sábado, 23 de enero de 2010
La pesadilla
Primero se hizo un silencio inapelable y profundo. Un presagio oscuro y sin nombre. Los perros se movían inquietos y su mirada se tornó demente. Pero nadie se dio cuenta.
Se anunciaba así la conmoción. Llegaba como un trueno largo, grave y gutural, golpeando fuerte en el tambor de la muerte y la locura. Después se hundió todo y saltaron los añicos, de África lejos de África.
A Gaia le golpeaba el corazón de un lado a otro. Sintió primero un dolor sordo, como si a la Tierra se le hubiera roto un hueso, y después, la cuchillada del mas pavoroso de los gritos, el de un niño aterrado y dolorido. Se multiplicaron después los gritos apagados. Escollos y escombros guardando en una jaula enterrada, una letanía de quejas. Gaia sentía la asfixia y como la muerte apagaba el dolor de la almas que se diluían de nuevo en el Todo.
El otro dolor, el que se siente cuando aquello de lo que formas parte, sufre o es destruido, se le revolvía y le impelía a buscar el consuelo para otros. En medio de la confusión empezó a abrirse paso un nuevo hálito. Las columnas de ayuda empezaron a fluir como un bálsamo y la angustia parecía remitir, con la llegada de gentes de todo color, decididas a luchar contra el dolor ajeno.
Pero sintió un murmullo que volvía a crecer como una sombra. Esta vez le pareció que hablaban de ella. No había duda. Quienes eludían el mandato del otro dolor, inmunes a él y tantas veces motivo de su causa, conspiraban en su contra para acusarla, sintió miedo y se lanzó contra la oscuridad.
Entonces Gaia se despertó agitada y al abrir los ojos encontró a Ana sentada junto a su cama. Se abrazaron mientras Gaia, entre sollozos, intentaba relatar su pesadilla.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Horrible pesadilla. Díle a la encantadora Gaia que no creo que nadie la malquiera, la ignore o le haga daño.
ResponderEliminarTambién le ofrezco mis brazos para consolarla.
Ella ya te conoce. Hace poco hizo novillos y creo que realizó algún comentario en tu blog. Yo estaba con fiebres. Es una niña fuera de lo común. Pensarás que es pasión de narrador, pero no te engañó cuando te dijo que es ella quien me lleva de la mano.
ResponderEliminarLe transmito tus abrazos. Muchas gracias.
...conciencia...solo eso.
ResponderEliminarun beso.
Ostras, me ha encantado tu narración, como lo has explicado,es preciosa.
ResponderEliminar