domingo, 18 de abril de 2010

La Muerte y la Memoria


-Entonces ¿la muerte?
Los ojos de Gaia mostraban un deseo de conocer puro y valiente. Ana sabía que no podría evitarle el dolor de la vida, pero al menos podía orientar su razón, dotar de timón a su velero y revelarle las estelas de su propia travesía.
-Nuestra vida es un gran Acuerdo entre otras muchas vidas, la simbiosis de una multitud. Nuestras células son tan pequeñas que solo podemos percibir sus aglomerados, sus tareas y sus impulsos. Nos permiten movernos o pensar, pero todas y cada una guardan la memoria de lo que somos. De la misma manera, los seres humanos formamos parte de un Acuerdo mucho mayor. A la escala del planeta somos seres tan pequeños e indistinguibles como células. Vivimos y morimos dando vida a una entidad que nos desborda, inconcebiblemente hermosa.
-¿Quieres decir que en realidad no somos importantes? ¿Que nuestra vida apenas cuenta?
-Gaia, quiero decir que la muerte es la disolución del ego, sobrevivimos en la vida y la memoria. Cuando vivimos, cuando pasamos por el mundo, tenemos el don de la decisión y el futuro depende de nuestros actos. Aquello que conseguimos cambiar o mejorar da sentido al mundo, cambia el lugar de donde partiremos mañana. Lo que hacemos nos envuelve, se convierte en el territorio sobre el que, en nosotros y en los demás, se fundará una nueva memoria.
-Entiendo -dijo Gaia- por eso es tan importante luchar contra la mentira.
-Sí -dijo Ana- Los pasos que no se dan hacia adelante se dan hacia atrás. Sobre la memoria ocultada, los parásitos siembran su nueva cosecha de poder y destrucción. Las verdades que no se desvelan, se venderán como mentiras despreciables en los mercados de la justicia y las causas justas se comprarán como delito. Las víctimas seremos entonces, tratadas como delincuentes, juzgada la magnitud de nuestra culpa, por la crueldad y el dolor con que fuimos violentadas.
-¿Tendrán un final los ciclos de tanto dolor y tanta desolación? -Preguntó Gaia entristecida.
-Cuando entendamos que la única salida es la simbiosis, la equidad en nuestra relación con otros seres humanos y la Naturaleza, terminará la era de los parásitos, la prevalencia de los egoístas. Puede que entonces los seres humanos nos convirtamos en las neuronas de un planeta, en la génesis de su inteligencia.

jueves, 18 de marzo de 2010

Equilibrio es desequilibrio (Y viceversa)




-Al mar lo hacen inmenso la escueta longitud de nuestros pasos. La lejanía convierte a las estrellas en apenas puntos de luz. La evidencia, cuando lo ocupa todo, se vuelve invisible. Nuestras vidas transcurren en un instante de eternidad. Dejamos nuestras huellas en una mota de polvo. Sin embargo, para los seres vivos que forman parte de nosotros, somos inabarcables e inconcebibles, quizás ignoren incluso, que sin ellos no somos nada.
Gaia, verás equilibrio en la turbulencia, paz en la tempestad, armonía en la disonancia... Elige la escala y encontrarás la medida de tu existencia, el sentido del equilibrio.
Puedes vivir en el bosque y decir que conoces el bosque, pero solo lo habitas. Desconfía de las certezas que no hacen preguntas.
Gaia quedó pensativa. Estaba claro que Ana dominaba algo más que el arte de la pintura. La confusión se diluía cuando ella tomaba la palabra.
-Pero Ana, si no podemos conocerlo todo ¿cómo encontraremos la Verdad?
-De lo que podemos y queremos conocer debe ocuparse la inteligencia, de lo que desconocemos o somos incapaces de concebir debe ocuparse la humildad.
-¿Ser humilde es muy difícil? -Preguntó Gaia, que no tenía muy clara su vocación para el ascetismo.
Ana le hizo un guiño.
-Lo cierto es que ¡es mucho mas práctico el sentido del humor!
Y las dos echaron a reír, mientras la solemnidad se disolvía para no hacer daño con ninguna intransigencia.

domingo, 28 de febrero de 2010

El Equilibrio. (Dinámica)

e
Has comenzado el estudio de las matemáticas, pero jamás llegarás a entender el mundo sin recorrer el camino del arte, porque son las emociones, a pesar de su resistencia a ser dominadas o entendidas, las que mueven el mundo, Gaia. Son sabiduría y también ignorancia.
Para entender el equilibrio en el tiempo es necesaria la música, los ciclos, el ritmo, las iteraciones... La vida no tiene sentido si no encuentra su lugar en los días, los años, los siglos y los inconcebibles eones.
Los ancianos de la tribu duermen satisfechos. Se saben venerados. Conocen su lugar en la existencia. Tras la muerte encontraran un lugar junto a sus ancestros y desde la vida serán saludados por aquellos que aman. Fueron jóvenes un día, es cierto. Pero aún entonces conocían el sentido de la vida. Siempre fueron conscientes. Formaban parte de una cadena y aún jóvenes respetaron el lugar que ahora ocupan como ancianos. Vivimos la época de la inmediatez. Pero debemos entender la importancia de la existencia, pues todo lo que hacemos cambia el futuro.
No es que detrás de la vida no haya nada, es que no estamos dejando nada para que la vida pueda continuar.
¿Sabes Gaia?. La búsqueda del sentido de la palabra equilibrio nos ha llevado primero a la estática de las cosas terminadas, las pinceladas y los cuadros. Ahí hemos aprendido la importancia de la distancia y de la perspectiva.
Cuando hemos querido profundizar en la quietud, hemos comprendido que el mundo se mueve y hemos llegado hasta aquí, para entender que cada cosa tiene un lugar en el tiempo y hemos encontrado el sentido del equilibrio en la armonía y la música. Ha llegado el momento en que debemos afrontar la totalidad, para poder vivir y solventar la contradicción.

viernes, 19 de febrero de 2010

EL Equilibrio. (Estática)


-El equilibrio está lleno de cosas antagónicas. Puede contener el bien y el mal, el dolor y el placer, la vida y la muerte, la creación y la destrucción.
Buscamos una paz que es ausencia de lucha, el universo decantado por una de las partes, quietud absoluta, ausencia de movimiento. Pero eso se parece demasiado a la muerte, a la ausencia de vida. La paz debe estar viva y ser una lucha constante e inevitable por el equilibrio, por el respeto, por la coexistencia.
Ana hablaba abstraida, con la mirada colgada en las estelas del mar. Por un momento, ignorante de la confusión que sus palabras habían dejado en Gaia.
-¿Crees entonces que también necesitamos el mal?
Gaia parecía disconforme, pero sobre todo desorientada.
-El mal se hace casi siempre en nombre del bien. Las guerras se hacen en nombre de la paz. El mal solo es el bien que corresponde a todos, hurtado para unos pocos. Deberíamos aprender del día y de la noche. ¿Sabes por qué gira nuestro planeta, por qué se inclina?
-Todavía no lo sé. -Dijo Gaia.
-Para que todo el mundo comparta la luz y en ningún lugar sea negada la primavera.

domingo, 7 de febrero de 2010

El Equilibrio (La búsqueda)


Gaia tomo el diccionario y buscó "equilibrio".
-"Estado de un cuerpo cuando fuerzas encontradas que obran en él se compensan destruyéndose mutuamente".
Después de las fiebres ella seguía entera. Además, la destrucción, el desbarajuste y la diarrea se habían producido justo cuando se había perdido el dichoso equilibrio. Solo quedaba otra definición que podría ser útil.
-"Contrapeso, contrarresto, armonía entre cosas diversas".
Al parecer, el diccionario no era muy habilidoso con las metáforas. Estaba claro que era una palabra delicada y misteriosa.
Se decidió a buscar a Ana y preguntarle qué era aquello del equilibrio.

-Cuando quieras pintar un cuadro, debes comprender que cada pincelada tiene un lugar en el lienzo. Son como luciérnagas petrificadas cuyo destino es modular la luz. Si eliges pintar la montaña, acercar el frío de las cumbres, necesitas pinceladas blancas para la nieve. Otras de color gris para las rocas y los precipicios. Necesitarás también del color verde para las arboledas y amarillo para los pastos....
-¿Y el equilibrio? -preguntó Gaia.
-El equilibrio es alejarse del cuadro y no distinguir las pinceladas. Tan solo un inaudible murmullo de pigmentos.

domingo, 24 de enero de 2010

La gripe de Gaia


Hacía tiempo que Gaia no se las había visto, con fiebres altas, vómitos, diarreas y aquella insufrible mucosidad. José sin embargo no tenía problemas con el diagnostico: era una simple gripe. No revestía mayor gravedad y aunque muy molesta, era algo normal.
Gaia sin embargo veía la cuestión de otra manera. La vida estaba resultando mucho mas asquerosa de lo que había previsto en un principio. Debía enfrentarse al hecho de que, lo que a simple vista parecían pies, manos y cara -además de los órganos internos que permanecían escondidos para no resultar desagradables- eran en realidad una cohorte infinita de bichejos a los que José llamaba células, aunque muy bien organizados, eso sí. Pero después de haber pasado unos cuantos días sumida en un desbarajuste total de mucosas y líquidos pestilentes, la bonita metáfora de José "nosotros somos lo invisible, nosotros somos el Acuerdo" se venía abajo por momentos, porque a ver, quien dirigía aquellos desatinos de descomposición. Quién puñetas estaba al mando, porque estaba muy claro que desde luego no era ella. Así que apenas se hubo recuperado, preguntó a José por la causa de todos sus males.
José se armó de paciencia, Gaia no era de las que se contentan con cualquier respuesta. Vale, si, la gripe ¿y eso que és?. ¿Un virus?. ¡Ah, si! Muchísimo mas pequeño que una célula, se le mete dentro y la vuelve loca. Suspiro. ¿Donde habrá estudiado medicina este hombre?. ¿Y las diarreas?. La flora o la fauna bacteriana intestinal que se desajusta. ¿Como? ¿y estos de donde salen?.
José se esforzaba en realizar un esbozo del complejo sistema biológico que era un ser humano en palabras que Gaia pudiera entender. Sin embargo parecía que a ella le resultaba mas difícil aceptarlo que entenderlo. Así que pasó a la estadísticas, resulta que el número de bacterias (bichos de fuera según Gaia) multiplica por diez el número de nuestras propias células y eso en litros supone... ¡vale, los detalles escabrosos otro día que esté con mejor cuerpo! ¡Así que estamos en inferioridad numérica! Bien, eso explica todo lo que ha pasado. Pero lo que no explica es porqué todo funcionaba bien hasta hacía pocos días y por qué, y según José, todo está volviendo a la normalidad.
Después de varios intentos parece que a Gaia le habían quedado algunas cosas claras: El conjunto de células del cuerpo humano se han organizado formando un gran Acuerdo. Hay gente que lo llama alma o espíritu, pero no está muy claro que ese Acuerdo pueda sobrevivir sin los seres vivos que lo forman, así que un poco de instinto de supervivencia resulta conveniente. También hemos de convivir con una innumerable cantidad de microorganismos que viven en simbiosis con el nuestro. A Gaia esta palabra le había gustado mucho, sobre todo porque se parecía a llevarse bien y no dar dolor de tripa. De todas formas, parece ser que todo depende de una delicada palabra: el equilibrio.

sábado, 23 de enero de 2010

La pesadilla


Primero se hizo un silencio inapelable y profundo. Un presagio oscuro y sin nombre. Los perros se movían inquietos y su mirada se tornó demente. Pero nadie se dio cuenta.
Se anunciaba así la conmoción. Llegaba como un trueno largo, grave y gutural, golpeando fuerte en el tambor de la muerte y la locura. Después se hundió todo y saltaron los añicos, de África lejos de África.
A Gaia le golpeaba el corazón de un lado a otro. Sintió primero un dolor sordo, como si a la Tierra se le hubiera roto un hueso, y después, la cuchillada del mas pavoroso de los gritos, el de un niño aterrado y dolorido. Se multiplicaron después los gritos apagados. Escollos y escombros guardando en una jaula enterrada, una letanía de quejas. Gaia sentía la asfixia y como la muerte apagaba el dolor de la almas que se diluían de nuevo en el Todo.
El otro dolor, el que se siente cuando aquello de lo que formas parte, sufre o es destruido, se le revolvía y le impelía a buscar el consuelo para otros. En medio de la confusión empezó a abrirse paso un nuevo hálito. Las columnas de ayuda empezaron a fluir como un bálsamo y la angustia parecía remitir, con la llegada de gentes de todo color, decididas a luchar contra el dolor ajeno.
Pero sintió un murmullo que volvía a crecer como una sombra. Esta vez le pareció que hablaban de ella. No había duda. Quienes eludían el mandato del otro dolor, inmunes a él y tantas veces motivo de su causa, conspiraban en su contra para acusarla, sintió miedo y se lanzó contra la oscuridad.
Entonces Gaia se despertó agitada y al abrir los ojos encontró a Ana sentada junto a su cama. Se abrazaron mientras Gaia, entre sollozos, intentaba relatar su pesadilla.

jueves, 14 de enero de 2010

El alma y la metáfora


Gaia preguntó por la naturaleza metafórica del alma.
Comenzó con la suma de una manzana a la que añadió otra manzana.
Fue un alimento sencillo, fácil de entender.
Después hizo lo mismo con dos catedrales
y buscó el alimento en algún lugar de aquella unión.
Pero solo encontró un número para colmar su apetencia.

Cuando descubrió la metáfora
decidió iniciarse en el estudio de las matemáticas.

Comentario de Camino a Gaia en la entrada "El libro de otro mundo" de las mujeres solubles.

martes, 12 de enero de 2010

El Secreto

- Crees José, que alguien se dará cuenta.
- ¿Como iban ha hacerlo?
- No sé, quizás mientras leen nuestros nombres, mientras estamos aquí sentados frente al mar, mientras indagan en nuestras conversaciones. Puede que mientras nos describen las palabras y habitamos los textos.
-¿Qué es lo que te preocupa, Ana?
-¿Crees que podrían descubrir nuestro secreto?
- ¡Ojala lo hagan!, Ana. Ojalá lo hagan a tiempo.

domingo, 3 de enero de 2010

El legado de Ana


-Llevo aquí mucho tiempo José, el suficiente para saber que hay transgresiones de la realidad que consiguen cambiarla. Los recuerdos de Almería, las canciones en la plaza de San Pedro, el horno que colmaba mi vocación alfarera o los besos junto al mar. Todo son metáforas de lo que no es silencio, de lo que es simplemente huella, porque aún perdura. La mayor parte de lo que somos está fuera de nosotros, forma parte de los demás. Todo está conectado, la belleza que creamos fuera de nosotros, crece dentro de nosotros, nos cambia. Esa es la naturaleza de lo hermoso, eso es lo hermoso de la Naturaleza. Un ser humano puede transmutar en algo tan sutil como la inspiración para escribir un poema o quizá la entrada de un blog.
La realidad está hecha de una sustancia equívoca. A veces, el recuerdo se adelgaza tanto que se confunde con el olvido, pero el dolor lo perfila todo. Lamento que tuvieras que enterarte por los periódicos, lamento el dolor causado a todos los que me quieren bien. Pero llega un tiempo de grandes metamorfosis, en nuestras manos está elegir aquello que ha de sobrevivirnos. La mota de mi alma que perdura en ti, José, ha elegido acompañarte y valerse de tus pies para seguir en el camino. Solo si tú me lo permites. Por eso he traído conmigo a Gaia, para que en ella crezca y se diluya lo mejor de lo que fuimos, lo mejor de lo que aún somos.

José había llevado largamente el peso de una sombra: la impotencia de no haber podido hacer nada, el extraño dolor de conocer a destiempo las noticias y el oculto rencor contra todo lo que se había revelado insensible y cómplice. Las palabras de Ana dibujaban ahora el futuro bajo el signo de un nuevo horizonte: la educación de Gaia y el recorrido por lo ignorado a través de sus preguntas.

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