La verdad triunfa siempre.
Aunque sea al final, cuando ya no quede nadie.
Estamos en guerra. Siempre lo hemos estado. Nuestro sistema capitalista siempre ha estado en guerra contra la vida, contra los comunes. La absoluta libertad ha llevado al absoluto saqueo. Hemos llegado justamente al punto hacia el que avanzábamos. El egoísmo nos ha llevado a la desestructuración social, el expolio de los recursos a su agotamiento, la economía de lo insostenible al derrumbe, el menosprecio de lo público a la corrupción, el control de nuestras mentes por medio de la publicidad a esta estupidez desorientada donde nadie ve aquello con lo que tropieza. Hemos creído y seguimos creyendo en el dinero, en su capacidad para mover el mundo. Pero es mentira, al planeta le ha ido perfectamente sin dinero durante miles de millones de años. Lo que mueve el mundo es la energía, hasta el último de nuestros pestañeos. Pero hemos decidido emanciparnos de la propia realidad, sacrificar a las personas para salvar a los bancos, hemos garantizado la impunidad del dinero y ahora es imposible distinguir la economía del crimen organizado.
Es cierto, estamos en una economía de guerra. Una guerra donde se confunde al enemigo con el aliado, a la víctima con el verdugo y al verdugo con la víctima. Nadie se hace rico trabajando. La sabiduría popular viene en nuestro socorro cuando los medios de comunicación se adoctrinan en el engaño. Y ahora debemos elegir el bando, porque el capital no consiente neutralidades y la vida es un tesoro que solo se conserva cuando se defiende.
Esta es una guerra entre los que se afanan en el expolio, y quienes ya no tienen nada que perder.
Guerra contra el desamparo, no contra los desamparados.
Guerra contra la injusticia, no contra los indefensos.
Guerra contra la desigualdad, no contra los desahuciados.
Guerra contra el engaño, no contra los desengañados.
Guerra contra el hambre, no contra los hambrientos.
Guerra contra la pobreza, no contra los pobres.
Guerra contra el egoísmo, no contra la solidaridad.
Guerra contra el desempleo, no contra los trabajadores.
Guerra contra la corrupción, no contra quienes la investigan.
Guerra contra la esclavitud, no contra los esclavos.
Guerra contra la guerra, no contra la paz.
Creímos dominar la naturaleza, pero ella siempre es más sabia. Si no nos adaptamos a los cambios que nosotros mismos hemos creado, nos extinguiremos, es así de simple.
ResponderEliminarUn abrazo
Ibso
Guerra pues, a la estupidez, la pereza y la falta de empatía. Bs.
ResponderEliminarPreciosa letanía, para repetir como un mantra hasta que la asimilemos a fondo. Pero todavía hay mucha gente que cree que los pobres son los culpables de la pobreza, que sin ellos no existiría. Ya sabes, si hay tantos parados es porque somos unos gandules que no queremos trabajar.
ResponderEliminarh.
Lo que dice Emejota... claro. Muy bien sintetizado.
ResponderEliminarYo lo sintetizaría, también, tomando uno de tus gritos, que me parece que es el que lo engloba todo: guerra con el egoísmo. El egoísmo humano me ha parecido desde siempre fuente de todos los males.
Camino, que ya te extrañaba. Un abrazo admirado, como siempre.
Guerra siempre que los pueblos no estén dormidos y con la capacidad d aguenten que demuestran.
ResponderEliminarNo roban y nos expolian y luego dicen que es por nuestro bien.
Basta!O cambiamos o nos terminan sepultándonos.
saludos
@ Ibso
ResponderEliminarPretender dominar lo que ni tan siquiera se comprende es una temeridad aparte de una solemne estupidez. Quien domina destruye incluso aquello que lo sostiene. No hay comportamiento mas estúpido.
@emejota
ResponderEliminarGuerra pues. Rebelión contra este absurdo mortal.
Un saludo
@ hiniare
ResponderEliminarEl miedo a enfrentar a los poderosos y su solución final para todos nosotros.
"No me preocupé cuando fueron a por los griegos porque yo no era griego".
@ Eastriver
ResponderEliminarDel egoísmo no sé lo que es peor, si la falta de ética o la falta de visión. Aunque puede que en el fondo la ética esté emparentada con la lógica y la sensatez.
Un abrazo
@ Felipe
ResponderEliminarNos roban, nos expolian y acto seguido nos acusan. Nos encontramos ante un bloqueo de los medios de producción. Los bancos obtienen sus beneficios de especular con la miseria.
Un saludo
Es una guerra desigual, contra los poderosos, pero me uno al bando de los explotados para sacudirnos de encima esa lacra de la humanidad
ResponderEliminarsaludos solidarios
Intenso, verdadero, sabio, reflexivo tu escrito. Pones el dedo en la llaga, espero escribas algo sobre la economía de la paz, que nos llene de esperanza y certeza....
ResponderEliminarUn beso, Monique.
Tienes toda la razón: estamos en guerra. No deberíamos olvidarnos.
ResponderEliminar@ enletrasarte(Omar)
ResponderEliminarMe temo que ni tan siquiera vamos a tener la opción de elegir bando. Solo podremos permitirnos pertenecer al de los explotados, es el único que podemos permitirnos.
@ Conciencia Personal
ResponderEliminarLa economía de la paz es la que se está destruyendo. Para una economía de la paz necesitamos un nuevo modelo económico. En ello estamos.
Un saludo
Lo que efectivamente mueve el mundo es la energía del sol. Gracias Sol.
ResponderEliminarGracias Tierra. Gracias Agua. Gracias Luna. Gracias por estar ahí.
Nos dejamos deslumbrar por los avances científicos y la tecnología que nos han abierto las puertas del abismo y no agradecemos lo que más falta nos hace. Desde que el hombre se puso en el centro, se nos olvidó que junto con plantas, animales,piedras, todos los seres que aquí habitamos somos parte y somos un todo ¿Que es esta vanidad que nos pone en contra de lo nuestro, de los nuestros?¿Porqué nos enfrentamos a aquello de lo que somos parte?
La tierra está enferma, pero probablemente tenga un sistema inmunológico contra el virus humano.
@ Pedro Ojeda Escudero
ResponderEliminarSerá difícil olvidarnos cuando nos fusilan los días.
Un saludo
@ el collado
ResponderEliminarMas importante que el poder es el control del poder, mas importante que el control del poder, la finalidad en el uso del poder.
Y la Tierra tiene un objetivo: la vida y la mejora de las condiciones para que pueda desarrollarse.
Un saludo