Tras el primer impacto de la crisis financiera de gestión privada, se pasa al escándalo del rescate con dinero público. Toca a todos pagar por la mala gestión de los especuladores privados. Pero una vez repuestos estos, comienza el saqueo de las empresas públicas RENTABLES mediante el eufemismo de la privatización. Con los impuestos de los ciudadanos los gobiernos neoliberales compran basura privada y malvenden tesoros públicos. ¿Resultado? El dinero se concentra en muy pocas manos y se dinamita el sistema productivo. Todo el poder económico en las peores manos.
Pero las desigualdades sociales no solo tienen una repercusión moral. Tras el crash del 2008, han aflorado los datos: varios economistas (David A. Moss, Robert Reich) han subrayado que los dos momentos de mayor desigualdad registrada en EEUU son 1928 y 2007, justo antes de los mayores batacazos económicos de la historia contemporánea. El paralelismo es máximo: en 1928, el 1% más rico sumaba el 23,9% de la riqueza estadounidense; en 2007, el 23,5%.
Hay algo que no nos dicen sobre las leyes del mercado. No se trata solo de oferta y demanda. La demanda no se mide solo por la necesidad o el deseo de algo, sino por la capacidad monetaria para poder pagarlo. Con el dinero concentrado en muy pocas manos el sistema productivo se orienta a proveer de bienes y servicios a los mas ricos. La gente ofrece su trabajo y demanda alimentación, vivienda, justicia, sanidad y educación, pero esas demandas no cuentan porque "ya no pueden permitírselo" y no poseen los medios de producción. Resultado: sanitarios, agricultores y maestros en paro, mientras la gente se queda sin educación, sin sanidad y sin comida. Pasamos de una economía que satisface necesidades, a una economía orientada a mantener privilegios. Así, se pone al propio Estado, legislación incluida, a los pies de multimillonarios en el proyecto de EuroVegas mientras que jornaleros que piden tierra para trabajar son tratados como criminales.
¿PODRÍA SER PEOR?
Pero todo tiene un límite, las desigualdades sociales también. Por ahora, los bancos de alimentos han permitido la contención del hambre en España, sin embargo en un futuro cercano, el estallido social será inevitable. Al hambre no se la engaña llamando austeridad a la exclusión social. Ni llamando valentía a la desfachatez en el ejercicio del saqueo de lo público.
LA DESTRUCCIÓN DE LA DEMANDA
En el primer gráfico que aparece a continuación, podemos observar la estrecha relación entre precios del petróleo y precios de los alimentos. En el segundo gráfico la relación entre precios de los alimentos y revueltas sociales. La energía no es una mercancía cualquiera, es la que genera trabajo en nuestra civilización. Los alimentos tampoco son una mercancía cualquiera, son los que nos mantienen vivos.
La destrucción de la demanda debida a la incapacidad física para que la producción de petróleo siga siendo creciente, implica la destrucción de los propios seres humanos. Matar de hambre.
Mientras la tormenta se acerca, nuestros gobernantes nos prometen que si somos sumisos y callados, su santidad "El Mercado" multiplicará los panes y los peces, o con un poco de suerte elegirá a otro cerdo para el sacrificio.
La realidad tiene motivos y razones... eso es evidente. La desfachatez también, por desgracia.
ResponderEliminarNo te vendas tan caro, Camino. Somos muchos quienes esperamos tus palabras, porque de análisis inmediatos y fáciles anda el mundo lleno, y de tópicos también. En cambio... Pues eso.
Lo cierto es que a veces me siento culpable por el simple hecho de seguir viva en medianamente buenas condidiones.
ResponderEliminarSi consideramos que Gaia es fecunda, ¿que narices hemos hecho los "gañanes" (gaianos)?
Bsss.
La austeridad que predican es para la inmensa mayoría mientras unos pocos se enriquecen a costa del sacrificio de todos.
ResponderEliminarTodavía sigo sin explicarme cómo no pega esto un petardazo, Camino.
Un abrazo y te digo como Ramon: te echo en falta. Tu lucidez siempre abre la mente.
@ Eastriver
ResponderEliminarLas razones de la sinrazón suelen ser la estrechez de miras y la voluntad deliberada de engañar. De ambas estamos siendo testigos.
Un saludo
@ emejota
ResponderEliminarGaia es fecunda pero tiene sus límites. Vivir en equilibrio con la Naturaleza implica no consumir mas de lo que Gaia puede producir, no contaminar mas de lo que Gaia puede limpiar o regenerar y comprender que las leyes de la Naturaleza están por encima de las leyes del ser humano y de sus dioses.
Un saludo
@ Isabel Martinez Barquero
ResponderEliminarEl ejercicio de los eufemismos está llegando a las mas altas cuotas de desvergüenza.
Una política de austeridad exigiría apostar por una economía que satisfaga derechos y necesidades básicas para todos. Garantizar alimentación, empleo, sanidad, educación, justicia, vivienda para todos y no montar garitos para multimillonarios a la espera de las migajas.
El petardazo llegará, pero cuanto mas tarde en producirse mas doloroso y trágico será. Si la indignación no lo consigue, lo hará la desesperación, y esa no atiende a razones.
Un saludo
Estoy totalmente de acuerdo con tu análisis. Estamos al borde del precipicio. Se necesita, con urgencia, modificar el sistema económico-social. Ni los gobiernos ni los mercados, por distintas razones, no van a hacer nada. Son los ciudadanos los únicos que deben hacerlo. No basta con lamentarse, hay que hacer algo, lo que sea, siempre que sea de forma pacífica. Los políticos están introduciendo miedo como forma de paralizar a la población; no hay dejarse narcotizar. La solución, aunque aún desconocida, está en nuestras manos.
ResponderEliminarUna de las cosas que, a mi juicio, se puede hacer es consumir lo estrictamente necesario y nunca en una gran superficie, en un supermercado, en una gran tienda. Siempre que sea posible utilizar las tiendas de barrio, consumir productos locales, a ser posible ecológicos o de comercio justo. Me duele que haya mucha gente que no se haya dado cuenta, que compre sofisticados productos tecnicos, en absoluto necesarios y en cuya fabricación se utilizan recursos escasos. Hay que tener en cuenta que el sistema gira alrededor del consumo. Me satisface mucho, sin embargo, como se está activando la solidaridad y la empatía, como hay organizaciones (p. ej. Ashoka o la economía del bien común) que silenciosamente están apoyando la creación de empresas sociales o en régimen de cooperativas. Es responsabilidad nuestra arreglar la situación, seremos culpables si no hacemos nada, por poco que sea.
Un saludo
@ Juliana Luisa
ResponderEliminarEl problema con los ciudadanos es que decidimos y pensamos en función de la información que tenemos y esa información está manipulada y sesgada.
A la gente se la pastorea, como siempre se ha hecho, alternando miedo y esperanza. Miedo a "ser como los griegos" y esperanza en salir de la crisis.
Se pueden hacer muchas cosas, pero lo cierto es que los medios de producción están bloqueados.
Aún así, intentaré elaborar algunas propuestas en siguientes entradas.
Un saludo
Creo que en tu último comentario está la clave: se pueden hacer muchas cosas pero no serán suficiente sin una mayoría social que, una vez concienciada, las elija mediante leyes vinculantes.
ResponderEliminarHay que recordar que la "solución final" nazi también habría parecido inimaginable una década antes si se la hubieran explicado a alguien incluso en la propia Alemania. Los seres humanos nunca estamos demasiado lejos del horror... Pero tampoco de las soluciones, espero.