martes, 14 de febrero de 2012

Biomimesis sistémica global: el camino a Gaia

Siempre me maravilló observar desde la infancia cómo en la Naturaleza los seres vivos son libres, hay alimento para todos y nadie trabaja, nadie controla. Pero los mecanismos de auto-regulación no tenían predicamento entre las mentes acostumbradas a la servidumbre y a la esclavitud, así que me enseñaron como dogma incuestionable que existía un policía invisible que ponía orden en todo aquello, un jefe virtual al que todos los seres vivos obedecían sin rechistar: Dios. El hombre sin embargo, como ser superior, había sido bendecido por el Creador con el don del libre albedrío... y la obligación de obedecer al terrateniente, al cura, al juez, al alcalde y a la Guardia Civil. Como no acababa de ver las indudables ventajas de ser yo quien alimentara con el sudor de mi frente a semejante cohorte de parásitos, pasaba mis días entre ranas, pájaros y bichejos varios. Había una recompensa por una vida de sumisión, pero era a título póstumo, en la "otra" vida. En esta vida tocaba reproducirse como conejos, trabajar como bestias, comportarse como borregos y estar dispuestos a ser sacrificados como cerdos. Para eso teníamos una dictadura que casi igualaba a la que podía darse en el reino de los cielos y una caterva de fascistas que aún hoy, emponzoñan nuestras instituciones llamadas democráticas.
Los niños tienen la extraña capacidad de ver a los emperadores desnudos mientras los adultos alaban el manto de armiño. Pero por alguna extraña razón nunca dejé de ver en el hombre la patética estampa de un mono desnudo y presuntuoso, aunque empecé a ocultarlo, no sin cierta incomodidad. Es cierto que podía razonar con muchas personas, pero a otras, darles la razón era suficiente. Aprendí de la Naturaleza lo que tuvo a bien enseñarme y del resto de seres humanos que mis inquietudes eran las de muchos y que a veces, una atmósfera de biofilia iluminaba de añoranza la atmósfera triste de las ciudades.
Ahora que nos encontramos al borde del abismo, llevados de la mano por expertos de todos los tipos y colores, me parece indecoroso apelar al currículum para dar brillo y fulgor a cualquiera de mis argumentos. Asumo pues, la magnitud de mi ignorancia, pero dado que tropiezo constantemente con insultos a la mas elemental sensatez, refrendados con el atavío de la excelencia y la opinión de incontables expertos. Me atrevo a afirmar que el emperador está desnudo y que nuestro modelo económico toca a su fin.

EL CRECIMIENTO INFINITO
Solo el arraigo de los fundamentalismos religiosos en la inspiración de nuestro modelo económico explica la creencia en el crecimiento infinito en un planeta de recursos limitados. "Creced y multiplicaos, llenad el mundo y someted a todas sus criaturas". Es lo que dice el Génesis. En realidad son las instrucciones para tener un bonito Apocalipsis. Durante siglos los economistas han considerado una transición del crecimiento económico a un estado estable, desde los economistas clásicos, como Adam Smith, a los actuales economistas ecológicos. Sin embargo nuestro actual modelo es una carrera sin freno hacia el precipicio, en busca de una profecía autocumplida hija de los fundamentalismos protestante y católico. La conexión entre el conservadurismo económico y religión no es casualidad, es la combinación perfecta y necesaria para construir una épica de la irracionalidad y del suicidio colectivo.

ECONOMIA DEL ESTADO ESTACIONARIO
Como todos los motores, el motor del crecimiento económico necesita energía para funcionar y en su casi totalidad la obtenemos del los combustibles fósiles. Pero nuestro modelo necesita un consumo siempre CRECIENTE para funcionar. Ese es el motivo por el que el colapso de nuestro sistema económico no se produce cuando la energía se agota, sino cuando no podemos obtener energía de forma CRECIENTE. Y ese momento no solo ha llegado, sino que ya ha pasado. Según la Agencia Internacional de la Energía el pico de producción del petróleo tuvo lugar en el año 2006. Sin embargo, todavía nos encontramos en una fase de meseta en la que el declive de la producción aún no es evidente. Eso significa que la verdadera crisis está por venir y es inevitable porque viene provocada por los límites físicos que afectan a la economía real, sean cuales fueren el número de billetes que decidan imprimir las autoridades monetarias.
La economía del estado estacionario es la que propone que el motor del sistema funcione consumiendo energía de forma ESTABLE, que al igual que ocurre con nuestros vehículos puede tener oscilaciones en su consumo pero siempre dentro de unos límites. La idea fundamental es que el progreso material sería limitado, mientras los cambios cualitativos en los individuos y las sociedades serían los que definirían la idea de progreso. Esto significa que el progreso cualitativo, que para el ser humano significa la mejora ética, intelectual y cultural, sería el único posible que podría mantenerse a largo plazo según las leyes de la Física. Y eso es exactamente lo que lleva haciendo la Naturaleza desde que la vida irrumpió en este planeta: evolucionar.

EL CAMINO A GAIA
Frente a nuestro modelo económico basado en dogmas bíblicos y en la ingeniería de la estafa, tenemos la economía real, materia y energía cuyos flujos no responden a las tendencias del mercado, sino a leyes físicas fundamentales que no pueden ser sobornadas, ni tan siquiera intimidadas, por las hogueras de la Inquisición. Por otro lado está la vida, de la que nos hemos autocoronado reyes, sin mas argumento que nuestra capacidad para destruirla. Esto nos está llevando a una crisis global sin precedentes. Una crisis de realidad que nos enfrenta a los límites de lo posible, a los límites del crecimiento.
Pero ¿qué es Gaia? ¿es posible imitar su intrincado metabolismo? De Gaia sabemos que su existencia es posible, que es real y que nosotros formamos parte de ella. Pero hace mas treinta años que hemos superado la capacidad de carga del planeta. Urge pues, realizar una transición hacia una economía de lo posible. Si no lo hacemos, deberemos afrontar un colapso catastrófico.

lunes, 9 de enero de 2012

El trabajo de la biodiversidad

La biodiversidad en la alimentación y la agricultura constituye uno de los recursos más importantes de la Tierra. Cultivos, animales de granja, organismos acuáticos, árboles forestales, microorganismos e invertebrados: miles de especies y su variabilidad genética componen la red de biodiversidad en ecosistemas de los que depende la producción alimentaria mundial. El trabajo realizado por la biodiversidad es inmenso, eficiente desde el punto de vista energético y constituye en sí mismo un ejemplo de economía del estado estacionario.
Los rendimientos del actual sistema agroalimentario se miden en producción por unidad de superficie y por hora trabajada. Así, según algunos estudios, se ha conseguido multiplicar por seis la producción por hectárea y por treinta la producción por hora de trabajo, respecto a la era preindustrial. Esto se ha hecho interviniendo la Naturaleza mediante la eliminación de biodiversidad y a costa de incrementar el consumo de energía procedente de combustibles fósiles hasta el punto de que la producción de alimentos depende casi totalmente del petróleo.
La brecha energética alimentaria es de tal calibre que resulta urgente y vital cambiar el modelo agroalimentario. No se puede perder mas tiempo en discutir si la profundidad del abismo es de doscientos o trescientos metros cuando no somos capaces de sobrevivir a una caída de veinte metros. Con la llegada del declive de la producción de petróleo el mundo se enfrentará a una crisis alimentaria sin precedentes de la que la subida del precio de los alimentos básicos es solo el primer indicio.

Biodiversidad para un mundo sin hambre
Los excelentes rendimientos energéticos alimentarios de la era preindustrial son consecuencia lógica de un modelo en que la energía disponible era escasa y de procedencia humana y animal. La producción agrícola necesitaba de esfuerzo y sudor. No había sido descubierto aún el mundo microbiano, por lo que su ingente e invisible tarea era percibida como un todo autoregulado cuyo trabajo se atribuía a la Madre Naturaleza o directamente a Dios.
Según denuncia la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), los cambios en el uso de la tierra y la consiguiente pérdida de hábitat, el uso de plaguicidas y fertilizantes, el cambio del clima y los consiguientes invasiones de especies exóticas, han alterado el equilibrio ecosistémico, debilitando la capacidad de microorganismos y los invertebrados para proveer numerosos y valiosos servicios ecosistémicos.
¿Qué ocurrirá con el actual modelo agroalimentario cuando el declive de la producción de petróleo lo haga inviable? ¿Colapso o transición controlada?. Hay muchas voces que reclaman el cambio de modelo con propuestas sensatas y justas, como Vía Campesina. Pero lo cierto es que las grandes transnacionales y corporaciones no dan muestras de cambiar el modelo. Dado que el pico del petróleo tuvo lugar en el año 2006, según la propia Agencia Internacional de la Energía, el colapso alimentario parece lo mas probable.
La solución sin embargo solo puede llegar de la soberanía alimentaria, reforma agraria, biodiversidad y recursos genéticos, derechos humanos, migraciones y trabajadores rurales, agricultura campesina sostenible.
Deberíamos desechar la idea de que este será un problema "solo" de los países pobres. De hecho, iniciar el proceso de vuelta al campo sería una forma de absorber el creciente número de desempleados que la actual crisis económica está generando.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Sembrando el desastre: agricultura industrial.

Bayliss-Smith comparó dos explotaciones del mismo pueblo del condado de Wiltshire, en el centro de Inglaterra, con 150 años de distancia: las décadas de 1820 y 1970 respectivamente. En la explotación de 1826, de carácter preindustrial, el 98% de los insumos energéticos eran biológicos: un 77% humanos y un 21% animales. Sólo el 2% correspondía a energía fósil: el carbón de piedra usado en la producción de hierro para las herramientas y de las propias herramientas, entre las que figuraba una primitiva máquina trilladora tirada por caballos. Comparemos estas cifras con las correspondientes a una finca del mismo pueblo en 1977 que obtenía una producción agrícola muy parecida en volumen. Los insumos de energía animal han desaparecido, y los de energía humana han bajado al 0,2% del total, siendo el 99,8% restante de energía fósil (incluyendo la energía consumida en la producción de máquinas y substancias químicas y en el uso de las máquinas). En el cálculo se han tenido en cuenta todas las variables, incluso el dato de que la desaparición del ganado de tiro libera tierras de pasto que ahora se pueden dedicar a cultivos. Pues bien: la productividad por hectárea se ha multiplicado por 6 y la productividad por hora trabajada se ha multiplicado por 30.
No obstante, la evolución puede evaluarse desde otra
perspectiva. El autor del estudio compara la energía total producida con la energía invertida en los procesos de trabajo, cuyo cociente es la rentabilidad energética, y obtiene los resultados siguientes: en 1826 por cada caloría invertida se obtenían 40, mientras que en 1977 se obtenían sólo 2,1.

Cultivando el desastre
La conclusión final es que en 1977 se usaba 19 veces la energía que en la era preindustrial para poner en un plato la misma cantidad de calorías. Si tenemos en cuenta que los combustibles fósiles son un recurso no renovable y que ya hemos atravesado el pico de producción del petróleo, el gráfico nos muestra una situación dramática. Si quisiéramos mantener el volumen de producción de alimentos actual y cambiar el modelo de producción en la zona de estudio al modelo de la época preindustrial, necesitaríamos multiplicar por seis la tierra cultivable y por 30 el número de personas dedicadas a la agricultura. Además ya no contaríamos con la energía animal.
Podríamos pensar en una mejora drástica en eficiencia energética o en alimentar la maquinaria agrícola y el transporte asociado con biocombustibles, pero los rendimientos energéticos son deficitarios. Por otro lado, los datos de la situación actual en el estudio son de hace 34 años. Actualmente se estima que en EEUU se gastan 10 calorías para obtener una caloría alimentaria. Estas diez calorias proceden en su casi totalidad de los combustibles fósiles, sobre todo petróleo y gas natural. Si adaptamos el gráfico para EEUU el resultado es aterrador.
No se está haciendo nada para cambiar de modelo, todo lo contrario. Las grandes corporaciones están acelerando la destrucción de los modelos tradicionales y suprimiendo la biodiversidad, que en la época preindustrial realizaba el trabajo de estas negras columnas de la muerte. Con la llegada del declive de la producción del petróleo y el aumento exponencial de las desigualdades económicas, las grandes corporaciones matarán de hambre a la mayor parte de la humanidad. Incluyendo a las clases medias de los países desarrollados.
Es vergonzoso e indignante que los agricultores no puedan vender su propias semillas y que las elites económicas gobiernen a nuestros políticos, esas elites que creen controlar el mundo y ni siquiera saben pilotar su propia estupidez.

domingo, 6 de noviembre de 2011

¿De qué planeta son los economistas?

Quizá lo que mejor pueda caracterizar al tiempo que vivimos, sea el profundo contraste entre unos avances en conocimientos científicos y tecnológicos desconocidos en la historia de la humanidad... y una estupidez soberana en nuestro comportamiento como especie y como civilización.
¿Cómo hemos llegado a esto? ¿Por qué seguimos empeñados en buscar la salida cavando aún mas profundo en el pozo en el que nos estamos ahogando? ¿Por qué se siguen usando los tanques de ideas para que las inmensas posibilidades de los medios de comunicación sirvan para destruir la escasa inteligencia colectiva que pueda salvarnos?
Antes muertos que sencillos. Podría ser la frase de las élites económicas, ese 1% que espera sobrevivir al genocidio del 99%.

Pero lo que llama mas la atención, es que incluso aquellos que consideramos expertos en cuestiones económicas y que tienen suficiente sensibilidad social, sean incapaces de concebir otro modelo económico que no sea el del crecimiento exponencial infinito. Que los límites se han superado y vivimos a costa del futuro de nuestros hijos.

jueves, 27 de octubre de 2011

Decrecimiento versus recesión-depresión.


Lo que nos dicen los datos de huella ecológica, los tres o cinco planetas que necesitaríamos para seguir con nuestro modelo de vida, es que hemos superado con creces los límites de la sostenibilidad. Seguir hablando pues de desarrollo sostenible solo valdría para aquellas zonas del planeta donde la población aún cuenta con margen para ese desarrollo material.
El problema es que también hemos absorbido sus recursos y le hemos "regalado" generosamente toda nuestra contaminación y los problemas asociados al cambio climático. La globalización ha supuesto el saqueo de los recursos allá donde los hubiera y el uso de los países pobres como basureros.

La riqueza generada tiene sin embargo un componente especulativo que una vez desenmascarado, nos devolverá una realidad devastada. ¿Qué ocurrirá con los miles de millones de automóviles de automóviles cuando el petróleo alcance precios desorbitados, qué valor tendrán? ¿Qué valor tendrán las infraestructuras pensadas para un mundo con petróleo barato y energía abundante, los flamantes aeropuertos, carreteras, autopistas...?
Ya oímos hablar sin tapujos de recesión económica y pronto se hablará de depresión. Sin embargo incluso los periódicos tratan el problema de la insostenibilidad energética en el apartado de "sociedad" o "vida y artes" como si la economía fuera lo que realmente es, una disciplina ideológica que recurre al adjetivo de ciencias para intentar prestigiar el castillo de naipes que está a punto de venirse abajo?
Hagámonos otra pregunta. ¿Como es posible que mientras la destrucción del planeta avanza a un ritmo cada vez mayor, la economía mundial siga creciendo? ¿No será que como en el mito del rey Midas estemos convirtiendo en dinero todo lo que necesitamos para vivir?
Tarde o temprano, llega la hora de la verdad.

Con la llegada del pico del petróleo y el comienzo del declinar en su producción, el decrecimiento económico no es algo que podamos elegir, es algo inevitable. Las propuestas de decrecimiento voluntario son paradójicamente la opción menos drástica y la mas sensata, el intento de un aterrizaje forzoso en la angosta pista de una economía del estado estacionario, la única salida para evitar el colapso general y la caída estrepitosa de este capitalismo, que aún agotado el combustible del crecimiento económico, se empeña en volar aún mas alto, en recuperar "la senda del crecimiento" sustituyendo la negra sangre de los dinosaurios por otra sangre caliente y roja, la de los seres vivos que pueblan el planeta y la propia sangre del ser humano.

viernes, 21 de octubre de 2011

La implacable desfachatez de la victoria.

La guerra es la continuación de la política por otros medios.
La política es la continuación de la economía por otros medios.
Así, la guerra es la continuación de la economía por otros medios.

Todo parece indicar que los Estados no se gastan cientos de millones durante una recesión profunda por una necesidad moral. Ni tan siquiera el 0,7% del PIB con el que se eliminaría el hambre en el mundo. Pero están dispuestos a todo por el petróleo. Incluso a disfrazar el colonialismo haciendo marketing con la defensa de los derechos humanos. Alcanzamos así las mas altas cotas de bajeza moral en el ejercicio de la hipocresía. La guerra es hija de nuestro modelo económico. Donde se confunde autoregulación con voracidad y crecimiento infinito, volar con caer, progreso con autodestrucción, enriquecimiento con saqueo cada vez peor maquillado.
Ningún crimen, ninguna complicidad, nos librará de nuestra propia insensatez. Quizá ahora sea Venezuela el próximo pais a "democratizar", sus reservas de petróleo son demasiado suculentas, aunque jamás sean suficientes.
Lo que permite distinguir la excusa de una razón sincera es la coherencia en las actuaciones. ¿Qué ocurre con Siria, con las tremendas violaciones de los derechos humanos?
Detrás de los mercados existen personas poderosas, que se escudan en un eufemismo para evitar dar cuenta de la responsabilidad de sus actos. No nos engañemos, estamos disfrazando las revueltas asociadas a la desesperación de millones de personas de "primavera árabe", pero cuando nos indignamos, aquí en occidente, vamos mas allá de nuestras atribuciones como ciudadanos y personas, porque aquí los mercados ya tienen democracia absoluta.
Porque aquí el dinero tiene ya, libertad sin responsabilidad.

jueves, 15 de septiembre de 2011

La tormenta perfecta


Se dice que la tormenta perfecta es aquella formada por factores que por sí mismos no son necesariamente destructivos pero combinados tienen consecuencias catastróficas.
La tormenta a la que nos enfrentamos podría ser mucho mas: la confluencia de varias tormentas perfectas. Afrontamos un conjunto de amenazas que consideradas individualmente ya tienen poder por sí mismas para producir la catástrofe. Crash oil, cambio climático, crisis de biodiversidad y superpoblación se ciernen sobre nuestro futuro inmediato, mientras que nosotros solo vemos, o solo queremos ver, como el todopoderoso dinero nos envuelve en una especie de traca final, de despedida anunciada para la era de la estupidez.

Oil Crash

La energía es el elemento indispensable que nos permite modificar el mundo físico. Desde el descubrimiento del fuego, pasando por la revolución industrial hasta llegar a nuestra época, la historia del progreso material y tecnológico es la historia del mayor crecimiento en el consumo de energía en todas las civilizaciones conocidas. Solo una ciega arrogancia nos impide reconocer que todo nuestro poder es dependencia de la energía. Porque la energía no se puede inventar y todo nuestro mundo tecnológico se derrumbará sin la energía necesaria para mantenerlo.
Lo que hace al crash oil la primera amenaza es su inminencia, pues estamos inmersos en el declive de la producción mundial de petróleo. Todo el mundo piensa en los queridos automóviles cuando se habla de crisis del petróleo. Pero deberíamos preocuparnos antes por nuestra alimentación. Plaguicidas y fertilizantes han conseguido rendimientos por unidad de superficie muy superiores a los que se obtenían por medios tradicionales, pero a costa de multiplicar el consumo de energía, casi en su totalidad proveniente del petróleo. Se calcula que por cada caloría de alimentos que obtenemos en nuestro modelo productivo, se gastan diez calorías provenientes de combustibles fósiles. En un modelo económico basado en la desigualdad y el monetarismo, el hambre llegará antes a la gente que a los coches.

Cambio climático
Lo que discuten actualmente los científicos no es si el cambio climático es una realidad, o si está provocado por nuestro modelo económico. Lo que se encuentra en discusión es si hemos atravesado o no, el punto de no retorno. Lo que se discute, es si hemos atravesado el impreciso umbral a partir del que el sistema climático global se desestabilizará de forma irreversible y se iniciará una reacción en cadena sobre la que poco podremos hacer. Aunque los cambios y los efectos económicos ya son evidentes y se pueden cuantificar, parece que como civilización somos incapaces de reaccionar de forma inteligente ante un problema tan sencillo: para salir del pozo lo primero es dejar de cavar.

Crisis de biodiversidad
En 1997 un equipo de economistas y científicos ambientales intentaron medir en términos económicos los servicios que nos presta el medio natural. Resultó que alcanzaba casi el doble del Producto Interior Bruto del conjunto de países del mundo. La abundancia de energía barata que ha supuesto el petróleo nos ha permitido sustituir algunos de estos servicios, mientras que otros recursos como la pesca están siendo saqueados y esquilmados hasta dañar de forma irreversible los ecosistemas que nos proporcionan esta riqueza. Si a eso añadimos los daños producidos por la contaminación y la agricultura intensiva, nos encontramos ante una situación insostenible y en buena medida irreversible. Estamos quemando las naves que nos puedan llevar de regreso al camino de la sensatez.

Superpoblación
Si bien es cierto que en el mundo hay recursos suficientes para alimentar a toda la población existente, también es cierto que en absoluto se puede sostener el modelo de consumo de los países desarrollados para los 7000 millones de habitantes que podrían estimarse actualmente. Mucho menos, si la población mundial sigue creciendo de forma exponencial. Solo la liberación de la mujer, de tal forma que pueda elegir entre dar a sus hijos una vida digna o simplemente tener muchos para alimentar el fuego de las guerras, podría darnos una autoregulación demográfica.
La FAO estima en 840 millones la cantidad de personas que pasan hambre en el mundo. El 80% de la población mundial vive con el 20% de los recursos, mientras el restante 20% de la población acapara el 80% de la riqueza.
Si todos consumiéramos como un estadounidense medio serían necesarios 5 planetas como el nuestro. Parece muy claro que la falta de seguridad alimentaria es ante todo un problema de injusticia, pero si se aplaza la contención del crecimiento demográfico, tarde o temprano se terminaría convirtiendo en un problema irresoluble.

Y la crisis económica... ¿que?
Pero el mundo solo mira lo que ocurre en "los mercados". La economía ha llegado a tal grado de especulación que la confusión entre valor y precio, realidad y ficción económica, es absoluta. Hemos acabado creyendo que el dinero mueve el mundo, pero lo cierto es que se limita a convertir la riqueza en un residuo sin vida. Hablamos de salvar el planeta como si pudiéramos vivir en la Luna. Pero nosotros somos el planeta y su grito será nuestro grito, su futuro nuestro futuro y su dolor estará tejido por el sufrimiento de cada ser vivo, de cada ser humano.

Se acerca la tormenta perfecta, ha llegado la hora de mojarse.

martes, 13 de septiembre de 2011

Comunismo capitalista

Desde que los mas ricos consiguieron globalizar el nuevo modelo económico neoliberal, una nueva era de destrucción se cierne sobre el mundo. Después de perseguir mediante feroces dictaduras o asedios ya prehistóricos, a cualquier país o gobierno donde el capital tuviera restricciones o se le exigiera responsabilidades por sus excesos, al fin los super ricos, a través del brazo ejecutor llamado mercado imponen su propio modelo de comunismo.
Al fin descubrieron, que si bien compartir beneficios sigue resultando un tabú inviolable, compartir pérdidas, externalidades negativas, contaminación y desastres, es algo que no les importa en absoluto. Es más, vistos los resultados, que al menos a corto plazo tienen en sus beneficios, es algo que quieren compartir con toda la humanidad.

Así pues, el nuevo comunismo capitalista hace furor en los mercados y por supuesto en aquellos que viven de especular con el trabajo y el sufrimiento ajenos. Es por eso que ahora los pobres no quieren ser comunistas. ¿Quién querría serlo si en el reparto solo hay deuda y esclavitud?
El capitalismo ha ganado. Ahora la izquierda es capitalista y los capitalistas son comunistas. ¿Que puede salir de semejante embrollo? Si el super rico dice: mis ganancias son mías pero mis pérdidas son tuyas.
¿Cuánto tiempo seguirá la gente jugando a ese juego? ¿No estaremos a las puertas del fin del contrato social?
Los estados están siendo desmantelados, la sanidad y la educación se venden al mejor postor, pero el ejército y la policía se refuerzan. Se garantiza la prioridad del privilegio sobre la necesidad.

Si los oros pintan bastos... ¿Cuanto tiempo tardaran las espadas en servir la sangre en copas?

domingo, 24 de julio de 2011

Salir de la crisis


Supongo que ya ha pasado el tiempo para alertar de la gravedad, no solo de esta crisis que vivimos, sino de la que se avecina. Ya la estamos viviendo. La crisis del euro amenaza desestabilizar Europa mientras en EE UU el presidente Obama intenta por todos los medios evitar la bancarrota. Quedan todavía optimistas patológicos, como el mismo presidente de este país o quienes piensan que Dios nos salvará.
Pero plantear propuestas para salir de la crisis exige un diagnóstico correcto para encontrar alguna salida posible.

¿Crisis económica o crisis de modelo económico?
Cada día resulta mas difícil de mantener que esta es una crisis como otras a las que nos ha sometido el capitalismo. El capital, ese supuesto mapa de la riqueza, se ha topado con los límites del planeta y a eso no puede ponerse solución.
No es extraño que nos encontremos ante una crisis financiera global y definitiva, al fin y al cabo, la financiación es un juego económico que se basa en la especulación con el futuro, y en ese futuro ya no hay crecimiento económico. No puede haberlo, al menos a nivel global.
La crisis energética es la mas inminente, pero no es en absoluto la única. Cambio climático, crisis de biodiversidad, oil crash, agotamiento de recursos, superpoblación...
O acabamos con nuestro modelo económico, o nuestro modelo económico acabará con nosotros. Es así de sencillo y de contundente.

Solidaridad y democracia o el fin del contrato social.
Ahora nos sabemos gobernados por los mercados, esa democracia para ricos que siempre estuvo por encima de las urnas. Mientras nuestros gobernantes se pliegan a los dictados de tres agencias privadas de rating, parece que los ciudadanos debiéramos dar a los mercados la dirección política que deseen y con la que poder restaurar su voluble e insaciable confianza. La gente se va quedando sin trabajo, sin casa y finalmente en la indigencia. Es entonces cuando empezamos a oír hablar del imperio de la ley y la justicia se convierte en una palabra subversiva. La gente pierde sus derechos fundamentales mientras que el estado se muestra inflexible en la exigencia del cumplimiento de sus obligaciones. Pero cuando se impone ley sin justicia, se puede acabar reclamando justicia al margen de la ley.
No son las democracias quienes deben rendir cuentas ante los mercados, sino los mercados a las democracias. El pueblo no debería temer a sus gobernantes, los gobernantes deberían temer al pueblo.

Indignación o fascismo
Mientras en Madrid los indignados iban llegando a Sol después de largas marchas a pie, a pesar del calor sofocante del mes de Julio, Noruega se estremecía con el atentado fascista que ha costado la vida al menos a 92 personas, la mayor parte adolescentes que participaban en un campamento organizado por el partido laborista Noruego. Del discurso racista e intolerante al discurso asesino no hay mas que un paso. Del discurso asesino a la guerra y el genocidio solo media el acceso al poder.
Si luchamos podemos perder, pero si no luchamos estamos perdidos. Es una de las frases que se repite en las acampadas de indignados. El fascismo no es un fantasma del pasado, está en la persecución del juez Garzón, está en nuestras instituciones judiciales, en el nacional-catolicismo español. Para que el mal avance basta con que la gente buena no haga nada.

Cambiar de sistema
Puede que perderlo todo sea una forma poco recomendable de comprender lo que es realmente importante. Salir de la crisis puede ser tan fácil como decir adiós a este juego de Monopoly, romper las fichas justo en el momento en el que alguien dice que estamos a su merced. Las protestas del movimiento de indignados abren la puerta a una esperanza que se abre paso en todo el mundo. Existen modelos económicos compatibles con el decrecimiento u otros modelos estacionarios que no exijan el crecimiento infinito.
La Plaza del Sol está llena de nuevo. Quizá sería bueno volver a recordar los versos de Machado. Caminante no hay caminos, se hace camino al andar.

domingo, 10 de julio de 2011

Mundo simbiótico


La Teoría Gaia surge como única explicación de las anomalías termodinámicas de nuestro planeta, en especial su baja entropía atmosférica. La teoría sobre la vida mas importante de los últimos tiempos surge de la Física, algo que desconcertó e irritó sobremanera a los biólogos.

Lynn Margulis , fue una excepción y su teoría sobre la endosimbiosis seriada complementa y confirma la Teoría Gaia. La historia de Gaia, su evolución y la transformación de las condiciones originales de un planeta Tierra estéril en el que actualmente conocemos, quedan secuenciados y explicados. Ambas teorías tienen una antiguedad de mas de cuarenta años y acumulan las suficientes evidencias para considerarlas como científicamente demostradas.

Las consecuencias del cambio de paradigma respecto al darwinsmo y neo-darwinismo podrían resumirse diciendo que la ciencia ya no dibuja un escenario de competencia feroz en un mundo de condiciones físicas dadas a las que la vida debe adaptarse, sino a un escenario interactivo que los seres vivos modifican. Si dichas modificaciones perjudican las condiciones necesarias para la vida, provocaran en consecuencia una menor supervivencia de los organismos causantes de los daños al ecosistema global, o su propia extinción en el caso de que los daños sean demasiado drásticos. Estamos pues abocados a vivir en un mundo simbiótico y en buena medida colaborativo o a afrontar nuestra propia destrucción. Pero somos la especie que corta la rama en la que se encuentra subida, nuestra arrogancia supera todavía a nuestra inteligencia.

Si alguna especie gana el juego de la vida supondría, no el final de una partida, sino el final del juego, la muerte de Gaia tal y como la conocemos. Esa es la ley de la Naturaleza.

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