miércoles, 5 de febrero de 2014

Mercado, democracia, desigualdad y exclusión social.

Democracia de mercado


Cuando en unas elecciones democráticas introducimos nuestro voto en una urna demandamos algo, que la persona o el partido al que votamos responda a nuestra confianza, que cumpla con lo prometido y que si las condiciones no lo permiten, al menos no insulte nuestra inteligencia con eufemismos y engaños, que no nos avergüence sacrificando ante nosotros chivos expiatorios en el altar de su propia ineptitud, cuando no en el de su corrupción.
Al introducir nuestro dinero en la urna del mercado también demandamos bienes y servicios al común de la sociedad. Pero ¿qué ocurre cuando los niveles de desigualdad social y económica se convierten en un abismo de miseria y exclusión?. Lo mismo que cuando en una tienda entra alguien cuya cartera eclipsa la de todos los concurrentes. La sociedad se concentra en la producción de artículos de lujo mientras sus niños se hunden en la malnutrición y el hambre. Las consecuencias en la economía son evidentes y fáciles de prever. Puesto que la manera de votar es consumir, todo el sistema productivo se orienta a proveer los productos que desean aquellos que mayor poder adquisitivo tienen, solo nuestro dinero determina lo que representamos para el sistema. El futuro guarda muchas incertidumbres, pero todos sabemos lo que ocurre en un organismo cuando algunas de sus células consiguen convencer al resto para que dejen de cumplir con sus funciones y se dediquen a alimentar la avaricia del nuevo tumor.

Y AHORA... IMAGINA.
Imagina una democracia donde se vota a cada minuto, nada de una vez cada cuatro años.
Imagina una democracia participativa, ágil y globalizada.
Imagina una democracia donde un euro, un dólar, un yen o cualquier otra moneda es un voto.
Y ahora no imagines, contempla los hechos. Y los hechos son que los votos (el dinero) se concentran cada vez en menos manos. Que esta democracia no se basa en la solidaridad sino en el egoísmo, que no pretende el bien común sino el máximo beneficio privado. Que no premia a quien mas aporta sino a quien mas consigue sustraer para sí mismo.
Imagina una democracia de mercado, sin regulaciones, sin límites morales, donde se puede matar de hambre, donde está permitido el genocidio, donde solo vota quien puede permitírselo. Defendida por ejércitos mercenarios y por psicópatas financieros.
Imagina una religión en la que solo el dinero salva, en una democracia tan eficiente que no necesita capitán ni jefe. Ni siquiera al Dios que ya expulsara a los mercaderes de su templo. Imagina que surgen nuevos jesucristos predicando hermandad y diciendo que es mas fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de los cielos. Y los ricos contratan a todos los judas y a todos los pilatos y pagan todas las crucifixiones. Porque ellos pueden permitírselo.
Imagina que eres un rico bueno al que indigna el hambre y decides invertir en producción de alimentos. Pero los pobres no pueden pagarlos y el dios mercado te castiga con la ruina. Debiste invertir en biocombustibles para los que puedan pagarlos. ¿Acaso pensabas que la causa del hambre en el mundo era la escasez de alimentos?
Imagina que ya no hay información, ni política, ni democracia, solo marketing. Anuncios con forma de noticia, noticias que son anuncios disfrazados. Y solo ves televisión y consumes propaganda, pero la realidad no se extingue.
Imagina una sociedad que agoniza en el intento de alimentar el tumor que la consume. Dividida entre los que todo tienen y los que nada tienen que perder. Una sociedad donde la realidad son las promesas incumplidas y son noticia las promesas por incumplir.
Imagina que ahora te levantas. Que apagas el televisor y con otros acuñas, una moneda que se llame dignidad.

11 comentarios:

  1. Esa es la moneda de los dignos y de estos, ahhh cuanta pena, no nacen tantos porque lo que prima bien impreso en nuestra genética, hasta la fecha, es la fuerza de la supervivencia y como no llevemos ese peculiar enlace en la nuestra, lo llevamos claro, al menos puede que hasta que uno se tope de frente con la vejez, quizás en ese momento se active algún chip de la dignidad, si la tuvieren recesiva, en algunos. Mi ex siempre me criticaba diciendo que tenía más dignidad que don Rodrigo en la horca, bueno, no se, seguramente sería orgullo o amor propio.
    No sabes el dolor que llevo sintiendo últimamente al comprobar que eso de la dignidad se interpreta de las formas más diversas con tal de acoplarlo a los propios intereses. Estos días me vengo acogiendo bajo el manto de Don Pio Baroja.
    Una magnífica propuesta. Besos.

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    1. Querida emejota, las palabras son solo eso, palabras. No son inmunes a la manipulación y a la corrupción de quienes vampirizan y pretenden privatizar hasta el lenguaje. Por eso siempre serán necesarias la poseía y la literatura, para que mediante el ardid de fingir el fingimiento sea posible la regeneración de la belleza, como crece la flor a partir del estiércol. Cuando el marketing destruya la palabra dignidad, cuando consigan "rentabilizar o monetizar" la semántica que tanta buena gente ha conseguido otorgarle, buscaremos otra palabra diferente.
      En cuanto a la supervivencia, lo que está claro es que el ser humano es un ser tremendamente indefenso si no vive en sociedad. Pero la entropía siempre está ahí, y con ella la tendencia a la descomposición social. Todo sistema social soporta un cierto grado de corrupción, sobrepasado el cual se disgrega o colapsa.
      Cuanto mas escasos sean los recursos, menor será el grado de corrupción que podamos permitirnos .
      Un saludo

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  2. Yo hace ya un par de años que perdí la esperanza en las grandes estructuras (democracia representativa, Estado, mercado, ciudad, mass media, etc.). Creo que hay muchas cosas que cambiar y que hacer, pero no en esa dirección. El ecoanarquismo y el anarcoprimitivismo son, a mi juicio, las posiciones políticas más realistas que he encontrado hasta el momento (por basarse en mejores evidencias y razones).

    Un saludo. Buen post ;)

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    1. Me alegro de volver a tener noticias tuyas, Hugo. El medio social natural del ser humano son sociedades de no mas de 150 individuos. En un futuro donde la energía será escasa, la movilidad y el comercio se verán bastante limitadas, lo que obliga a comunidades mas pequeñas y autosuficientes. El anarcoprimitivismo y el ecoanarquismo son dos buenas opciones, pero han de enfrentarse a una educación que no acompaña. Al final llegaremos a ellas si queremos sobrevivir, pero sería muy interesante conservar lo mejor de esta globalización, la comunicación y el conocimiento. Esto es la evolución, lo peor no es cometer errores sino no aprender de ellos.
      Un saludo

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    2. Y yo me alegro de que te alegres, je, je... Y además he vuelto a postaer con más frecuencia. Quizá te interese alguno de mis últimos posts ;)

      En cuanto a tu respuesta, completamente de acuerdo (también en lo del número de Dunbar). Un saludo.

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  3. La democracia se pervierte cuando son los mercados los que imponen sus normas. Yo no me siento "soberano" de ninguna manera en un mundo -ya no digo España- donde son los dirigentes del FMI, del BCE y de las Agencias de Calificación los que imponen sus criterios y nos dicen lo que es políticamente correcto y lo que no. Personalmente este sistema no me convence nada.
    Un saludo.

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    1. Hola Cayetano, en mi opinión, es la desregulación salvaje del mercado lo que ha llevado a las tremendas desigualdades que se están acelerando. En una sociedad siempre habrá intercambio de bienes y servicios. Es la concentración de poder y la ausencia de responsabilidad, lo que provoca una situación que nos lleva al colapso del sistema.
      Un saludo

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  4. La democracia hoy por hoy no es el gobierno del pueblo, como no lo fue en la antigua Grecia, de donde deviene el término en cuestión.
    No hay países democráticos en el Planeta en tanto en cuanto los políticos no cumplen su programa electoral, hacen pactos para obtener mayorías absolutas (este término siempre me ha recordado al absolutismo político, fíjate) y sobre todo, la política está supeditada al dinero.
    Sócrates dijo que la política debe ir unida a la moral para lograr un buen gobierno y los Ilustrados también corroboraron esa idea: un buen gobierno se mide por la felicidad de los gobernados, eso lo dijo Montesquieu, si no me falla la memoria. Esas preciosas ideas y palabras se han quedado para los libros de texto, pues la realidad es todo lo contrario.

    Saludos

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    1. A las utopías solo podemos acercarnos, ten en cuenta que en la antigua Grecia los esclavos no podían votar. Podemos tener mas o menos democracia y por ahora nos estamos alejando cada vez mas, apenas nos queda el marketing de la democracia.
      La política no solo está supeditada al dinero sino también a los recursos de los que depende la actividad social y la supervivencia misma del ser humano. Somos animales sociales y dependemos hasta las cuestiones mas nimias de nuestra organización social. El barco se hunde pero la solución no pasa por descartar y excluir de forma continuada e inexorable a una parte de nosotros. Lo peor es que cuando la corrupción sobrepasa el umbral de lo que una sociedad "puede permitirse" está asistiendo a los síntomas de su descomposición.
      Un saludo

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  5. La democracia se ha pervertido de tal forma que consiste en dar un cheque en blanco a unos vende mantas cualesquiera. Charlatanes al servicio de las grandes corporaciones financieras y comerciales.
    Saludos.

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  6. La perversión de la democracia sucede cuando determinados grupos de poder manipulan los entresijos del Estado y de la cosa pública para imponer una posición de privilegio. La sociedad deja de trabajar por el bien común y pasa a alimentar a las corporaciones financieras y comerciales.
    Un saludo

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