pero pueden encontrase varios enunciados. En realidad todos son equivalentes pero ya que hay muchas formas de transformar la energía, estos enunciados se suelen elegir dependiendo del uso que le damos.
Quizá el enunciado mas general sea el siguiente:

La cantidad de entropía del universo tiende a incrementarse en el tiempo.

Nosotros intentaremos explicarla de forma mas simple, siempre a partir de cosas o palabras que ya conocemos. Sabemos que no podemos crear energía ni podemos destruirla, la segunda ley nos dice lo que ocurre cuando se transforma. Como es lógico, la energía total después de una la transformación será la misma que la que existía antes, pero la segunda ley afirma que las transformaciones de energía no son perfectas y siempre se dispersa una parte, generalmente en forma de calor. Una forma sencilla de expresar la Segunda Ley podría ser:

Cuando la energía se transforma una parte de la misma se dispersa.

¿Y esto era todo? ¿Con esta simpleza vamos a demostrar que nuestro modelo económico está basado en una falacia? ¿o acaso dar sentido a la corrupción y la incertidumbre que nos desborda?
¡Tranquilidad!. Ya tenemos el hilo del que tirar para desmadejar las leyes de la Naturaleza. Por lo pronto hemos añadido un elemento que impregna nuestra existencia y todo el Universo conocido: el tiempo. Porque la Segunda Ley marca la flecha del tiempo y con ella abrimos la herida de lo irreversible. Una trasformación es un proceso que ocurre en un determinado lapso de tiempo. Si partimos de una cantidad finita de energía que se trasforma varias veces y en cada vez perdemos por dispersión una parte de la misma, podemos ordenar las trasformaciones realizadas en el tiempo y saber cual ocurrió antes y cual después. Establecemos de esta manera, las bases de la causa y el efecto. Veamos un ejemplo:
Partimos de una cantidad de energía y en cada transformación perdemos el 25% de la misma. Si realizamos varias trasformaciones, podemos ordenarlas en el tiempo de principio a fin.












Lo que se destruye en cada transformación no es la energía sino la posibilidad de volver  aprovecharla. Lo cierto es que vivimos y actuamos gracias a los flujos de energía mas que a la energía misma.
En el caso práctico de la energía de un salto de agua en una central hidroeléctrica, el primer paso será transformarla en movimiento de una turbina, después el movimiento de la turbina en electricidad, esta energía eléctrica necesitará transformaciones para adecuarla al transporte a larga distancia en las lineas de Alta Tensión... así se sucederán las transformaciones de energía hasta su uso final en los hogares y la industria. Pero en cada una de estas transformaciones perderemos una parte de la energía que ya no entrará en la transformación siguiente. Al final del proceso la totalidad de la energía se habrá gastado convertida generalmente en calor residual. Podemos deducir por tanto que cuanto mayor sea el número de transformaciones y las pérdidas en cada transformación, menor será la parte de la energía que finalmente podemos usar. Ese es uno de los motivos por los que fracasan las energías renovables. La estructura de nuestro sistema productivo y de consumo está diseñada para operar con combustibles fósiles. Es lógico y previsible que una vez que hemos atravesado el pico de producción del petróleo se alcancen cifras nunca vistas de desempleo motivadas por la degradación del sistema, pero no es aceptable que los trabajadores se enfrenten además al cinismo de gobernantes, empresarios y banqueros sin escrúpulos, que los culpan de no buscar empleo con suficiente empeño, mientras los que detentan los medios de producción bloquean cualquier atisbo de transición.

Abunda en Internet todo tipo de información sobre la llamada energía libre y gratuita. Hemos tomado tal apego a nuestros aditamentos mecánicos, ya sean vehículos automóviles o electrodomésticos, que al parecer nos resulta imposible concebir un mundo sin ellos, mucho mas que eso: negamos la posibilidad de un mundo sin  su existencia. ¿Qué quedará cuando la parafernalia tecnológica nos deje a solas con lo que somos? ¿No será acaso ese nuestro miedo?
Por lo general se presenta el problema de la energía como una conspiración y a Nikola Tesla como el mártir de la comunidad científica. Siempre ha habido y habrá conspiraciones, pero las verdades científicas no son verdades reveladas como en el caso de las religiones, son verdades refutables. No es quien expone una teoría o descubrimiento quien la demuestra, sino aquellos la comprueban. Esa es la naturaleza de la Segunda Ley, es algo que todo el mundo puede comprobar. Por supuesto que existe la energía libre y es precisamente aquella que usamos habitualmente. Por otro lado imaginemos lo que supondría disponer de tanta energía como deseáramos. Como la energía no puede destruirse, terminaríamos sobrecalentando aún mas el planeta.

lunes, 7 de enero de 2013

Leyes del hombre. Leyes de Dios. Leyes de la Naturaleza.

Con el avance del neoliberalismo económico se están imponiendo en el mundo las teocracias económicas, donde Dios y el dinero reparten dividendos y competencias. El propio sistema monetario está basado en dinero "fiat" sin respaldo material alguno, dinero respaldado tan solo por la confianza, por la fe. La disciplina económica tal y como hoy la conocemos tiene mas de religión que de ciencia. Pero los milagros económicos devuelven ahora una realidad de desastre, las burbujas estallan o se desinflan, mientras sigue el bombardeo del marketing contra todo asomo de cordura, quizá porque el suicidio duele menos que afrontar la realidad con sensatez.

LAS LEYES DEL HOMBRE
Las leyes del hombre son caprichosas. Lo que en un país puede ser un derecho, en otro puede ser un delito castigado con la pena de muerte. Ocurre por ejemplo con la homosexualidad. En algunas legislaciones se niega a la mujer el derecho a la propiedad, salvo como objeto poseído. La libertad de expresión o reunión te puede llevar a la cárcel o a la ejecución en muchos países. Con la deificación del Mercado, nuestro modelo económico establece como dogma y tabú el crecimiento económico infinito, la ley del dios por encima de la ley de la Naturaleza, la economía por encima de la termodinámica y la ley del hombre por encima de todas. Hablar de economía es como hablar de religión, es hablar de creencias y de dogmas. La desregulación de los mercados es un acto absoluto de fe y de sumisión, dejando exentos de responsabilidad a quienes mayor poder económico tienen.

LAS LEYES DE DIOS
Dios fue creado por obra y gracia de la testosterona. Nuestra precaria mente de simio se vio en la necesidad de interpretar el funcionamiento de la Naturaleza y lo hizo a partir de lo conocido, y lo mas conocido para el ser humano es el propio ser humano y el tejido social en que se desenvuelve. Cada civilización y cada cultura tiene sus propios dioses. En sus paraísos podemos encontrar cohortes de vírgenes a quien desflorar, banquetes interminables o el amor de un padre. Los infiernos sin embargo se parecen mucho mas los unos a los otros: cualquier tipo de tortura que podamos imaginar sin posibilidad siquiera de refugiarse en la muerte. El dios Mercado no podía ser menos, sus paraísos fiscales son conocidos en todo el Orbe y la destrucción a la que somete a todo el planeta nos lleva de camino al colapso de nuestra civilización.
Las leyes de Dios suelen ser la extensión de las leyes del hombre pero blindadas contra todo razonamiento. Sin embargo la fe sigue obteniéndose por los mismos medios de siempre, el miedo, el engaño y en última instancia, la eliminación de la disidencia. Es lo que termina llevando a una endogamia ideológica que genera malformaciones y con frecuencia la atrocidad.

LAS LEYES DE LA NATURALEZA
A diferencia de las leyes del hombre y las leyes de sus dioses, las leyes de la Naturaleza son insobornables. No encontramos en la Naturaleza abogados, jueces ni fiscales, no hay mazmorras ni castigo por infringirlas, no hay policía ni carceleros. No hay economistas, no hay gestores. Pero sin pensarlo demasiado, y puesto que quien no tiene otra herramienta mental que un martillo aborda todos los problemas como si fueran clavos, a través de la religión el hombre ha situado al frente de la Naturaleza a un dios todopoderoso.
Sin embargo lo que realmente diferencia  las leyes de la Naturaleza es que no pueden ser infringidas, se cumplen si o si. No hay castigo  por intentar volar, pero si te arrojas sin paracaídas desde una gran altura el resultado es bastante previsible.
Solo un mono estúpido cortaría la rama en la que se haya subido. Ese simio es el ser humano.
La ciencia sirve a los gobiernos de toda clase pero las leyes de la Naturaleza no se dejan influir por ninguno. Parece lógico pensar que todas las constituciones y gobiernos las tuviesen en cuenta, pero no es así. Vivimos bajo el dogma de que el Mercado multiplicará los panes y los peces, y que la Naturaleza solo es el necesario felpudo donde limpiarse sus pies de barro.

jueves, 27 de octubre de 2011

Decrecimiento versus recesión-depresión.


Lo que nos dicen los datos de huella ecológica, los tres o cinco planetas que necesitaríamos para seguir con nuestro modelo de vida, es que hemos superado con creces los límites de la sostenibilidad. Seguir hablando pues de desarrollo sostenible solo valdría para aquellas zonas del planeta donde la población aún cuenta con margen para ese desarrollo material.
El problema es que también hemos absorbido sus recursos y le hemos "regalado" generosamente toda nuestra contaminación y los problemas asociados al cambio climático. La globalización ha supuesto el saqueo de los recursos allá donde los hubiera y el uso de los países pobres como basureros.

La riqueza generada tiene sin embargo un componente especulativo que una vez desenmascarado, nos devolverá una realidad devastada. ¿Qué ocurrirá con los miles de millones de automóviles de automóviles cuando el petróleo alcance precios desorbitados, qué valor tendrán? ¿Qué valor tendrán las infraestructuras pensadas para un mundo con petróleo barato y energía abundante, los flamantes aeropuertos, carreteras, autopistas...?
Ya oímos hablar sin tapujos de recesión económica y pronto se hablará de depresión. Sin embargo incluso los periódicos tratan el problema de la insostenibilidad energética en el apartado de "sociedad" o "vida y artes" como si la economía fuera lo que realmente es, una disciplina ideológica que recurre al adjetivo de ciencias para intentar prestigiar el castillo de naipes que está a punto de venirse abajo?
Hagámonos otra pregunta. ¿Como es posible que mientras la destrucción del planeta avanza a un ritmo cada vez mayor, la economía mundial siga creciendo? ¿No será que como en el mito del rey Midas estemos convirtiendo en dinero todo lo que necesitamos para vivir?
Tarde o temprano, llega la hora de la verdad.

Con la llegada del pico del petróleo y el comienzo del declinar en su producción, el decrecimiento económico no es algo que podamos elegir, es algo inevitable. Las propuestas de decrecimiento voluntario son paradójicamente la opción menos drástica y la mas sensata, el intento de un aterrizaje forzoso en la angosta pista de una economía del estado estacionario, la única salida para evitar el colapso general y la caída estrepitosa de este capitalismo, que aún agotado el combustible del crecimiento económico, se empeña en volar aún mas alto, en recuperar "la senda del crecimiento" sustituyendo la negra sangre de los dinosaurios por otra sangre caliente y roja, la de los seres vivos que pueblan el planeta y la propia sangre del ser humano.

martes, 14 de junio de 2011

Peor que la injusticia


Vuelvo a esta foto porque es un símbolo de lo que está ocurriendo en todo el mundo.
Los policías que apalean al indigente durante la carga contra el movimiento de la #spanishrevolution en Barcelona, no han sido apartados de sus funciones: la actuación ha sido defendida a ultranza por su responsable político. De forma parecida a como hemos salvado y pagado la quiebra del sistema financiero.
En una sola foto tenemos resumido el principio neoliberal: "privatizar ganancias y socializar las pérdidas", en una imagen sin eufemismos y sin maquillaje mediático. También nos permite entender en una simple mirada lo que significa socializar las responsabilidades. Un principio que fácilmente nos aboca a la xenofobia, a la corrupción y a una búsqueda de chivos expiatorios entre los mas afectados por la quiebra del sistema.
No queremos ser los apaleados por el fracaso del sistema, pero tampoco queremos convertirnos en matones y dar un espectáculo fraticida a los césares que nos han proporcionado este circo sin pan. Podemos elegir la indignación.


Peor que la injusticia
Lo peor de la injusticia, con ser lo mas doloroso, no es el daño moral, sino que en la confusión entre víctima y victimario acabamos premiando a quien se encargará de proseguir con sus crímenes, aumentando el reguero de víctimas que queda tras sus actos. No permite solucionar ningún problema, sino agravarlo hasta lo intolerable.
El estallido de la burbuja financiera y la protección a ultranza de los culpables, está produciendo en todo el planeta un negro abismo de desigualdad e injusticia, pero a su vez está ocultando una enfermedad muy grave, un hecho objetivo al que no podemos sustraernos.
La llegada del crash del petróleo trae consigo una reacción en cadena que va hundiendo las economías de los países comenzando por las más débiles. Responder con un plan que actúe sobre las causas y no sobre los efectos, exige un cambio de paradigma en la economía mundial para adaptarla al decrecimiento económico. Pero necesita de un tiempo de adaptación del que no disponemos.
Peor que la injusticia, son sus consecuencias: necesitamos de la solidaridad para salvar este barco. Necesitamos parar a los que se empeñan en desmantelarlo para construir su propio bote salvavidas.

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