Has comenzado el estudio de las matemáticas, pero jamás llegarás a entender el mundo sin recorrer el camino del arte, porque son las emociones, a pesar de su resistencia a ser dominadas o entendidas, las que mueven el mundo, Gaia. Son sabiduría y también ignorancia.
Para entender el equilibrio en el tiempo es necesaria la música, los ciclos, el ritmo, las iteraciones... La vida no tiene sentido si no encuentra su lugar en los días, los años, los siglos y los inconcebibles eones.
Los ancianos de la tribu duermen satisfechos. Se saben venerados. Conocen su lugar en la existencia. Tras la muerte encontraran un lugar junto a sus ancestros y desde la vida serán saludados por aquellos que aman. Fueron jóvenes un día, es cierto. Pero aún entonces conocían el sentido de la vida. Siempre fueron conscientes. Formaban parte de una cadena y aún jóvenes respetaron el lugar que ahora ocupan como ancianos. Vivimos la época de la inmediatez. Pero debemos entender la importancia de la existencia, pues todo lo que hacemos cambia el futuro.
No es que detrás de la vida no haya nada, es que no estamos dejando nada para que la vida pueda continuar.
¿Sabes Gaia?. La búsqueda del sentido de la palabra equilibrio nos ha llevado primero a la estática de las cosas terminadas, las pinceladas y los cuadros. Ahí hemos aprendido la importancia de la distancia y de la perspectiva.
Cuando hemos querido profundizar en la quietud, hemos comprendido que el mundo se mueve y hemos llegado hasta aquí, para entender que cada cosa tiene un lugar en el tiempo y hemos encontrado el sentido del equilibrio en la armonía y la música. Ha llegado el momento en que debemos afrontar la totalidad, para poder vivir y solventar la contradicción.