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miércoles, 7 de marzo de 2018

El laberinto monetario y la sociedad inmóvil ¿Podemos cambiar algo de nuestro mundo?

Por Jesús Nácher en representación de Autonomía y Bienvivir

Entre las ideas más prometedoras para gatillar cambios sociales de largo alcance, de esos que no sabemos hasta donde nos pueden llevar, podemos citar la Renta Básica Universal, el trabajo público garantizado, la reforma del sistema monetario, o la utilización de las rentas no ganadas, en el sentido ricardiano, como base del sistema impositivo. Desde Autonomía y Bienvivir hemos dedicado parte de nuestro esfuerzo a la divulgación de esas brillantes ideas. Sin embargo, en este punto de mi recorrido intelectual me asaltan una serie de dudas, en ningún caso pienso que estas sean malas ideas, pero debo reconocer que aisladamente, en una sociedad compleja como la nuestra, es difícil pensar que una sola medida tomada de forma aislada pueda tener un gran impacto transformador.

Tomaremos una de ellas como epítome, la reforma monetaria. De forma telegráfica, y aunque evidentemente no hay un consenso sobre qué problemas tenemos con el sistema monetario, a mi juicio el principal es que el dinero se crea de forma privada. La mayor parte de la oferta monetaria de un país son depósitos a la vista o a plazo que crean los bancos comerciales al conceder un crédito. Naturalmente, los bancos hacen esto para ganar dinero, y por ello crean el dinero con interés. Cuando el dinero se crea de forma pública o comunitaria se puede crear sin interés, pero no ocurre lo mismo cuando el dinero se crea de forma privada. Otra consecuencia de este mecanismo de creación del dinero es que quienes tienen en su mano la impresora intentarán crear todo el que sea posible, para maximizar sus beneficios. Ello favorecerá que haya periodos de abundancia de dinero a consecuencia de un boom de crédito, seguidos posteriormente de periodos de escasez, cuando la carga de los intereses va creando oleadas de impagos que propician un estrangulamiento del crédito, que a su vez provoca más impagos. Una explicación más detallada de esta problemática y de todos los hechos que históricamente nos han conducida hasta ella la expuse en una serie de artículos en Autonomía y Bienvivir: La ciencia pérdida del dinero, Modernizar el dinero y Frederick Soddy y el dinero endógeno.

Para minimizar sus riesgos la mayor parte del dinero así creado está garantizado por activos, de forma muy especial suelo (o construcciones con suelo incluido), ya que es un recurso natural finito y limitado cuya oferta es sencillo monopolizar. Los bancos tienen pocos incentivos para ser prudentes en la concesión de crédito, ya que en la parte descendente del ciclo podrán expropiar la garantía de los préstamos, y si a pesar de ello todavía resultan perjudicados el Estado saldrá en su rescate para evitar una profunda crisis de liquidez que se lleve por delante negocios que de otra forma serían rentables. Todo el sistema funciona como una gigantesca aspiradora que succiona rentas de abajo hacia arriba. Una explicación más detallada de la relación entre rentas no ganadas y sistema monetario la desarrollé en Cómo conocí a mi extractor de rentas y entré en servidumbre por deudas: “Capitalismo popular” o el auge del capitalismo de los rentistas.

Por último, hablé de cómo reformar el sistema monetario de forma que se minimizasen todos los aspectos negativos en Por qué #nodebemos, #__pagamos (conclusión), Dinero vs Energía: El pensamiento económicos de Frederick Soddy y Dinero libre y sostenible, la solución a los desahucios y a la deuda pública. En resumen, prohibir la creación de depósitos mediante crédito, y crear el dinero que la economía vaya necesitando a través del Tesoro Público, en forma de gasto. Sin embargo mi propósito de hoy es cuestionar, en cierto grado, esta solución.

Porque los problemas sociales no se solucionan como los de matemáticas. No es sólo una cuestión “técnica”. Vivimos en una sociedad muy compleja, donde cada uno de nosotros se ha especializado en realizar determinadas labores. Si alguien practica con la guitarra ocho horas al día seguramente terminará tocando mejor que alguien que la toca por divertirse al salir de su puesto de operario en una fábrica. Mayor especialización, mayor productividad. Pero dependes del panadero para tu comida y del mecánico para arreglar el coche. Eso no es grave, puedes verles cara y hablar con ellos. Pero también dependes de que los bancos sigan inyectando crédito y creando dinero, y de que los funcionarios del Banco Central decidan si hay que subir o bajar los tipos de interés del dinero. Ellos no te conocen, ni tienen en cuenta tus emociones a la hora de tomar sus decisiones y aplicarlas con la máxima frialdad y rigor.

Pero el funcionario del Banco Central aplica la teoría económica, un conjunto de “conocimientos” socialmente construidos que, pese a no tener la categoría de “científicos”, sí al menos son tácitamente reconocidos como “conocimientos” de un tipo distinto, cualitativamente superiores a los que quedan fuera de ese corpus teórico. Claro que esa teoría se define y construye socialmente, pero no con la participación de todos. Son los académicos, desde las universidades, los que van seleccionando aquello que debe ser incluido y excluido del conjunto de “conocimientos” de la disciplina, y es esa teoría la que determina como actúan los funcionarios del Banco Central.

Así que nos movemos en un entorno muy complejo, en el que suponemos que cada persona cumple su función, aunque no tengamos ni la más remota idea de lo que ello significa. El individuo termina valorando simplemente que el entorno sea estable, y cuando este entorno estable se ve sacudido por eventos extraordinarios como crisis económicas, protestará, quizás cambie su voto, y rezará porque se vuelva a recobrar la estabilidad, aunque no termine de comprender muy bien ni las causas de la sacudida ni las del retorno a la normalidad.

Todo este conjunto de hechos nos lleva en una sola dirección, hacia un reino llamado APATÍA, la ausencia de deseo, la indiferencia hacia lo que ocurre a nuestro alrededor, que entendemos se encuentra a diez mil millas de poder ser mínimamente alterado por nosotros. Es el reino del consumismo, de la proliferación de ofertas comerciales para experiencias y sustitutivos de relaciones humanas. Aprendemos y comprendemos que no tenemos ninguna influencia sobre el entorno, y en consecuencia perdemos interés por él, y como hemos perdido interés en él nuestra capacidad de lograr algún cambio se reduce todavía más.

En ese contexto las narrativas simplificadoras golpean con toda su fuerza. La razón es la fuerza capaz de despejar el camino y arrojar a la cuneta cualquier dificultad que se interponga en el avance de un progreso lineal y constante. El “experto” es el sacerdote de la nueva religión de la razón, aunque la experiencia muestre (como por ejemplo en el documental La industria de los expertos) que no consigue mayor porcentaje de aciertos que un simio, es decir, que alguien que responde al azar.

¿Hay salida a este laberinto? Evidentemente experimentamos rendimientos decrecientes en la complejidad social, por lo tanto necesitamos reducirla. No tenemos un mapa para hacer esto, de hecho nunca se ha hecho algo semejante en la historia de la humanidad, salvo de forma forzada. Como suele ser habitual ante los problemas complejos, tenemos que actuar por tanteo. Podemos apoyarnos en la psicología para dar estos primeros pasos, en concreto en la psicología positiva o ciencia de la felicidad, ya que esta disciplina prescribe para el individuo medicinas que van en el sentido de simplificar su vida.

Poniendo por delante que como dijese numerosas veces el difunto Zygmunt Bauman no existen soluciones individuales para los problemas sistémicos, consideremos por un momento este punto de partida, el de un individuo que quiere ser feliz, realmente feliz. Entre otros aspectos, la llamada ciencia de la felicidad destaca dos cuestiones que me gustaría resaltar aquí: la importancia de las relaciones y del sentido. Tener relaciones sociales y afectivas de calidad y realizar habitualmente actividades significativas para uno mismo, como lo es para mí escribir este artículo.

Empecemos por la calidad de las relaciones. Según el sistema tiende a complejizarse, las relaciones tienden cada vez más a ser episódicas (será, por ejemplo, cada vez más raro mantener un trabajo para toda la vida) y a estar reguladas exteriormente, por ejemplo por una jerarquía si se trata de relaciones en el centro de trabajo, o por contratos o precios, si se trata de una relación de tipo mercantil como la que tenemos con la camarera que nos pone el café. En la gran urbe somos máscaras, y vemos pasar miles de máscaras cada día por delante de nuestros ojos. Incluso las relaciones de pareja, tal y como señalan Byun-Chul Han o Zygmunt Bauman, se hacen cada vez más frágiles y superficiales. Para el individuo, la vía de la felicidad consiste en ir saliendo de la rueda. Mantener un trabajo, una pareja, unos amigos. Comprar en el barrio, tener relación con quién nos hace el pan o nos arregla el coche, compartir actividades con la gente del vecindario o con un grupo estable con intereses comunes.

Respecto al sentido, nos encontramos el mismo problema que con las relaciones. En una comunidad tradicional la actividad de cada uno de los miembros juega un papel que es comprendido por todos para el mantenimiento del conjunto. El herrero repara las herramientas indispensables para extraer a la tierra sus frutos y el panadero procesa esos frutos de forma que puedan ser asimilados fácilmente por todos. Hoy conozco personas que trabajan en fábricas que hacen carcasas para misiles, y ecologistas que trabajan en proveedores del sector de la automoción.



A veces no quedará más remedio que buscar el sentido en actividades relegadas a la categoría de ocio, pero en general se trata de ir progresando de forma paulatina, dotando de sentido poco a poco a cada una de las actividades que realizamos en nuestro día a día.

En este camino de ir desarrollando una estructura interna coherente, y ponerla en consonancia con su comportamiento “externo”, el individuo irá abandonando casi sin darse cuenta la persecución de categorías abstractas como éxito, o la adicción al dinero por el dinero. Aprende a encontrar placer en las acciones que le ponen en relación con los demás y con lo que percibe como el sentido de su vida. El mundo se simplifica, aunque sea parcialmente, y ahora comprendemos en parte los problemas que aquejan a nuestro entorno y a nosotros mismos. De contemplar el desahucio de un vecino con incomodidad y tensión pasamos a participar de una economía de mayor cercanía, de la que se benefician más las personas que tenemos próximas. Quizás participamos en un banco de tiempo, quizás alguien promueve un experimento con monedas locales que permite entender mejor como se crea y como funciona el dinero, o quizás no. Sea de una forma o de otra, se comparten opiniones, información y experiencias y ello hace que se exijan unas medidas u otras a la autoridad política. La información en particular, ahora llega por varios canales, si bien no desaparecen los controlados jerárquicamente y orientados al beneficio, ya no se trata de un monocultivo, sino de un bosque en el que coexisten especies diversas.

Y de esta forma vamos escapando de la apatía y de la persecución de ideales abstractos de éxito y dinero, mientras logramos una estructura interna que nos proporciona mayor paz y felicidad, que exteriormente se manifiesta en una mayor actividad e interés por los problemas públicos y comunitarios. En este punto quizás el individuo llegue a cuestionarse, entre otras cosas, el sistema monetario, y encuentre apropiada la reforma que yo planteaba al principio de este artículo. Sin embargo, será difícil que un creciente interés ciudadano pueda llegar a filtrarse al mundo académico, sin el cual se antoja imposible cualquier atisbo de reforma.

Las universidades y las revistas que publican artículos académicos se han convertido en auténticas “fábricas de consenso”, que saben y conocen como invisibilizar a los críticos sin censurarlos, simplemente ignorándolos. Sin duda el mecanismo más eficaz para ejercer un férreo control sobre lo correcto mientras se mantiene una fachada de pluralismo. Hay diversas formas de lograr esto, una de ellas podemos ejemplificarla con un suceso de la vida del economista disidente Kenneth Boulding, tal y como nos lo cuenta Oscar Carpintero:


 Después de graduarse en Oxford solicitó una beca en el Christ Church y, por equivocación, llegaron a sus manos las cartas de recomendación que él mismo había encargado redactar a varios de sus profesores de economía. En general, todas decían que era un muchacho brillante y muy inteligente, pero al final, casi todas concluían que, sin embargo, “no es uno de los nuestros”.


Los académicos tienen interés en hacer relevante su propia corriente de investigación, y seleccionan y apoyan a aquellos que la respaldan, ya sea como doctorandos o como autores de artículos a los que citar y dar relevancia por cualquier método ¿Y que ocurre si metemos el dinero en la ecuación? Se financian las líneas de investigación más convenientes, se abren las puertas de las Bancos Centrales y otros organismos con gran peso en la agenda política, como el FMI, la OCDE, el BIS, el Banco Mundial, agencias de la ONU, etc. Todo un entramado institucional diseñado para mantener el statu quo e impedir que ideas que cuestionan el paradigma imperante puedan abrirse paso.

En la modernidad, controlar a los “sacerdotes de la razón” es la mejor forma de controlar el sistema. Quizás el activismo ciudadano pueda lograr que más personas críticas y comprometidas lleguen a participar de la academia, que se censure la enseñanza de una única corriente de pensamiento en las universidades, que los economistas disidentes gocen de apoyo y reconocimiento populares.

Todos esos cambios, sin duda lentos, podrían ayudar. Pero quizás la clave es entender que la economía no es sólo una cuestión técnica, ni siquiera principalmente técnica ¿Por qué aceptamos que el objetivo del incremento del PIB es legítimo? ¿No debería ser el bienestar de todos? ¿Acaso el incremento del PIB no tiene costes, en forma de consumo de recursos y aumento de residuos, y en forma de más trabajo (quienes vean incrementarse su renta quizás preferirían más ocio, y quienes necesiten renta seguramente tampoco la recibirán tras el incremento)? ¿Acaso todos los intercambios monetarios son buenos? ¿Nos interesa que suba el PIB porque compremos más armas? ¿O porque compremos más medicamentos a causa de que nuestra salud se deteriora por la contaminación y el estrés? ¿Acaso que el PIB suba nos permite olvidarnos de como se distribuye ese producto, está bien que algunos no ganen nada con esa subida, e incluso pierdan, mientras unos pocos, como viene siendo habitual, acaparan todo el incremento de bienes producidos?

La conciencia que tendría que extenderse cuanto antes si queremos solucionar los problemas que nos aquejan es precisamente la de que los problemas económicos son principalmente problemas morales, y por tanto políticos. En el preciso instante que consigamos eso será posible una reforma del sistema monetario, y cualquier reforma que nos permita adecuar la economía a los resultados que la sociedad considere moralmente más necesarios.

viernes, 24 de junio de 2016

Mas allá de la izquierda y la derecha: política en la tercera dimensión (II)

En situaciones de gran desigualdad, en la "democracia" de mercado donde las personas tienen tantos votos como euros o dólares, la demanda y el modelo productivo quedan secuestradoss por la capacidad adquisitiva y la desigualdad económica. Así, los faraones construyeron pirámides y murieron de inanición los esclavos.

Desde los sacrificios humanos para conseguir mejores cosechas, quemar por brujería a la vecina porque se nos ha agriado el vino, lanzar doncellas a la lava ardiente para evitar erupciones volcánicas, el llamado juicio de dios u ordalía, sacar en procesión a los santos para que llueva...  mil y una irracionalidades que tienen una cosa en común: asignar a las relaciones físicas de causa y efecto, una dinámica de crimen y castigo. Después, mediante el recurso de los chivos expiatorios se trasladan responsabilidades desde los que detentan poder y ejercen las acciones, a quienes las sufren. ¿Hablamos de religión? Si. Pero también de política y de dogmas económicos como la "socialización de pérdidas" de la derecha neoliberal, agarrados al darwinismo social como a un clavo ardiendo para imponer un abismo de desigualdad que nos lleva al colapso.

Inmersos en una crisis económica de la que no se analizan causas, de unas políticas de expiación llamadas de austeridad, estamos ante una construcción del discurso político y económico que lleva al extremo de criminalizar  a los voluntarios que se ofrecen a ayudar a los refugiados, tratándolos como traficantes de personas. La crisis y el descenso energético tienen su propia mano invisible en la economía y la política. No descubrirla a tiempo nos lleva a contemplar al prójimo como el enemigo a batir. Las máquinas nunca heredarán la Tierra aunque esos sean los temores de Stephen Hawking, para funcionar necesitan de un suministro de energía y materiales en declive. Skaynet se quedará sin suministro eléctrico. La importancia de hablar también de petróleo y energía, cuando todo el mundo habla de izquierda y derecha, de disparate y corrupción financiera, hace necesario aportar una tercera dimensión que subyace en los seísmos financieros pasados y los que están por llegar.

Primera dimensión: distribución de la riqueza.

Posiblemente el rasgo mas distintivo que diferencia izquierda y derecha sea la tolerancia o no, a la desigualdad en la distribución de aquellos bienes elaborados por la sociedad, de sus libertades y responsabilidades. En el caso del actual neoliberalismo que nos gobierna, estamos en el extremo de esa derecha: máximo poder con mínima responsabilidad. La socialización de pérdidas que lo caracteriza, necesita de una criminalización de la pobreza para justificarse moralmente. Este principio genera una retrolalimentación positiva en la acumulación, no solo de riqueza, sino de medios de producción y de control de la sociedad como son los medios de comunicación. A diferencia del liberalismo clásico, el neoliberalismo no rechaza el control de los estados, sino que lo toma.

La izquierda actual apenas aflora temerosa políticas keynesianas, ante una acusación mediática de extremismo por parte de quienes son incapaces de plantearse una pérdida de privilegios. Sin embargo, como bien dice Stephen Hawking, la ambición ciega la inteligencia y nos lleva a comportamientos mucho mas estúpidos de los que nos creíamos capaces.

Segunda dimensión: producción de la riqueza y sistema financiero.

En situaciones de gran desigualdad, en la "democracia" de mercado donde las personas tienen tantos votos como euros o dólares, la demanda y con ella el modelo productivo, quedan condicionados por la capacidad adquisitiva y la desigualdad económica. El sistema productivo queda secuestrado y se dedica a fabricar pirámides para que los faraones construyan su monumento funerario, mientras mueren de inanición los esclavos.

La trampa de la deuda lleva inexorablemente a la ruina, a una desigualdad extrema
 y a la destrucción del sistema productivo en favor del sistema especulativo financiero.
El papel del sistema financiero, es sin embargo clave a la hora de explicar cómo se produce el colapso. El crecimiento económico necesita también de un consumo de energía creciente. Cuando ese crecimiento ya no es posible físicamente, mantener el sistema financiero a toda costa, conlleva que este termine fagocitando al sistema productivo. Las deudas no se degradan, no se agotan como los recursos, sino que crecen sin parar. Que se este pagando a día de hoy por prestar dinero, es un indicio de cómo los mercados se ven afectados por la mano invisible de la termodináca.

La izquierda se encuentra ante tales contradicciones, que a veces ofrece espectáculos patéticos cuando se la ve llorando su añorado capitalismo. La utopía de una socialdemocracia, devoradora de recursos naturales pero incapaz de una globalización de derechos sociales, se revela castrada por la hipocresía. Incapaz de defender también de forma efectiva, los derechos y recursos que habrían de respetarse para las generaciones venideras. Esa hipocresía, aflora en la facilidad con que sus votantes cambian a la extrema derecha.

Tercera dimensión: recursos físicos y ecológicos

Quizá lo mas preocupante no sea tanto lo que diferencia a la izquierda y la derecha, sino aquello que las une: la misma percepción mítica del sometimiento de las leyes de la Naturaleza a las leyes económicas humanas, por encima de toda evidencia. Es difícl percibir agotamiento de recursos cuando los ricos hacen ostentación de abundancia y hasta hace pocos años parecía que el mercado lo podía todo y el crecimiento económico nunca se detendría. Cuando hablamos a alguien sobre el pico del petróleo piensa ante todo en su coche, no en sus hijos ni en sí mismo.

Se podría decir que el Instituto de Tecnología de Masachusets (MIT) es el referente mundial a la hora de conectar el mundo académico y científico con el de la industria y la economía. Pocos institutos pueden presumir haber tenido o tener entre sus miembros a 85 premios Nobel. El Club de Roma encargó al MIT un informe sobre los límites del crecimiento que fue publicado en 1972 y del que se han realizado varias revisiones, la última en el año 2012. Mas de cuarenta años después, seguimos fielmente el peor de los escenarios: el escenario donde no se hace nada por evitar el desastre. Ni los modelos económicos ni políticos consideran en toda su profundidad las consecuencias del agotamiento de recursos y como estos les afectaran. Hablamos de la destrucción del planeta como si vivieramos en la luna. Como si Wall Street fuera un templo inexpugnable. Mientras, la pérdida de recursos sigue contabilizando en el haber del PIB.

La derecha parece que tiene las cosas claras, mantener los privilegios de una minoría aún a costa de toda la población. Y rezar para todo lo demás. Sin embargo algunos piensan. El propio papa de Roma cree que no será suficiente. Mientras, crece la sombra de la corrupción y podredumbre, un crimen económico organizado, también mas allá de la izquierda y la derecha, mas allá de toda ley, regla, ideología o creencia, incluso mas allá de su propia legislación. En ese lugar donde ya nadie confía en nadie y la complicidad apenas sostiene impunidades, la salida es enfrentar a la población, impedir que las calles vuelvan a llenarse de gentes cogidas de la mano. Repartir pistolas para aligerar pasaje.

La izquierda siempre ha tenido en la razón un baluarte. Pero los medios de comunicación se constituyen hoy en la máquina del fango. Ante la mano invisible de la termodinámica, crece la violencia y la confusión en todos los ámbitos. Quizá por ello, llegar a alguna parte exige la premisa de librarse del peso de ese fango. Puede que necesitemos convencernos de que podemos ser mejor de lo que somos. Y disfrutarlo. Nunca hemos dispuesto de tantos medios para comunicarnos. No necesitamos mas ancho de banda sino mejores mensajes y mejores intenciones. Necesitamos que los líderes políticos no nos prometan ganar, sino servir. Hemos llegado tan lejos en el despilfarro, que no imáginamos con lo poco que se puede vivir dignamente. Tenemos medio pie en el abismo, pero otro medio pie puede alejarnos del peligro. Y necesitamos despertar.

Comunismo capitalista, canibalismo económico u otro lugar en el mundo.

Cada vez resulta mas difícil distinguir entre economía y crimen organizado. Los principios neoliberales han destruido el necesario equilibrio entre libertad y responsabilidad. El principio según el cual, cuando los ricos ganan, las ganancias les pertenecen, pero cuando tienen pérdidas las comparten graciosamente con el resto de la sociedad, da lugar a la retroalimentación de este particular comunismo capitalista, el círculo vicioso de la ley del embudo en el que estamos inmersos y cuyo resultado no puede ser otro que el colapso de la sociedad.

La llegada de los límites del crecimiento económico y la incapacidad de ver la mano invisible de la termodinámica, nos empuja a buscar culpables donde hay causas y chivos expiatorios donde existen responsabilidades en el ejercicio del poder. Es necesario incluir una tercera dimensión en los análisis políticos y económicos, o pasaremos del sueño a la pesadilla sin siquiera haber despertado.

domingo, 22 de septiembre de 2013

¿Qué es la ciencia?

Ya hemos visto que en el futuro que nos espera lo único de lo que aún disponemos en abundancia es el conocimiento. Ante un problema de agotamiento de recursos cada vez será menos lo que poseamos y si lo que llamamos progreso tiene o ha tenido sentido alguna vez, solo nos queda un camino evolutivo: avanzar en lo que somos. Porque lo cierto es que el ser humano no es hoy mucho mas inteligente que hace mil años. Lo que nos ha traído hasta aquí, aparte de la energía abundante y los materiales con que hemos creado las estructuras tecnológicas que nos rodean, es la acumulación de conocimientos a través de siglos y milenios: la cultura.

CONOCIMIENTO Y PODER
Giordano Bruno, tras una condena de mas de 8 años de cautiverio, fue quemado vivo por la Iglesia Católica en febrero del año 1600. Su crimen fue defender la idea de la existencia de múltiples sistemas solares y la infinitud del Universo. El conocimiento estaba dictado por la autoridad, la tradición y la fe. La tortura y la muerte para quienes manifestaran cualquier disidencia, era la forma que tenía el poder vigente de imponer la costumbre y mantener la fe.
Galileo sin embargo consiguió sobrevivir a la Inquisición pero tuvo que claudicar. En términos vulgares se puede decir que su crimen fue afirmar y demostrar el movimiento de la Tierra alrededor del Sol y sobre sí misma. La primera condena de la Iglesia le permitía que expresara sus teorías solo como hipótesis, en latín, un idioma culto que desconocía la gente de la calle, y le exigía que no publicara las pruebas que las demostraban. Galileo sin embargo siguió presentando las evidencias que obtenía con su telescopio. Esto le valió una segunda condena a prisión perpetua y a renegar públicamente de sus descubrimientos, ideas y demostraciones, si no quería acabar como Giordano Bruno.
A día de hoy, la Iglesia Católica aún no ha rehabilitado a Galileo. Eso significa, según el Cardenal Ratzinger (Papa Benedicto XVI retirado en febrero de 2013) que "la sentencia contra Galileo fue razonable y justa, y solo por motivos de oportunismo político se legitima su revisión".
Bien, ya sabemos lo que existía y sigue existiendo antes de que surgiera la ciencia tal y como la conocemos actualmente. Antes de la ciencia, el conocimiento al que la gente podía tener acceso estaba dictado por el poder, la población se mantenía así en un sistema de creencias mediante la eliminación sistemática de las ideas que pudieran cuestionar la versión oficial valiéndose de la censura. Se combatía a quienes se atrevían a manifestar algún tipo de disidencia mediante la tortura y el asesinato legal. Destruir lo que no se entiende o eliminar a quienes disponen de conocimientos que pueden darles una ventaja estratégica y ser menos permeables al engaño, es una constante en la historia, en los patios de colegio y en los actos inaugurales de todas las dictaduras.
Resumiendo, el conocimiento es poder y el poder siempre ha buscado el control del conocimiento. Por un lado para obtener ventaja y por otro, para ser mas eficaz en el engaño. El conocimiento como herramienta y como arma. No podemos olvidar sin embargo lo que muestran todas las fotos de gobernantes: el poder es cosa de hombres. Me temo que la testosterona sea posiblemente la mas fiel servidora de la teleología.

UNA DEFINICIÓN PARA TODOS LOS PÚBLICOS
Para quienes estén interesados en profundizar en lo que es la ciencia y los pormenores del método científico siempre tendrán la Wikipedia, aunque mas que de un solo método científico sería mas correcto hablar de métodos científicos adaptados a las diferentes disciplinas. Hay algo en común, en todos ellos: la ciencia busca la verdad pero siempre desconfía de haberla encontrado. Es lo que se llama pensamiento crítico. Aunque parezca mentira, a nuestros científicos apenas se les forma en Filosofía de la Ciencia, por lo que es bastante habitual asistir al penoso espectáculo que ofrecen algunos blogs que pretendiendo hacer divulgación científica emplean su tiempo en la cacería de magufos (personas que creen en fenómenos paranormales y ovnis) mientras que su pensamiento crítico se apaga frente a los desvaríos y manipulaciones del poder, hasta tal punto, que podrían acabar concluyendo que la causa del hambre en el mundo es la escasez de devotos de Monsanto.
Las verdades científicas son verdades expuestas siempre a la crítica y se consideran como tales mientras no se demuestre lo contrario. Así pues, algunas tienen una vida bastante efímera, y otras, como las leyes de Newton aún se siguen usando por razones prácticas, a pesar de haber sido superadas por la Teoría de la Relatividad. Hay otra característica inherente al método científico y es que las afirmaciones puedan ser comprobadas por cualquiera. Sin embargo, a día de hoy, muy pocos tienen los conocimientos y el dinero necesario para poder realizar un estudio científico de calado, el actual modelo neoliberal está enviando a nuestros científicos al exilio, mientras se asfixia mediante los recortes a la investigación pública, con lo que el poder del conocimiento queda en manos de las corporaciones y del poder económico en general, que desde luego no está interesado en promover el pensamiento crítico. Es cierto que el poder busca la verdad, pero solo para negarla a la mayoría.

lunes, 7 de enero de 2013

Leyes del hombre. Leyes de Dios. Leyes de la Naturaleza.

Con el avance del neoliberalismo económico se están imponiendo en el mundo las teocracias económicas, donde Dios y el dinero reparten dividendos y competencias. El propio sistema monetario está basado en dinero "fiat" sin respaldo material alguno, dinero respaldado tan solo por la confianza, por la fe. La disciplina económica tal y como hoy la conocemos tiene mas de religión que de ciencia. Pero los milagros económicos devuelven ahora una realidad de desastre, las burbujas estallan o se desinflan, mientras sigue el bombardeo del marketing contra todo asomo de cordura, quizá porque el suicidio duele menos que afrontar la realidad con sensatez.

LAS LEYES DEL HOMBRE
Las leyes del hombre son caprichosas. Lo que en un país puede ser un derecho, en otro puede ser un delito castigado con la pena de muerte. Ocurre por ejemplo con la homosexualidad. En algunas legislaciones se niega a la mujer el derecho a la propiedad, salvo como objeto poseído. La libertad de expresión o reunión te puede llevar a la cárcel o a la ejecución en muchos países. Con la deificación del Mercado, nuestro modelo económico establece como dogma y tabú el crecimiento económico infinito, la ley del dios por encima de la ley de la Naturaleza, la economía por encima de la termodinámica y la ley del hombre por encima de todas. Hablar de economía es como hablar de religión, es hablar de creencias y de dogmas. La desregulación de los mercados es un acto absoluto de fe y de sumisión, dejando exentos de responsabilidad a quienes mayor poder económico tienen.

LAS LEYES DE DIOS
Dios fue creado por obra y gracia de la testosterona. Nuestra precaria mente de simio se vio en la necesidad de interpretar el funcionamiento de la Naturaleza y lo hizo a partir de lo conocido, y lo mas conocido para el ser humano es el propio ser humano y el tejido social en que se desenvuelve. Cada civilización y cada cultura tiene sus propios dioses. En sus paraísos podemos encontrar cohortes de vírgenes a quien desflorar, banquetes interminables o el amor de un padre. Los infiernos sin embargo se parecen mucho mas los unos a los otros: cualquier tipo de tortura que podamos imaginar sin posibilidad siquiera de refugiarse en la muerte. El dios Mercado no podía ser menos, sus paraísos fiscales son conocidos en todo el Orbe y la destrucción a la que somete a todo el planeta nos lleva de camino al colapso de nuestra civilización.
Las leyes de Dios suelen ser la extensión de las leyes del hombre pero blindadas contra todo razonamiento. Sin embargo la fe sigue obteniéndose por los mismos medios de siempre, el miedo, el engaño y en última instancia, la eliminación de la disidencia. Es lo que termina llevando a una endogamia ideológica que genera malformaciones y con frecuencia la atrocidad.

LAS LEYES DE LA NATURALEZA
A diferencia de las leyes del hombre y las leyes de sus dioses, las leyes de la Naturaleza son insobornables. No encontramos en la Naturaleza abogados, jueces ni fiscales, no hay mazmorras ni castigo por infringirlas, no hay policía ni carceleros. No hay economistas, no hay gestores. Pero sin pensarlo demasiado, y puesto que quien no tiene otra herramienta mental que un martillo aborda todos los problemas como si fueran clavos, a través de la religión el hombre ha situado al frente de la Naturaleza a un dios todopoderoso.
Sin embargo lo que realmente diferencia  las leyes de la Naturaleza es que no pueden ser infringidas, se cumplen si o si. No hay castigo  por intentar volar, pero si te arrojas sin paracaídas desde una gran altura el resultado es bastante previsible.
Solo un mono estúpido cortaría la rama en la que se haya subido. Ese simio es el ser humano.
La ciencia sirve a los gobiernos de toda clase pero las leyes de la Naturaleza no se dejan influir por ninguno. Parece lógico pensar que todas las constituciones y gobiernos las tuviesen en cuenta, pero no es así. Vivimos bajo el dogma de que el Mercado multiplicará los panes y los peces, y que la Naturaleza solo es el necesario felpudo donde limpiarse sus pies de barro.

sábado, 8 de diciembre de 2012

¿Qué podemos hacer?

A veces, cuanto mas condensada está la pregunta mas extensa resulta la respuesta. La mejor forma de predecir el futuro es actuar en el presente. Pero planificar exige tomar conciencia de los hechos pasados que nos han conducido al lugar en que nos encontramos. En el mundo físico y real se ciernen sobre nosotros las consecuencias de una economía basada en la creencia de que las leyes de la Naturaleza se plegarán a las leyes del hombre y de sus dioses, incluyendo al Mercado en ese Olimpo de la insensatez. Cambio climático, pico del petróleo, sexta extinción y superpoblación, parecían los efectos "colaterales" de un sistema económico vencedor, hasta que la realidad muestra que la victoria solo ha consistido en cortar la rama sobre la que andábamos subidos.
En un principio parece que los mas razonable es armarse de información precisa, completa y detallada que nos permita tener una perspectiva global de nuestros problemas. Viene bien comprobar antes de nada si ya hay alguien que ha realizado ese trabajo sistemático de compilación. El mejor trabajo que he encontrado lo podéis encontrar en este enlace, donde se puede visionar por capítulos. No es algo banal, es una presentación resumida que requerirá al menos de cinco horas de nuestro tiempo. La versión completa la inserto a continuación:


El Crash course se parece mucho a un cursillo acelerado de natación ante la inminente llegada de un tsunami y dedica el capitulo final a aquello que podemos hacer.
No es una panacea y está orientado a personas de nacionalidad estadounidense o de cultura anglosajona, pero una buena parte es común para todo el mundo. Lo que me parece mas interesante es que nos permite hacernos una idea de la conexión del dinero y el sistema económico con el mundo físico real, incluidas las conexiones que la mayor parte de los economistas no quieren ver.
Podemos clasificar varios ámbitos de actuación, personal, familiar, laboral, social y político, donde las responsabilidades dependen de las posibilidades de cada cual. Es un buen método pero necesitamos concreción. A modo de ejemplo arriesgaré dos propuestas para el caso concreto de España en su situación actual.

MONEDAS MUNICIPALES
Parto de dos ideas básicas: buscar una transición con los cascotes del sistema que se está derrumbando y hacerlo sacando el máximo partido de nuestros esfuerzos. Buscar ideas que ya hayan funcionado y adaptarlas al momento en que nos encontramos. La idea de las monedas locales no es nueva y han demostrado su eficacia... y la oposición de los grupos de poder económico para lo que suponen una pérdida del control de ese poder y una democratización monetaria. La utilización de una doble moneda la conocimos durante la transición al euro, es algo factible y se ha realizado antes. El ámbito de aplicación podría ser autonómico. Imaginemos Andalucía o Cataluña con sus propias monedas regionales, y que en vez de despedir trabajadores públicos pagamos una parte de su sueldo con moneda local, regional o nacional. Desde el gobierno actual se nos dice que no hay otro camino que cortar los árboles para evitar el incendio, excluir a un número creciente de personas, eliminar su demanda, para que el sistema pueda seguir en pie un tiempo más. Y si el dios Mercado decide invertir en fascismo o en esclavitud como ya está haciendo en Grecia ¿Debemos someternos?
La imagen superior muestra un ejemplo del esquema de funcionamiento de moneda local real. La propuesta de una moneda municipal va mas allá. El actual dinero fiat está respaldado por ¡confianza! y basado en deuda. Si respaldamos una moneda local con moneda fiat puede correr la misma suerte que esta en caso de colapso. Sin descartar en modo alguno estas iniciativas, una administración local podría respaldar su moneda con territorio. La emisión sería finita, sería un valor seguro, implicaría que todo sistema financiero asociado debería estar basado en el ahorro y evitaría el colapso de las administraciones locales. Sin entrar en mayores complejidades la idea fundamental es conseguir desbloquear los medios de producción.

MODIFICACIÓN DE LA CONSTITUCIÓN

La última modificación de la Constitución Española, se ha realizado sin el consentimiento o aprobación del pueblo y constituye por sí misma, la implantación de una dictadura.

Artículo 135.
3. El Estado y las Comunidades Autónomas habrán de estar autorizados por Ley para emitir deuda pública o contraer crédito.
Los créditos para satisfacer los intereses y el capital de la deuda pública de las Administraciones se entenderán siempre incluidos en el estado de gastos de sus presupuestos y su pago gozará de PRIORIDAD ABSOLUTA.
 Asímismo, la misma propuesta por parte de los dos partidos mayoritarios ya nos decía "que justifica su consagración constitucional, con el efecto de limitar y orientar, con el mayor rango normativo, la actuación de los poderes públicos."

¿Quien "limita y orienta" la actuación de los poderes públicos?. Evidentemente los poderes privados.
Así pues, da igual la persona o grupo político que elijamos, tendrán que jurar el cumplimiento de una Constitución da PRIORIDAD ABSOLUTA a la satisfacción de los intereses del sistema financiero. La vida, la educación, la justicia, la libertad, la vivienda, la sanidad y la misma democracia son cuestiones secundarias. El neoliberalismo financiero ha entrado por la puerta trasera de nuestra Carta Magna y la ha secuestrado sin más. El crimen económico organizado tiene ahora carta blanca para el saqueo sistemático del país en nombre de las libertades y los derechos de los ciudadanos. Ningún otro artículo de la Constitución establece una prioridad de forma tan clara y contundente.  Y una dictadura se constituye precisamente estableciendo la prioridad una voluntad sobre todas las demás. Desde que se aprobó el artículo 135 España se convierte en una DICTADURA DE MERCADO FINANCIERO. La justicia ha quedado al margen de la ley. Lo que estamos viviendo es solo un periodo de adaptación al nuevo régimen en una estrategia perfectamente planificada. Jamás saldremos de esta crisis. No vamos hacia la recuperación de la senda del crecimiento. Tampoco vamos hacia una dictadura, hace mas de un año que vivimos en ella. Desde que se aprobó el artículo 135. La estrategia está ya muy clara: reflotar con dinero público al crimen económico organizado y permitirles a través de la misma Constitución el saqueo de todo lo que el pueblo ha conseguido con el esfuerzo de todos.

La ingenuidad es en estos momentos un pecado mortal de necesidad. La estabilidad presupuestaria pretendida jamás se alcanzará de esta manera, no es el objetivo, es la excusa. Cortar los árboles con las excusa de evitar el incendio. Y lo dicen quienes tienen un lanzallamas en sus manos. La única forma que tenemos de orientar nuestra economía a la satisfacción prioritaria de las necesidades básicas es promover una reforma de la Constitución que de prioridad absoluta a satisfacer las necesidades básicas de la población: alimentación, sanidad, trabajo, educación y vivienda. La supervivencia de los mas indefensos está, hoy por hoy, al margen de la ley.

jueves, 3 de febrero de 2011

Economía y ecología


Economía y ecología, han sido vistos durante mucho tiempo como términos contrarios, incompatibles, y en el mejor de los casos, no relacionados. Desde la ética de las posiciones ecologistas se ha contemplado a los ecosistemas como víctimas y la actividad económica victimaria.
Sin embargo, consideraciones morales aparte, los ecosistemas son verdaderos modelos económicos cuya eficiencia queda avalada por millones de años de evolución y donde la capacidad de autoregulación ha demostrado su capacidad para sobreponerse a las catástrofes planetarias. En estas economías ecosistémicas se gestionan energía, materia e información, en forma de conglomerados vivientes.
Nuestros modelos económicos actuales están muy lejos de igualar la eficiencia y la estabilidad de los ecosistemas de los que emerge nuestra civilización. Un ser humano puede metabolizar al cabo de su vida, una masa mil veces superior a la propia, sin tener en cuenta energía y materia usada para el transporte, calefacción, vivienda, industria o tecnología. El poder transformador de la vida sobre el medio es gigantesca.
Eso nos hace tan poderosos como dependientes.
Plantearse por tanto, si ha de preservarse al ser humano o a la naturaleza, es como darnos a elegir entre el alimento o la supervivencia.

Quizá todavía no hemos comprendido que la verdadera riqueza de este mundo es la vida.

En la actual crisis económica mundial, enfrentados al cambio climático, al calentamiento global, al cenit del petróleo, la pérdida de biodiversidad y la superpoblación mundial, nuestro modelo económico capitalista, representado en su cara mas visible por los llamados mercados, no aporta ninguna solución, solo una huida hacia adelante, donde la especulación sobre una necesidad fundamental como es la vivienda, se sustituye por una nueva etapa especulativa sobre los alimentos y el agua.
El ecosistema global llamado Gaia nos suministra un modelo económico al que imitar. Hasta ahora, tanto el modelo económico liberal, como los modelos económicos adoptados en los países comunistas, han llevado al mismo agotamiento de los recursos. La clave se encuentra en lo que en economía se da en llamar externalidades: aquellos costes y pérdidas que no quedan reflejados en el mercado. Es un eufemismo que esconde, detrás de un tecnicismo, la injusticia y el expolio.
El actual neoliberalismo aplica el principio de privatizar ganancias y socializar pérdidas, que en la práctica está sirviendo para recompensar la especulación y agudizar las injusticias sociales, imponiendo un sistema en el que se descarga a los poderes económicos de responsabilidades sociales sobre sus acciones, que pasan a recaer sobre quienes no tienen capacidad de decisión.
Asimismo, nos encontramos que todas estas conductas se rodean de un halo de amoralidad, suministrado por la propia ciencia.

Existe sin embargo un problema aún mas grave. Desde que comenzó la revolución industrial hasta ahora, el principio ha sido "privatizar o socializar beneficios y naturalizar pérdidas y costes. O lo que es lo mismo, contaminar, expoliar y destruir los mecanismos de autoregulación y generación de riqueza del ecosistema global llamado Gaia. Hemos cortado la rama en la que estábamos subidos. Hay quienes esperan que la tecnología pueda encontrar la solución, pero la tecnología no puede cambiar las leyes de la física, solo usarlas con un fin determinado. Y la economía de Gaia se encuentra sometida a las tres leyes fundamentales del pesimismo.
Nuestra única esperanza es que el desastre afecte también a los llamados países ricos, porque solo en ese momento, en la comprensión de que, o nos salvamos todos o no se salva nadie, empezaremos a preocuparnos por la suerte de quien nos alimenta.

Firmado: Camino

lunes, 31 de enero de 2011

MANIFIESTO POR LA SOLIDARIDAD, 2º ANIVERSARIO

Hoy hace justamente dos años (30 de Enero de 2009), miles de blogs en todo el mundo publicaban el Manifiesto por la Solidaridad.

Este blog se suma a este Manifiesto con una intención de denuncia y apremio. Esta gran nave espacial llamada Tierra no tiene botes salvavidas. Hay quienes propugnan que el egoísmo, la búsqueda exclusiva del beneficio propio, al final redundará en beneficio de todos. Las evidencias muestran que esto es una forma de contribuir a los desequilibrios.
Lo que sí parece mucho mas evidente es que lo que hacemos en beneficio de todos, termina beneficiándonos a todos y que aquello que beneficia a todos termina beneficiando a los individuos. Ese es el principio de la solidaridad.

Queda mucho por hacer, fallecen a cada instante miles de inocentes. Por ello, mantengamos este recordatorio perpetuo, como condena expresa a esa injusticia cotidiana e ignorada por los poderosos; a ese silencioso genocidio de tantos y tantos inocentes. Y hemos de hacerlo en la esperanza de que cunda esta iniciativa y que todos los años, cada 30 de Enero, Internet sea una voz unica y solidaria que sacuda las conciencias del mundo.

A continuación, el Manifiesto por la Solidaridad, tal y como se publicó hace DOS años. Mi sincero y profundo agradecimiento para todos los bloggers que hagan lo propio; porque lo importante son ellos, los desheredados: con ellos, por ellos y para ellos.

. . . . . . . . . . . .


"Quien mejor que Gandhi para presentar hoy, con sus propias palabras, el Manifiesto que aquí se publica. Las frases que a continuación leeréis, todas ellas de Gandhi, resumen perfectamente, en mi opinión, el contenido y el espíritu de este “Manifiesto por la Solidaridad”.

“En la Tierra hay suficiente para satisfacer las necesidades de todos, pero no tanto como para satisfacer la avaricia de algunos”.

“Mañana tal vez tengamos que sentarnos frente a nuestros hijos y decirles que fuimos derrotados. Pero no podremos mirarlos a los ojos y decirles que viven así porque no nos animamos a pelear”.

"Dicen que soy héroe, yo débil, tímido, casi insignificante, si siendo como soy hice lo que hice, imagínense lo que pueden hacer todos ustedes juntos”.


MANIFIESTO POR LA SOLIDARIDAD


QUIENES SOMOS:

Los que suscribimos este manifiesto somos ciudadanos en el pleno uso de nuestros derechos civiles, y titulares de la soberanía popular, de la cual emanan los poderes del Estado.

Los firmantes nos dirigimos a todos los ciudadanos del mundo, conocedores de la situación de pobreza, hambre y enfermedad en la que se encuentra gran parte de la población humana en un momento histórico, como el actual, en el que se disponen de los suficientes medios políticos, económicos y científicos que pudieran solucionar estos problemas.

Este manifiesto tiene vocación de universalidad, y va dirigido a toda la humanidad, a cada ser humano que habita el planeta, para que tome conciencia de la terrible situación a la que se enfrentan millones de personas y de alguna manera actúe en consecuencia para terminar con esta insostenible situación. Por ello la versión original en español será traducida a diversas lenguas, pues nuestro propósito consiste en hacer oír la voz de la opinión pública en los lugares en las que se toman las decisiones políticas y económicas del mundo.


A QUIÉN NOS DIRIGIMOS:

Nos dirigimos a la clase política gobernante de nuestros países; así como a los más altos mandatarios de las Organizaciones Internacionales, tales como la Organización de las Naciones Unidas, y a los Presidentes y Gobiernos de los países más poderosos económicamente de la Tierra.



LES MANIFESTAMOS:

1.- Que este texto tiene su origen en la constatación de la extrema situación de necesidad y de hambre que sufre una gran parte de la población de la Tierra y en el desigual e injusto reparto de bienes que existe actualmente en el mundo. Entendemos que la ecuanimidad y la armonía en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana, por lo cual es inadmisible que una gran parte de la población mundial tenga que enfrentarse a una realidad tan precaria, a tal grado de injusticia y desigualdad, a tanta hambre, pobreza y desnutrición.

2.- Que consideramos que dicha situación es intrínsecamente perversa y no admisible ni moral ni éticamente, dado que todos los seres humanos nacen libres e iguales. Igualmente, tenemos presente que todos los ciudadanos del mundo tienen esos derechos desde el mismo instante de su nacimiento y no como una promesa futura cuya conquista dependa de la realidad política, social o económica de sus países.

3.- Que defendemos que es completamente injusto, inmoral y un crimen humanitario punible ante los tribunales internacionales y la Historia que, en pleno Siglo XXI, existan seres humanos que pasen hambre en el mundo, y que mueran por ello. Que es un agravante de ese crimen que, existiendo las leyes internacionales suficientes, así como los medios técnicos, económicos y científicos para corregir dicha situación, los que ejercen el poder en el mundo no lleven a cabo las acciones necesarias para solucionar lo que generaciones futuras calificarán de verdadero genocidio en el que serán culpables todos aquellos que, teniendo los medios para solucionar el problema, no los hayan empleado.

4.- Que consideramos que esta injusta situación es contraria al Derecho Natural, a los Derechos Humanos y a las normas de la más elemental ética, y entendemos que ha llegado el momento de que la voz de la opinión pública exija de sus gobernantes el final de tal estado de cosas.

5.- Que el presente manifiesto no es un manifiesto utópico; y que tampoco es un manifiesto político, ni se pretende con el mismo la instauración de un nuevo orden político o socio-económico mundial, ni ningún menoscabo del tejido empresarial, sanitario y social del mundo desarrollado, sino la más elemental justicia con los desfavorecidos.


POR TODO ELLO, EXIGIMOS A NUESTROS GOBERNANTES:

1.- La adopción de medidas inmediatas y urgentes para paliar tal situación de hambre, enfermedad y desnutrición en el tercer mundo. Consideramos que tales medidas no constituyen una utopía, sino que son perfectamente viables y posibles.

2.- Mantener el compromiso de cumplir los Objetivos del Milenio que, establecidos por Naciones Unidas en el año 2000, definen los principios a los que ha de ajustarse la actuación de los países y del sistema económico internacional para superar, con el horizonte fijado en 2015, las injusticias que aquejan a la humanidad.

3.- La realización de acciones solidarias sistemáticas con los países más desfavorecidos y que se establezca un orden lógico y humano de prioridades en la política económica, con proyectos inteligentes que creen riqueza y puestos de trabajo en los países afectados, facilitando un desarrollo sostenible y un progreso que les ayude a la consolidación de una red sanitaria, económica y social estable que haga posible el retorno a una situación de partida igualitaria.

4.- Que se tomen las medidas necesarias para que los países ricos destinen una parte de sus presupuestos a la creación de riqueza, de empresas y de fuentes de trabajo en los países afectados; así como la adopción de un acuerdo internacional, que debería subscribirse en la ONU de obligado cumplimiento para los países desarrollados.

5.- La implantación de un código ético que regule la estrategia de las empresas multinacionales, así como la eliminación de los paraísos fiscales y la aplicación de la tasa Tobin, ú otra similar, a las transacciones comerciales internacionales, que permita crear un fondo de solidaridad gestionado por Naciones Unidas.

6.- No aceptaremos simples declaraciones de principios que no se traduzcan en políticas concretas. En definitiva, APELAMOS al sentido de la generosidad y humanidad de todos, y fundamentalmente de la clase política internacional económicamente poderosa.

Desde la tierra que espera y cree firmemente en la Solidaridad que construya un mundo mejor y más justo, a 30 de enero de 2009"

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