El fracaso enseña lo que el éxito oculta. Lo peor es que no aprendamos nada.
No me sigáis. No estoy aquí para eso. No sé adónde se puede llegar en un mundo donde todos quieren ser líderes y eclipsar la luz de otras mentes con la oscuridad de un pensamiento único.
En realidad, creo que solo quiero pensar. Pero no estamos hechos para pensar sin interaccionar. Supongo que por eso estoy aquí, para contribuir en la génesis de un pensamiento colectivo, con la humilde tarjeta de visita de quien no otorga mas referencia a su ego que los ahora denostados ideales.
Nací, como todos, en un lugar concreto. Me impregné como todo ser humano de creencias y mitos, de la religión local, las costumbres y los prejuicios.
Al cabo supe que podría haber nacido en otro lugar concreto y ser ahora mi propio enemigo. De ahí surgió la tolerancia, de la enumeración meticulosa de todo aquello que no elegimos. Me declaro pues, equivocadamente humano. Ni tan siquiera podría afirmar la certeza de que ocultar la piel y la carne de mi cara, sea el mejor camino para poder adquirir otros rostros.
No se trata por tanto de una certeza, sino de una decisión.
Son las decisiones las que configuran el primer ideal: la libertad.
Pero los ideales no viven en las palabras sino en los actos, en el vínculo de las personas con la tarea de dignificar la vida. Por eso son tan temidos.
Los ideales trascienden al lugar, al color de la piel y a los prejuicios. Emanan de nuestra humanidad y beben del mas profundo sentido de la vida.
No es libre el esclavo sujeto a los dictados de su amo, no es libre el tirano sujeto a las exigencias del estatus. Solo la justicia permite que la libertad no tenga rostro.
Parece que no terminamos de aprender o recordar el sentido de la libertad, creo que todos la buscamos en lo personal, pero deberíamos tener presente que no la encontraremos mientras exista un esclavo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Angeles, pienso lo mismo. No seremos libres mientras otros sean esclavos, romper nuestras cadenas es romper la cadenas que esclavizan a otros
ResponderEliminarPara mí la libertad también es el primer ideal y el valor más preciado (lástima que la desperdiciemos con convencionalismos aquellos que en teoría nos sentimos o somos libres). En la práctica no lo somos tanto porque desde que nacemos estamos "presos" de esos prejuicios e ideas de las que hablas...
ResponderEliminarTambién opino que los ideales viven en los actos y no sobreviven a las palabras, Gaia, no basta con predicar, supongo que tenemos que dar ejemplo, así se dignifica la vida, creo... así y con conceptos que no son nuevos, aunque ahora "pasen por no estar vigentes"...
En fin, un placer leer tus reflexiones.
Besos
Sin embargo, las palabras son también acción. Sin ellas no serían posibles los actos justos.
ResponderEliminarMuy buena reflexión.
GINEBRA: puede que el valor mas preciado sea la libertad, pero los ideales son un entramado, una delicada red que cuando está tejida con coherencia y honestidad, ofrece una inusitada belleza. Es ese territorio, el de las cosas que merecen ser amadas, el que colma nuestra inquietud existencial.
ResponderEliminarVivimos, morimos, pero son nuestras decisiones, ese acto supremo de sublevación sobre el determinismo, el que nos hace héroes o villanos, el que nos enfrenta al cumplimiento de nuestros sueños.
Un abrazo
Pedro Ojeda Escudero: Parece que se ha documentado que no somos la única especie con sentido de la justicia y mucho menos, la única que aprecia la libertad. Las palabras conforman un universo simbólico. Los actos también. Aún hoy, buena parte de la población del planeta, apenas sabe leer y escribir. Muchos seres humanos no tienen otra cosa que sus actos, las palabras transmiten las ideas a través del tiempo, mas allá del gesto o la mueca, pero no se bastan a sí mismas.
ResponderEliminarHay un planeta sin vocabulario, sin discursos para argumentar su derecho a la existencia. Las selvas no tienen abogados, ni palabras para pedir justicia.
Las palabras también pueden ser acción, aquellos que escuchan cuando la vida enmudece, tienen ocasión de llevar su clamor al lugar donde puedan ser escuchadas.
La libertad sólo puede ser concebida como un proyecto coletivo del ser humano.No quiero ser libre mientras mis hermanos permanecen esclavos.Sencillamente porque no seré libre
ResponderEliminarFelipe: Completamente de acuerdo contigo. Aquel ser humano que siendo libre, no condena ni se revela ante la esclavitud ajena, ya encarcela una parte de sí mismo.
ResponderEliminarDices: "equivocadamente humano". Quizás. Yo añadiria: "afortunadamente humano".
ResponderEliminarAfortundadamente; pues somos capaces de lo peor, pero tambien de lo mejor. Recuerda el episodio Biblico de Sodoma: "Señor, y si solo hubiera diez justos en la ciudad, la abrasarias?" Respondió Yahvé: "No, no lo haria". "¿Y por cinco justos?" "Tampoco lo haria".
Estupenda reflexión. Yo añadiria dos cosas:
1.- La justicia permite que la libertad no tenga rostro. Pero la Justicia (con mayusculas), la verdadera jsuticia, no lo que tenemos, y /humildemente lo digo/ se de lo que hablo.
2.- Incides en algo fundamental: razonar. Ya lo creo. Nuestro peor enemigo es nuestra falta de racionamiento, nuestra comodidad: no hacemos que nuestro cerebro haga gimnasia, que tambien ha de hacerlo. Si razonaramos, si pensasemos todos, si meditasemos de vez en cuando las palabras dejarian de ser acción.
Un cordial saludo.
Palabra compleja si las haya... Para mí sólo es posible ser libre, entender ser libre, sentir ser libre cuando se parte de un espíritu libre y abierto.
ResponderEliminarNo se es libre en función del otro. Se es libre en función de uno mismo y eso te permite observar el grado de libertad de los otros, el grado de libertad por el que estás dispuesto a luchar, el grado de libertad que en definitiva te concedes a ti mismo.
Un número importante de mentes echan la culpa a los demás de su falta de libertad cuando está en ellos la mayor responsabilidad.
Incluso para oponerse a regímenes opresivos, por ejemplo, se necesita un grado importantísimo de espíritu libre.
Es una conversación que necesita una chimenea y un buen café.
Seguramente no he sabido expresar bien lo que en este momento siento.
Lo que si es cierto es que tu texto me ha dado para mucho "pensamiento".
Gracias, Camino. Un beso
Profundas palabras que llevan a la reflexión pausada.
ResponderEliminarMe gusta y enmarco la frase inicial: "El fracaso enseña lo que el éxito oculta". Y también la idea que predica tolerancia pues nuestros amores y odios no pueden venir condicionados por haber nacido en un punto u otro del planeta.
Mi respeto hacia Anonymous.
Un abrazo.
Cornelivs, digamos humano sin aspavientos ni retóricas.
ResponderEliminarSomos capaces de lo mejor y lo peor, pero he omitido algo de crucial importancia para la definición de libertad, y es el concepto de voluntad, nuestra capacidad para nadar a contracorriente, para no dejarnos llevar, para elegir lo menos agradable porque resulta lo mas razonable o simplemente lo que consideramos mejor.
Esa es una libertad que solo tienen algunos seres vivos.
Las piedras caen en el abismo, carecen de la capacidad para esforzarse, para trazar un ideal y seguirlo.
Nos alumbra la razón, pero nos acecha el prejuicio.
Ciberculturalia: perdemos nuestra libertad individual cuando entregamos o renunciamos a nuestra voluntad, cuando nos falta la capacidad para forjar nuestro propio destino.
ResponderEliminarNo es lo mismo dejarse hacer en la indolencia que comprometerse en la rebeldía.
Un abrazo
continuo reponiendo fuerzas. Un abrazote.
ResponderEliminarIsabel: me alegro que compartamos nuestra apuesta por la tolerancia. Es lo único que puede evitar el colapso, la vuelta a la violencia como único discurso.
ResponderEliminarUn abrazo
m.eugènia creus-piqué: sigue reponiendo fuerzas. Nos las das a los demás con tu entereza.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias por contestar, anonymus.
ResponderEliminarNo, no son aspavientos ni retoricas: cuando digo AFORTUNADAMENTE humano es porque CONFIO en el ser humano: ya te lo dije en mi anterior comentario, somos capaces de lo peor, pero tambien de lo mejor. Esa facultad que tiene el ser humano para hacer el bien, para buscar el bienestar de los demas, no solo que me reconcilia con la especie a la que pertenezco, sino que me hace presumir de ello.
A pesar de todas nuestras miserias.
Hemos de confiar en nosotros mismos, sin olvidar nuestros innumerables fallos, defectos y miserias: por ello digo "aforguntadmaente" humano.
Entiendo que no hay en ello aspaviento ni retorica alguna.
Gracias por contestar a mi comentario.
Estimado Cornelivs, yo también confío en el ser humano. Como ya se dice por ahí: hay que dejar el pesimismo para tiempos mejores.
ResponderEliminarLo que he querido decir, al hablar del ser humano sin aspavientos ni retóricas, es que debemos estar preparados para las decepciones y las masacres, para su lado oscuro. Una excesiva vehemencia nos lleva a veces a pasar de un extremo a otro.
Mi fe en el ser humano es una confianza serena, curtida en decepciones pero aferrada a sus gestos de nobleza. Porque en definitiva lo que nos engrandece es nuestra imperfección, nuestra capacidad para rebelarnos contra nuestros propios errores, ningún mérito tendrían nuestras hazañas si fueran hijas de una perfección congénita.
Definirme como equivocadamente humano, es probablemente una expresión equívoca, valga la redundancia. Pero solo he intentado embutir y reconocer la capacidad para el error en mi propia naturaleza.
La primera esclavitud es la de nuestro ego. Mientras no nos liberemos de ella, no merece la pena hablar de las otras
ResponderEliminarMagnífico blog
Un cordial saludo
Nuestros grilletes son nuestro miedo a ser LIBRES. Somos esclavos de la estabilidad, de la idealidad de justicia, del activismo sin cambios, de nuestros racionamientos sin compromisos.
ResponderEliminarEl que deja de ser esclavo, deja de ser anónimo.
Un saludo.
Ibso.
unsui: es una de nuestras esclavitudes, pero también uno de nuestros mas preciados dones. Lo malo del ego es que con frecuencia nos cuesta demasiado encontrarlo en nuestros semejantes, que en definitiva se adornan con ese nombre porque en buena medida son duplicados de nosotros mismos, de los que nos separan menos cosas que las que pudieran separarnos de nuestra propia infancia.
ResponderEliminar¿Liberarnos de nuestro ego? En vez de eso ¿por qué no liberar nuestro ego? Podemos comenzar por reconocer sus extensiones, descubrir los vínculos atrofiados con la Naturaleza, construir la red con la que interaccionar, encontrar un lugar donde SER sea una experiencia universal.
Ibso: el miedo a ser libres es un miedo umbilical, el miedo a ser autónomos y adultos, a romper el cordón de la dependencia. Todos hemos conocido el miedo a emanciparnos, a decidir, a responsabilizarnos de nuestros actos.
ResponderEliminarNos han situado frente al televisor con un mando a distancia, con mil canales cada vez mas parecidos para crear la ilusión de la libertad.
El anonimato puede ser una elección. En cierta forma todos somos anónimos, desconocidos incluso para nosotros mismos, aunque transparentes para el poder. Podemos elegir la piel de nuestra interacción, podemos evitar incluso la distracción sobre nuestros datos personales, la autoridad que nos otorguen nuestros currículos, la seducción o el rechazo, y ceñirnos a los ideales. ¿Cuál es nuestra verdadera identidad, cuál es nuestra verdadera máscara?. Dejemos por una vez que nos representen nuestros ideales, no nos dejemos entristecer por lo que somos y levantemos la bandera de lo que podemos ser.
Un saludo
Juan Saura: Se revuelven en sus tumbas nuestros ancestros, aquellos que dieron la vida por un ideal de libertad.
ResponderEliminarNos enfrentamos a la soledad de una competencia absurda, a una crispación insolidaria. Podría parecer incluso que estamos ante la estrategia de un maltratador que cercena nuestros vínculos, que nos aisla para que veamos el mundo a través de sus ojos, aunque para ello deba dejarnos ciegos. Y ciegos vamos hacia el abismo. Cuando hablar de ideas se ha convertido en una herejía, la democracia en el expolio de lo público y el bien común en una especie anacronismo a eliminar, no cabe menos pensar si no estamos en la antesala de una dictadura global.
Comparto tu percepción de la pérdida de vínculos entre las personas y también de la pérdida de vínculos con la naturaleza. Hemos sido estudiados con precisión científica y todo se ha puesto al servicio del Mercado, al que ya hemos de consignar en mayúsculas como el único dios verdadero.
Hemos de hacer los mayores esfuerzos posibles en confluir, en evitar inacabables discursos grandilocuentes. Nuestra supervivencia está en juego.
Juan Saura, confluir no es algo fácil. Mezclamos ideas y emociones y cuanto mayor es la crispación mas difícil parece llegar a cualquier tipo de confluencia.
ResponderEliminarPienso que estamos ante la caída de un sistema que siempre hemos calificado de insostenible, con el que hemos convivido y que ahora muestra su derrumbe.
Crece y crecerá aún mas la confusión pues parece que como seres humanos tendemos a enzarzarnos en disputas para dirimir culpables y nos ofuscamos con mas frecuencia de la deseable en discusiones absurdas.
Tendremos que aprender a mirar con los ojos de los que ven el mundo de otra forma, para entendernos sin juzgarnos.
Estimado Camino a Gaia,
ResponderEliminarHa llegado el momento de hacer justicia...
Un abrazo
Pep (NCCdE)
Pep Peragón,justicia, libertad e igualdad, probablemente sean el resumen de los ideales.
ResponderEliminarHa llegado el momento de hacer justicia, de exigir responsabilidades a quien toma las decisiones y no a la inversa. Esa es la diferencia entre democracia y tiranía.
En un mundo globalizado la justicia debe ser un valor universal.
Un abrazo
Pensaba que ya no se pensaba.
ResponderEliminarAnónimo, si algo caracteriza al ser humano es su capacidad para pensar y reflexionar.
ResponderEliminarLa razón nos ha traído hasta aquí y la razón es lo único que podría sacarnos del actual atolladero.
¿que es confiar?
ResponderEliminar¿dejar tu vida con tus decisiones en manos de otros?...
nunca, dejaría de SER.
un abrazo fractal.
tula, diría que confiar es esperar que otros respondan según esperamos, dejar las decisiones de nuestra vida en manos de otros es algo que se entiende en la infancia o cuando suponemos en el otro una mayor capacidad y conocimiento, como ocurre con un médico. Si embargo, hay un espacio que debemos preservar para poder llamarnos seres libres, el que nos hace dueños de nuestros aciertos y errores.
ResponderEliminarUn abrazo