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Has comenzado el estudio de las matemáticas, pero jamás llegarás a entender el mundo sin recorrer el camino del arte, porque son las emociones, a pesar de su resistencia a ser dominadas o entendidas, las que mueven el mundo, Gaia. Son sabiduría y también ignorancia.
Para entender el equilibrio en el tiempo es necesaria la música, los ciclos, el ritmo, las iteraciones... La vida no tiene sentido si no encuentra su lugar en los días, los años, los siglos y los inconcebibles eones.
Los ancianos de la tribu duermen satisfechos. Se saben venerados. Conocen su lugar en la existencia. Tras la muerte encontraran un lugar junto a sus ancestros y desde la vida serán saludados por aquellos que aman. Fueron jóvenes un día, es cierto. Pero aún entonces conocían el sentido de la vida. Siempre fueron conscientes. Formaban parte de una cadena y aún jóvenes respetaron el lugar que ahora ocupan como ancianos. Vivimos la época de la inmediatez. Pero debemos entender la importancia de la existencia, pues todo lo que hacemos cambia el futuro.
No es que detrás de la vida no haya nada, es que no estamos dejando nada para que la vida pueda continuar.
¿Sabes Gaia?. La búsqueda del sentido de la palabra equilibrio nos ha llevado primero a la estática de las cosas terminadas, las pinceladas y los cuadros. Ahí hemos aprendido la importancia de la distancia y de la perspectiva.
Cuando hemos querido profundizar en la quietud, hemos comprendido que el mundo se mueve y hemos llegado hasta aquí, para entender que cada cosa tiene un lugar en el tiempo y hemos encontrado el sentido del equilibrio en la armonía y la música. Ha llegado el momento en que debemos afrontar la totalidad, para poder vivir y solventar la contradicción.
Me gusta. Me gusta mucho este post, amigo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sí, supongo que el equilibrio esta en la totalidad y no en la parte.
ResponderEliminarHola Camino a Gaia, soy Fran el de la plancha...
ResponderEliminarNo sabía donde dejarle este comentario, así que lo he puesto aqui.
Gracias por su amable post, y por la invitación a debatir la hipótesis de Gaia, pero ha habido un error por mi parte al expresarme en el blog de starviwer
Cuando nombré a Gaia como una creencia y fe, me referia a la diosa griega, no a la hipótesis que usted nombra...
son cosas distintas...
Saludos y bonito blog
Lleno de sentido y de respeto. Un clamor que exige cuidar la tierra que nos acoge.
ResponderEliminarEse primer párrafo me parece sublime. Muy sabio, amiga Gaia, que la ciencia sin el arte y sin la emoción es nada.
Abrazos solidarios.
Pues si mi querida Gaia-Ana,
ResponderEliminarFast-food para todo, comer, leer, pasear, hablar, relaciones de pareja, .....
El futuro es nuestro presente continuo.
Un beso.
Armonía, equilibrio, música. Me ha gustado mucho, Camino, que es como yo te abrevio. Un abrazo hacia este sur tan vital...
ResponderEliminarGracias Cornelius, me alegra que te guste y también es agradable oir que te llaman amigo. Un abrazo.
ResponderEliminarMaría Jesús, creo que el equilibrio, en el sentido vital en el que aquí se habla, tiene como característica su percepción relativa al momento y el lugar. Toda vida necesita una cierta estabilidad para poder desarrollarse, un cierto equilibrio, pero a su vez también necesita libertad de movimientos para poder manifestarse como tal. Cuando menor es el detalle, mayor es la percepción de la totalidad.
Amiga Isabel, ya te dije que Ana es muy sabia y estoy aprendiendo mucho. Algún día yo también escribiré en el blog. Bueno, si me deja quién tú sabes.
ResponderEliminarTula, tienes mucha razón. Vamos muy rápido y no nos dejamos tiempo para decidir hacia dónde.
ResponderEliminarHola Ramón, me gusta tener siempre cerca a Gaia pero si me dejas en "Camino" a secas, pues qué se le va a hacer, me acostumbraré seguro (creo).
ResponderEliminarUn abrazo
Me han gustado las tres entradas sobre el equilibrio. Me parecen cargadas de razón, bien estructuradas y escritas con un estilo claro y a la vez rico.
ResponderEliminarYo, como sujeto con cierta perspectiva sistémica de la vida, al equilibrio le otorgo una visión holística dentro de la interacción de todos los elementos del sistema.
Pero tiene también una tendencia entrópica, llevando al equilibrio total a la inacción, a la muerte dentro de la propia ausencia de interacción.
Los desequilibrios presentan situaciones que se han de gestionar para resolverlas, son como situaciones de crisis dónde se progresa con la resolución de la misma.
Me quedaré por aquí y pondré un chivato en mi blog para avisarme cuando cuelgas algo.
Un abrazo
Camino; recien ahora me resolvieron un problema en mi laptop que me impedia comentar en la mayoria de los blogs.
ResponderEliminarAqui estoy para saludarte, agradecerte tus palabras y excusarme por la falta de tildes.
Cariños.
Hola!
ResponderEliminarGracias por dejar tu mensaje en nuestro blog, hay que sacar la epilepsia de las sombras y como tu dices se puede llevar una vida completamente nnormasl.
Besos desde argentina
Gracias por dejarme un comentario y de esta manera llego a tu blog y me encantó tu entrada. Creo que el equilibrio de las cosas va de la mano de las humanidades y por desgracia ahora están demasiado olvidadas por prioridades superfluas...Pero gracias a este medio podemos compartir y darnos cuenta de que aún hay quien las voloran.Te felicito.Un placer llegar aquí. Un abrazo
ResponderEliminarHola Antonio, comparto contigo la visión holística de la vida. En cuanto a la tendencia entrópica, por suerte la vida tiende a reducir la entropía de los sistemas, aumentar el orden, la diversidad y el dinamismo.
ResponderEliminarGracias por tu comentario.
emeygriega, gracias de todas formas por pasar por aquí.
ResponderEliminarAh, las tildes no importan (demasiado) cuenta mucho más el deseo de comunicar.
Un saludo
Cary Y Yoly, creo que es la exclusión social, basada sobre todo en prejuicios, la enfermedad mas grave a erradicar.
Angela, creo que todos debemos un homenaje a Miguel Delibes. Ha sido impresionante la cantidad de blog que han dejado una entrada para este hombre admirable.
"Pese a ser jóvenes ya conocían el sentido de la vida".
ResponderEliminarAfortunados ellos porque, aún a mis años, ya en el inicio de lo que se da en llamar con intención benevolente la tercera edad, no he encontrado ese sentido, ese equilbrio y en verdad que he transitado por los caminos del arte y he sentido las emociones del amor y las tristezas del desamor.
Pero, no encontré el sentido, no
saludos
Hola Txema, supongo que hay muchas formas de entender el sentido de la vida, puede que al menos en parte, eso sea algo que depende de nuestras expectativas. Cuando corren buenos tiempos es algo que rara vez nos planteamos, pero cuando ya tenemos unos añitos, hemos sufrido algunas pérdidas y vemos la parca asomando por el horizonte, el escepticismo arrecia, sobre todo si nos llega como invitado especial del desencanto.
ResponderEliminar¿Cuál es entonces la cuestión?, el sentido de la vida o el sentido de la muerte. Pero algún sentido debe tener la vida cuando somos tan reacios a abandonarla. A mi se me ocurren bastantes cosas por las que merece la pena vivir y no tantas por las que merezca la pena morir.
En cuanto a abordar la cuestión desde un punto de vista mas profundo, trascendente y filosófico, pienso que existe una trascendencia objetiva y biológica: recibimos la vida de otros y a otros la transmitimos. En ese contexto, se podría decir que formamos parte de una estructura vital con una continuidad en el tiempo mas allá de nuestro alcance, aunque sea accesible a nuestra comprensión. A escala planetaria, tampoco somos gran cosa como individuos, pero como especie parece que estamos haciendo mucho daño.
Hay muchos contextos en los que la existencia del individuo tiene un sentido que le ha sido dado de antemano. Otra cosa es la importancia que el propio individuo de a esos contextos. Nos puede traer sin cuidado, por ejemplo, que la vida siga o no después de nuestra muerte. Podemos ceñir nuestra existencia a lo que da de sí un ego parcelado, que no quiere ir mucho mas allá de sí mismo. Pero también podemos dar importancia al tiempo que está mas allá de nuestros límites.
Supongo que en el fondo, somos nosotros mismos los que tenemos la capacidad de dar sentido a nuestra vida y también podemos elegir nuestro grado de implicación voluntaria en los contextos.