Las líneas rectas sirven para escapar, para alejarse del origen, pero no sirven para vivir. Porque la vida nos devuelve siempre al mismo lugar: la disolución. Y de ahí se levanta, poniendo cada final en el principio de algo, para evitar el punto de fuga que lleva a lo definitivo, la linea abierta hacia ninguna parte.
La vida ama los círculos.
¿Pero adónde lleva caminar en círculos? A la creación de circuitos. Nada mas y nada menos. Los circuitos llevan a la formación del metabolismos y los metabolismos a seres vivientes.
Podemos realizar un viaje alrededor del mundo. Y regresar al mismo punto de partida. Pero algo ha cambiado en el trayecto, algo ha cambiado en los que han viajado.
El próximo viaje no será el mismo, los viajeros tampoco. Han surgido las rutas, el recuerdo emergente de una interacción, de una historia que sobrevive, como el río lo hace a las aguas que lo abandonan.
El círculo adquiere memoria, dejamos los rastros de nuestro paso y así trascendemos a nuestra propia ruta. Se puede volver al mismo lugar siguiendo mil caminos distintos, como mil viajeros pueden recorrer la misma agenda de recodos, llanuras y albergues.
La vida solo aburre a quien decide ser espectador de su propia decadencia, y se contenta con su tiempo acumulando monedas para un ego en vía cerrada a otro principio.
En la superficie del planeta todas las líneas rectas trazan un círculo. Circulan agua y nutrientes, minerales y gases. Los ciclos son como latidos, desvelan lo orgánico, la función precisa de cada proceso vital. Somos colonias de células auto-organizadas, o mejor aún, el acuerdo que las constituye. Pero, a su vez, formamos parte de otro organismo planetario. Aún así, nuestra inteligencia colectiva parece inexistente. Quizá un día percibamos la belleza de lo que destruimos.
Firmado: Camino
Siempre es bueno hacer un círculo para mirar lo que hay alrededor.
ResponderEliminarEfectivamente, quizás...
ResponderEliminarHa sido muy grato y placentero leerte.
Un abrazo.
Así es, Camino: los círculos, lo cíclico, el viaje, la perspectiva personal del viajero.
ResponderEliminarEsta entrada es una gran metáfora que me ha atrapado en su belleza. Amo los círculos, las curvas y todo lo que no se envara engreído.
Somos circulares y quien se empeña en el patrón de la recta acaba tieso y seco, como el palo de una escoba.
Un fortísimo abrazo y gracias.
Pedro Ojeda Escudero: La vida no es mas que una multiplicidad de ciclos, y cada ser humano tiene el suyo, todos tenemos nuestro tiempo.
ResponderEliminarTambién la vida ha adoptado el principio de que nada se crea ni se destruye, solo se transforma. La inmortalidad está en la renovación, en la no permanencia de la estructura, en la repetición del círculo.
Cornelivs, no sé si un día reaccionaremos, o mas bien si lo haremos a tiempo.
ResponderEliminarEstamos rompiendo los circuitos de la Tierra. Hay mucho en juego.
Isabel Martínez Barquero: las rectas no saben lo que hacer ante los obstáculos, no aceptan las críticas y se muestran inflexibles.
ResponderEliminarPero, ¿si en el planeta solo pueden existir círculos, aquello que nuestra especie destruye con su inconsciente existir, no será un nuevo principio para otra realidad, para otro círculo?. Quizás la única diferencia sea que nosotros ya no estemos.
ResponderEliminarUn saludo.
Ibso.
Ibso: los círculos son la metáfora de la vida planetaria. La vida tal y como está estructurada no produce contaminación, produce nutrientes. Todo aquello que termina su ciclo vital se disuelve y se incorpora a otros ciclos vitales, en un preciso y precioso entramado.
ResponderEliminarPero el ser humano ha usado su inteligencia para romper los circuitos y dirigir los recursos hacia sí mismo con un objetivo absurdo: crecer indefinidamente.
Hola, Camino:
ResponderEliminarMuchas gracias por dejar tu interesante comentario en mi blog, muy agradecida.
Me quedo en este post en el cual hablas de círculos, en realidad, la vida es como un círculo porque todo gira en torno a algo y todo vuelve, hace unos días fue invierno, hoy es primavera, pero dentro de unos meses, volverá el invierno.
Los problemas giran en torno a un círculo, lo damos vueltas y vueltas para intentar solucionarlos, a veces, ese círculo está cerrado, porque no hay solución, aunque otras veces, en ese círculo puede haber salida.
En el camino de la vida existen también líneas, son aquellas cuando las cosas resultan fáciles, pero a veces, se pueden hacer aburridas y monótonas.
Saludos.