Mostrando entradas con la etiqueta agricultura industria. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta agricultura industria. Mostrar todas las entradas

lunes, 10 de marzo de 2014

El fracaso de la Revolución Verde. Los peores rendimientos agrícolas en la historia de la humanidad.

Si hay algo de lo que presume la agricultura industrial es de sus espectaculares rendimientos. Producción por superficie y producción por hora trabajada. Pero ¿y los rendimientos por energía invertida? ¿Nunca ha oído hablar de ellos? No se extrañe. Si tuviéramos que recuperar los rendimientos de la era preindustrial deberíamos multiplicar por cuatrocientos los actuales rendimientos por caloría invertida. Y créame, la energía fósil, además de ser un factor limitante en la agricultura actual también es un recurso limitado. Además, debemos sustituir los insumos procedentes de los combustibles fósiles por otros de origen biológico si queremos sobrevivir a la era post petróleo. ¿Cómo hemos llegado a este atolladero? Y lo que es peor ¿por qué no estamos haciendo nada para salir de él?

Realizado a partir de http://www.crisisenergetica.org/staticpages/pdf-rtf/Agricultura_poblacion_energia.zip

EL MILAGRO DE LA REVOLUCIÓN VERDE

En primer lugar, el nombre de  revolución verde es un eufemismo de lo que debería haberse llamado revolución negra, por el color del petróleo del que depende para implantarse. El milagro de la revolución verde consiste en decirnos que quienes la controlan y promocionan, entidades sin ánimo de lucro como la Fundación Rockefeller, han burlado las leyes de la Naturaleza, su propia constitución, y han conseguido que la humanidad se alimente usando diez veces mas energía que la que proporcionan los propios alimentos. No ha sido sin embargo la magía de la tecnología, sino un ingente derroche de combustibles fósiles a precio de risa y que comienza a declinar, lo que ha permitido este truco macabro que ahora amenaza a toda la población mundial. Los transgénicos se nos venden como el perpetuum mobile de la agricultura, la victoria de la ciencia sobre las leyes de la termodinámica, las leyes fundamentales de la Física por excelencia.
Pero al parecer no debemos temer a los transgénicos, ni preocuparnos por el futuro de la comida. La familia Rockefeller vela por nuestra seguridad alimentaria y por la de todos los pobres del mundo, el petróleo es la base de su vasto imperio empresarial y también de la actual agricultura industrial. También podríamos decir que la humanidad tiene su sistema alimentario cautivo de las transnacionales, pero no suena tan bien, además, si falta comida seguro que pueden continuar el negocio vendiendo armas.

FANÁTICOS  ANTICIENTÍFICOS

¿Por qué no estamos haciendo nada para salir del atolladero de la agricultura ante el declive de la producción de petróleo? Todo está atado y bien atado. Los que de alguna manera cuestionen el actual modelo industrial, tienen asignado de antemano el calificativo de fanáticos anticientíficos por parte de Norman Borlaug, fundador de la revolución verde y premio Nobel de la Paz (no se extrañe, Obama también es premio Nobel de la paz y comandante en jefe del ejército de los EEUU). Por suerte, podemos argumentar que la ciencia siempre duda, el pensamiento crítico hace preguntas y no se contenta con las versiones oficiales. El mismo apelativo, fanáticos anticientíficos, aunque con algunas variaciones, puede encontrarlo en los blogs que promocionan el consumo de transgénicos aquejados de este tic que los distingue y que les sirve para atacar a los grupos ecologistas, o a los que optamos por la agricultura ecológica o a cualquiera que se atreva a recordarles las leyes de la termodinámica. Ahora que en los medios de comunicación la publicidad se nos presenta como noticia, en la ciencia, la publicidad se nos presenta como divulgación científica.
El problema para muchas familias en España y en todo el mundo no es si comer o no comer transgénicos, sino cómo conseguir comer. Seguiremos sacrificando chivos expiatorios, ante un colapso alimentario mas que predecible y mientras tanto, la revolución verde proclama que agricultura no hay mas que una y solo Monsanto salva.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Sembrando el desastre: agricultura industrial.

Bayliss-Smith comparó dos explotaciones del mismo pueblo del condado de Wiltshire, en el centro de Inglaterra, con 150 años de distancia: las décadas de 1820 y 1970 respectivamente. En la explotación de 1826, de carácter preindustrial, el 98% de los insumos energéticos eran biológicos: un 77% humanos y un 21% animales. Sólo el 2% correspondía a energía fósil: el carbón de piedra usado en la producción de hierro para las herramientas y de las propias herramientas, entre las que figuraba una primitiva máquina trilladora tirada por caballos. Comparemos estas cifras con las correspondientes a una finca del mismo pueblo en 1977 que obtenía una producción agrícola muy parecida en volumen. Los insumos de energía animal han desaparecido, y los de energía humana han bajado al 0,2% del total, siendo el 99,8% restante de energía fósil (incluyendo la energía consumida en la producción de máquinas y substancias químicas y en el uso de las máquinas). En el cálculo se han tenido en cuenta todas las variables, incluso el dato de que la desaparición del ganado de tiro libera tierras de pasto que ahora se pueden dedicar a cultivos. Pues bien: la productividad por hectárea se ha multiplicado por 6 y la productividad por hora trabajada se ha multiplicado por 30.
No obstante, la evolución puede evaluarse desde otra
perspectiva. El autor del estudio compara la energía total producida con la energía invertida en los procesos de trabajo, cuyo cociente es la rentabilidad energética, y obtiene los resultados siguientes: en 1826 por cada caloría invertida se obtenían 40, mientras que en 1977 se obtenían sólo 2,1.

Cultivando el desastre
La conclusión final es que en 1977 se usaba 19 veces la energía que en la era preindustrial para poner en un plato la misma cantidad de calorías. Si tenemos en cuenta que los combustibles fósiles son un recurso no renovable y que ya hemos atravesado el pico de producción del petróleo, el gráfico nos muestra una situación dramática. Si quisiéramos mantener el volumen de producción de alimentos actual y cambiar el modelo de producción en la zona de estudio al modelo de la época preindustrial, necesitaríamos multiplicar por seis la tierra cultivable y por 30 el número de personas dedicadas a la agricultura. Además ya no contaríamos con la energía animal.
Podríamos pensar en una mejora drástica en eficiencia energética o en alimentar la maquinaria agrícola y el transporte asociado con biocombustibles, pero los rendimientos energéticos son deficitarios. Por otro lado, los datos de la situación actual en el estudio son de hace 34 años. Actualmente se estima que en EEUU se gastan 10 calorías para obtener una caloría alimentaria. Estas diez calorias proceden en su casi totalidad de los combustibles fósiles, sobre todo petróleo y gas natural. Si adaptamos el gráfico para EEUU el resultado es aterrador.
No se está haciendo nada para cambiar de modelo, todo lo contrario. Las grandes corporaciones están acelerando la destrucción de los modelos tradicionales y suprimiendo la biodiversidad, que en la época preindustrial realizaba el trabajo de estas negras columnas de la muerte. Con la llegada del declive de la producción del petróleo y el aumento exponencial de las desigualdades económicas, las grandes corporaciones matarán de hambre a la mayor parte de la humanidad. Incluyendo a las clases medias de los países desarrollados.
Es vergonzoso e indignante que los agricultores no puedan vender su propias semillas y que las elites económicas gobiernen a nuestros políticos, esas elites que creen controlar el mundo y ni siquiera saben pilotar su propia estupidez.

Pued que también te interese:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...